martes, 30 de noviembre de 2010

Disfrutar no sólo del Barcelona

Joshep Guardiola ha forjado un equipo que, definitivamente, quedará en la historia. Este Barcelona nacido desde las entrañas de la Masía combiana eficacia y virtuosismo a la perfección. Es un conjunto de una identidad colectiva fabulosa, con enorme despliegue, continua rotación, presión permanente, voraz vocación ofensiva y una tremenda circulación de pelota sin caer en la ociosidad de la tenencia inocua. A partir de la capacidad técnica individual de cada uno de sus componentes, el Barça socializa la pelota: no es patrimonio exclusivo de ninguno de sus futbolistas, es propiedad de todos por igual. Por cierto que en Xavi, Iniesta y Messi -el mejor del mundo- tiene el eje de ese preciso engranaje. Los tres aparecen continuamente en distintos sectores del campo para quitarle las referencias al adversario y se combinan con precisión y velocidad de modo tal de perforar los cerrojos que pretenden detenerlos.

En el derby ante Real Madrid, el conjunto culé tuvo un desempeño perfecto y brindó una exhibición que será recordada por mucho tiempo. El choque se presentaba como un duelo de estilos, el que vendrían a encarnar Guardiola y José Mourinho. La pretensión de confrontar el talento contra el músculo. Era el partido ideal para los fundamentalistas. Fue un aleccionador 5-0 de los catalanes, con un fútbol integral para reducir a su rival -uno de los más grandes del mundo- a un mero partener de ocasión. Entonces, el merecido elogio al excelso juego blaugrana se trasladó luego, en muchos casos, a denostar al técnico merengue. Lo mismo, en sentido contrario, había ocurrido en el primer semestre del año cuando el Inter que conducía portugués eliminó al Barcelona en una de las semifinales de la Champions League. La irracionalidad de uno y otro lado.

Son los exégetas los que en su fanatismo desvirtúan las reales características de un equipo. Así, del Barcelona omitirán la presión, el verticalismo, la sólida estructura colectiva y su férrea defensa. Del otro lado, relegarán en el discurso el cuidado de la pelota, la libertad otorgada a los jugadores más hábiles y las concesiones en defensa.

Mourinho es uno de los mejores entrenadores del mundo pese al tremendo revés que le dio el Barcelona (nunca había perdido por más de tres goles de diferencia), así como los de la Ciudad Condal estaban ya instalados en la antología futbolística pese al modo en que lo eliminó el Inter.

Disfrutar del Barcelona no tiene porqué excluir el elogio a otras propuestas destacables. El fútbol es complejo, tiene muchas aristas. Un gusto determinado no debe ser inhibidor de otro. No se trata de enfrentar a Guardiola y Mourinho -o lo que representan, si se prefiere no ponerlo en nombres propios- sino de superponer, de resaltar lo mejor de cada estilo.
(Foto: News.cn)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 9 de noviembre de 2010

Cuando el negocio le gana al fútbol

A manos de un grupo de empresarios alimentados por su insaciable codicia, el fútbol chileno dilapidó el mejor proceso de su historia. Con Marcelo Bielsa a la cabeza, la Roja tuvo un enorme crecimiento futbolístico; dejó de lado su rol de reparto y se hizo protagonista. Creció, fundamentalmente, en la consideración del fútbol sudamericano. En la Eliminatoria rumbo al Mundial 2010 quedó en la segunda colocación, detrás de Brasil y delante de selecciones con pesados pergaminos y mucho mayor potencial presente, como Argentina y Uruguay. Más tarde, en Sudáfrica, tuvo una destacable actuación al perder sólo ante el campeón, España, y el mejor de siempre, Brasil.

El rosarino y con él el gran proyecto de crecimiento del fútbol chileno fueron, en buena medida, víctimas de un golpe de mercado. Los intereses de los clubes más poderosos, sociedades anónimas con su lógica comercial, optaron por defender sus intereses al precio de frenar el mejor proceso futbolístico que hayan conocido.

Cuando faltaban apenas un par de semanas para la renovación de autoridades en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), ente rector del fútbol trasandino, el panorama sólo exponía la continuidad de Harold Mayne-Nicholls. Sin embargo, por lo bajo se urdía un plan que emergió repentinamente con la postulación del Jorge Segovia, dueño de Unión Española, apoyado por la gran mayoría de los clubes de Primera División, con capacidad de voto doble.

Conocida públicamente la competencia, Bielsa llamó sorpresivamente a una conferencia de prensa en la cual anunció que bajo ningún concepto trabajaría con Segovia, dado lo que representa. Pese a esto, a lo que implicaba perder al mejor seleccionador posible, los dirigentes de los clubes fueron tras el empresario español.

Mayne-Nicholls llevaba adelante un proyecto que implicaba un desarrollo integral del fútbol, con la selección como principal bien, por delante de los clubes y sus accionistas. Este hombre, periodista de profesión, había determinado un reparto equitativo de los derechos televisivos, por lo cual varios clubes habían demandado a la ANFP.

El entrenador que dejó su huella en Newell`s, Atlas y América, ambos de México, Vélez, Espanyol, de Barcelona, y la selección argentina había destacado públicamente en más de una ocasión a la ex presidenta Michelle Bachelet. Todo lo contrario ocurrió con su sucesor, Sebastián Piñera, de la pinochetista derecha chilena, a quien le ofreció un frío saludo cuando el equipo nacional fue recibido en el Palacio de la Moneda tras su participación mundialista. Ese hecho, amplificado por la prensa hasta el hartazgo, hizo que creciese esa piedra en el zapato para Piñera, hombre muy vinculado a los negocios del fútbol. Porque Bielsa siempre fue un enemigo ideológico para Piñera.

Pese a ser hincha de la Universidad Católica, el presidente de Chile es el principal accionista de Blanco y Negro, la empresa que gerencia al Colo Colo. Aunque había prometido en su campaña electoral que liquidaría sus acciones si era elegido al frente del Ejecutivo del país, aún las conserva. Piñera fue uno de los que estuvo en contra de acortar la brecha entre los clubes más poderosos y los otros a partir de los ingresos de televisación, ya que El Cacique fue uno de los clubes que demandó a la asociación.

Un grupo de empresarios, con la voracidad que los caracteriza, dio la espalda a los hinchas chilenos y al mejor proceso que haya tenido su fútbol jamás. No le importó eso ni cargarse a un técnico de culto, un absoluto lujo para un fútbol tan menor en el contexto mundial. Chile cayó derrotado en su partido más importante.
(Foto: kancha.cl)
Patricio Insua

martes, 2 de noviembre de 2010

Una decisión sin sustento

Es difícil dar con el hilo conductor que llevó a que Sergio Batista sea el técnico de la Selección. Desconcierta ver en un lugar de absoluto privilegio a un entrenador que en nada se destaca de la media y está lejos de los mejores. Diego Maradona tenía brevísimos antecedentes como DT, pero su designación se sostuvo en el gigantesco pasado como futbolista vestido de celeste y blanco. Por caso, Franz Beckenbauer, en Alemania; Marco Van Basten, en Holanda, y Dunga, en Brasil, habían debutado como técnicos en selecciones. En el caso del ex gran volante central surgido de Argentinos Juniors, no se encuentran ni en su talla como futbolista internacional ni en su pasado como conductor argumentos para la designación. Es muy fácil enumerar a varios técnicos con muchos más méritos que Batista para semejante lugar.

Luis Segura, presidente de Argentinos Juniors; Juan Carlos Crespi, vice de Boca; Germán Lerche, presidente de Colón; Diego Turnes, vice de River; Julio Ricardo Grondona, presidente de Arsenal, y Mario Contreras, presidente de Godoy Cruz, fueron los dirigentes que se prestaron a la parodia de un supuesto cónclave para determinar al elegido y proponerlo a sus pares de Comité Ejecutivo. De la reunión, realizada en el predio de la AFA en Ezeiza, también participaron Carlos Bilardo y Humberto Grondona, director y subdirector de Selecciones Nacionales, respectivamente. El mecanismo real fue el verticalismo que impera desde hace décadas en la sede de la calle Viamonte: la decisión fue, como siempre, de Julio Humberto Grondona.

No hubo entrevistas con distintos postulantes y, por lo tanto, mucho menos se realizó la tarea de cotejar distintos proyectos para ver cuál era el más sustentable y adecuado. Nunca se siguió ese proceso en la AFA, pero en este caso la exposición es aún mayor porque se nombró a alguien sin los pergaminos necesarios.

“Nos reunimos con la Comisión y hubo unanimidad: Batista debía ser en entrenador. Tiene experiencia, fue jugador nacional y ha dirigido”, fue el básico sostén de Bilardo; quien, a su vez, reconoció que jamás habló con otro técnico. Es penoso ver su rol actual con todo lo que le dio a la Selección en sus años de entrenador. Previamente, Grondona había sostenido que “(Batista) es lo que se merece por su trayectoria en el fútbol argentino”, en lo que fue también un argumento amplísimo en el universo que puede abarcar.

A favor de Batista vale decir que en los últimos 20 años han pasado por la Selección técnicos de las más diversas características y solamente fueron destacados los períodos entre-Mundiales de Alfio Basile (1990-1994) y Marcelo Bielsa (1998-2002). Ojalá logre llevar adelante un trabajo con el que aproveche al máximo el gran potencial latente, porque su éxito será el de la Selección. El primer desafío será volver a conseguir un título después de 18 años, cuando el año próximo se dispute aquí la Copa América. Aunque Batista dejó muchos espacios en blanco a la hora de llenar el formulario para ser el conductor nacional, la responsabilidad recayó sobre sus espaldas.
(Foto: Telam)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 26 de octubre de 2010

Imbecilidad y falsa jactancia

Arsenio Erico es el máximo goleador de la historia del fútbol argentino: anotó 293 tantos, todos con la camiseta de Independiente. Seguramente sea la máxima gloria roja junto con Ricardo Enrique Bochini. Llegó a Avellaneda en 1934, luego de haber multiplicado sus festejos en Nacional, de Paraguay. Es que, 19 años antes, había nacido en Asunción. Por imbecilidad algunos, por pura ignorancia otros, el pasado fin de semana muchos hinchas intentaron insultar a los de Boca refiriéndose peyorativamente a ellos como paraguayos y bolivianos, como si quienes allí nacen, se desarrollan y viven fueran seres humanos de segundo orden. Fue un acto de xenofobia. Y no lo es menos entender que ser oriundo de un país limítrofe es un insulto.

Así se inició el clásico entre Independiente y Boca, que tuvo un primer tiempo entretenido y un complemento chato. Finalizado el encuentro se produjeron incidentes a la salida de la parcialidad visitante. La violencia en el fútbol remite al gobierno de los barras, la connivencia dirigencial, el amparo político y la oscuridad policial. A ese coctel se agregó un condimento particular: la estructura y las condiciones del estadio Libertadores de América. Pese a que el presidente del Rojo, Julio Comprada, se refiere a la inconclusa obra como el mejor escenario deportivo de Sudamérica, la realidad es que, como está, es uno de los peores de Primera División.

La popular visitante tiene una capacidad para 4.000 espectadores, pero solamente una boca de entrada y salida, por medio de una escalera que no supera los cinco metros de ancho. Allí se produjo el enfrentamiento entre barras xeneixes y la Policía. Con una única vía de desagote, si algún día el pánico generalizado se hace presente en ese sector habrá una tragedia.

La cancha está inconclusa desde hace cuatro años, pese a que Comprada asegura que no cesan los trabajos. La inauguró mucho antes de que pudiese utilizarse, con una finalidad política preelectoral, y tiempo más tarde las autoridades correspondientes la habilitaron cuando continuaba sin estar en condiciones. La venta de Sergio Agüero al Atlético Madrid, en casi 30 millones de dólares, iba a cubrir todos los gastos. No alcanzó. Ni siquiera fueron suficientes los alrededor de 50 millones de dólares que se recaudaron al agregar al traspaso del Kun los de Germán Denis y Oscar Ustari.

El Libertadores de América es una obra que no ha finalizado. Esto implica, entre otras cosas, encontrar con facilidad restos de material. Sólo faltaba un imbécil que se decidiese a arrojar un pedazo de hormigón, y eso fue lo que sucedió en el cotejo contra Defensor Sporting, por la Copa Sudamericana, para que el arquero uruguayo Martín Silva terminase con la cabeza abierta.

Independiente cuanta con abonados que pagaron un alto precio para reservarse su ubicación en una platea durante todo el año. Pese al suculento desembolso, si llueve se mojan. En el mejor estadio de Sudamérica. Acudir al escenario de Cordero y Alsina en una jornada lluviosa ayuda a ver las deficiencias estructurales.

La gran mayoría de los hinchas de Independiente sigue la línea de su presidente y se golpea el pecho con el falaz postulado de habitar un escenario sin igual. Seguramente varios de ellos saben, interiormente, que se ha tratado de una estafa en varios sentidos. El estadio Libertadores de América es aún una promesa alejada de su concreción.
(Foto. Canchallena.com)

Patricio Insua
pinsua@gmail.com

martes, 5 de octubre de 2010

El cruce entre Falcioni y Cappa

Consumado el 2 a 2 entre Banfield y River, Ángel Cappa sintetizó el juego de su rival en un equipo que busca faltas para ejecutarlas con la precisión de un gran lanzador como Walter Erviti y que “tira centros hasta con el arquero”, para luego agregar que en el segundo tiempo no pasó la mitad de la cancha. El entrenador millonario dirige hace más de 20 años y su discurso siempre fue el mismo, con lo cual es sencillo darse cuenta que cuando mencionó esos recursos lo hizo con desdén, despreciándolos y minimizándolos. Pese a que los dos goles que convirtió su equipo en el estadio Florencio Sola llegaron con pelotas aéreas.

Con una retórica siempre muy rica y prolija, Cappa se transforma en uno de los personajes más agresivos del fútbol argentino a partir de la descalificación sistemática a sus rivales cuando estos ejecutan ideas que no son las suyas. Menciona en reiteradas oportunidades que “River juega al fútbol”. Parece una verdad de Perogrullo: eso es lo que hacen cada uno los clubes que participan de todos los campeonatos del país. Ocurre que lo dice porque acuña el anacrónico concepto de “anti-fútbol”; si señala que sus dirigidos juegan al fútbol es porque otros elencos no lo hacen y así pretende quitarles entidad.

Falcioni acusó el golpe y salió a responder. En su réplica cometió un error al señalar que mientras que él con su receta había salido campeón, Cappa no lo logró. La división entre ganadores y perdedores nunca es una argumentación válida en un intercambio de posturas. Ganar no hace a alguien valioso y perder no vuele al otro descartable. El propio Falcioni era ya un técnico destacado antes de lograr el título en el Apertura 2009. De todos modos tuvo el tino de no menospreciar el juego de River, aunque sí ironizó que Cappa entre tanta lectura no había visto los videos de Banfield y por eso Víctor López marcó el segundo gol de cabeza desde una posición que ocupa habitualmente. “Estoy podrido de la gente que falta el respeto y menosprecia el trabajo”, concluyó.

Falcioni y Cappa encarnan filosofías futbolísticas diferentes. Parten de premisas distintas para llegar al mismo fin, la victoria. A unos les gustará más una propuesta y algunos preferirán la otra. Lo que no puede tener lugar es la descalificación al adversario, el desprecio por lo que es ajeno y un discurso que, por más puntilloso que sea en su elaboración, se vuelve tan agresivo como los peores insultos.
(Fotos: Canchallena.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 21 de septiembre de 2010

Para Ángel Cappa la preparación física es una falacia

Alguna vez, el propio protagonista se encargó de contar, a modo de anécdota, que en el primer día de una pretemporada, luego de hacer un trabajo con pesas les dijo a los jugadores que se despidieran de esos elementos ya que no volverían a verlos en el resto de la preparación previa a la competencia. Ángel Cappa descree de la utilidad de una labor física intensa en los períodos de receso y se apoya en el buen resultado que esa fórmula le dio en Huracán durante un torneo el cual el equipo de Parque Patricios tuvo una gran actuación y arañó el título.


Consultado en una entrevista televisiva sobre la diferencia de potencia y resistencia observada en el encuentro que River perdió ante Newell´s en favor del conjunto rosarino, el técnico respondió ofuscado que es imposible establecer ese parámetro, que se trata de “una discusión que terminó en los años `60 y atrasa 40 años”. Además, aseguró que “Barcelona está igual de preparado que Villa Dálmine”, ya que “los jugadores están en igualdad de condiciones”, para concluir, terminante, que “la preparación física no existe".


Cappa, en una prédica llamativa, desestimó la cuestión física, un aspecto central y decisivo del fútbol. En todos los deportes el entrenamiento del cuerpo es una condición per se y se presenta como una obviedad que quien más lo desarrolle contará con una ventaja a la hora de exponer la destreza que implique la disciplina en cuestión. Trabajar en el ámbito deportivo y hacer la temeraria afirmación que “la preparación física no existe” expone una ignorancia conceptual muy poco habitual. Tan raro resulta que hasta se hace difícil considerar que el conductor millonario crea realmente eso.


Con el tono amable que lo caracteriza y un lenguaje pulido, Cappa insiste con la descalificación sistemática. Enumeró una serie de características habituales de los equipos, como presión, marca, entrega, relevos y pases largos a los centrodelanteros para luego asegurar, en clara contraposición, que “River juega”. Así, le quinta entidad a otras estrategias y las enrola en una ficticia categoría de no-juego. Despreciar las formas y estilos que no se alinean con sus preferencias es una conducta repetida en el entrenador riverplatense. Postularse como portador de una esencia pura y única, también.


La preparación física, llevada adelante en muchos casos por profesionales muy preparados, especializados y constantemente actualizados a partir de los avances de la ciencia y la medicina en la materia, es una condición sine qua non para la alta competencia. Esencial. Desestimar su importancia es impropio de alguien que está en un lugar de tanto privilegio como el que ocupa Ángel Cappa.
(Foto: Riverplate.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 7 de septiembre de 2010

Argentina goléo a España y Batista fue el gran ganador

Si Sergio Batista, tal como lo había dicho Julio Humberto Grondona, presidente y voz única de la AFA, estaba cerca de ser ratificado en la conducción del seleccionado argentino, la goleada 4-1 ante España, campeón del mundo, seguramente sentenció el asunto. Lo mejor de la continuidad de Checho es que no se habrá desperdiciado un semestre de trabajo. Porque establecer un limbo transitorio, propio de otra época de la organización del fútbol nacional, fue una pésima idea pergeñada en Viamonte 1366.

Pese a que ni en sus antecedentes como entrenador ni en su carrera como futbolista completaba el formulario para ocupar tamaño cargo, Batista se encontró de pronto en ese lugar y, como era lógico, se abocó a ganarse la permanencia. Anunciado como interino, no le posibilitaron vislumbrar el futuro y lo obligaron a ser puro presente. En esa circunstancia fue buscó poner en cada partido, primero ante Irlanda y luego frente a España, el mejor equipo posible. No había mañana sin la furia del hoy.

Ante un elenco que contó con la mayoría de los jugadores que se consagraron en Sudáfrica 2010, Argentina hizo un muy buen primer tiempo. El trinomio de volantes centrales fue un gran acierto del entrenador. Ever Banega, Javier Mascherano y Esteban Cambiasso se complementaron en gran forma. Probada la jerarquía del capitán y la del cerebro del Inter, la inclusión del hombre del Valencia fue una positiva decisión.

Batista había dicho en la previa del encuentro ante los de Vicente Del Bosque que no quiere un equipo rápido. No parece una buena premisa ante un fútbol donde la dinámica y la velocidad son una condición insoslayable. Plantear la rapidez como un aspecto negativo de un equipo es un error; se trata de un elemento necesario, que no tiene porqué ir en detrimento de otros.

Entonces, durante varios pasajes del encuentro, sobre todo en la mayor parte del complemento, el conjunto nacional se mostró laxo y con falta de verticalidad. Vale el cuidado de la pelota con rotación y lateralización, pero en fútbol el protagonismo implica asumir riesgos. El conservadurismo en la posesión del balón es una receta insípida.

Pero ahí está Lionel Messi, sin lugar a dudas el mejor jugador del planeta. Cada vez que la pelota llega a sus pies hay que contener la respiración porque algo va a suceder. Indescifrable para los adversarios -hasta para los que más lo conocen, como sucedió en el Monumental- cuando encara hacia arco rival una descarga eléctrica parece recorrer todo el escenario para maravillar a compañeros, rivales, espectadores y hasta a los que lo siguen a la distancia por televisión.

Los jugadores, nada menos que con el crack rosarino en la primera voz, se han manifestado por la continuidad de Batista. Hay que ver hasta qué punto es bueno que la corporación de los futbolistas que integran la Selección pida por un técnico. Los cierto es que el apoyo de sus dirigidos, el visto bueno de Grondona y los triunfos en los dos partidos que le encomendaron parecen haber dejado todo definido para que prontamente el campeón del mundo en México 86 sea oficializado al frente del equipo.

La Selección necesita una revolución. La AFA debe abocarse a prestar las mejores condiciones para el trabajo del equipo y no a negocios personales. Los técnicos tienen que imponerse sobre los jugadores por autoridad y convencimiento y trabajar sin concesiones. Los futbolistas, en tanto, den dejar de lado los enconos personales, los reclamos y el estrellato para recuperar el espíritu amateur del que alguna vez habló Marcelo Bielsa y que está presente en los seleccionados nacionales de otras disciplinas. Se impone un cambio integral, de lo contrario será muy difícil salir del letargo.
(Foto: Canchallena.com - AFP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 31 de agosto de 2010

El momento “determinante” de los entrenadores

La anemia colectiva y la falta de sustento individual mostrado por Boca en la derrota ante All Boys había llevado a Claudio Borghi a sentenciar tras el encuentro que el siguiente, frente a Vélez, sería determinante. No puntualizó lo que quería significar con ese término y en su siguiente conferencia de prensa aseguró que nunca había pensado en renunciar. La victoria en la Bombonera ante el conjunto de Liniers archivó el asunto.

Acorralado por un pobre inicio en el Apertura, en el que está último con un punto en cuatro partidos, Daniel Garnero, entrenador de Independiente, eligió la misma palabra que su colega xeneixe: “Puede ser que no seguir en la Sudamericana sea determinante”. En el partido de ida, el Rojo le ganó en Avellaneda a Argentinos Juniors 1 a 0 y la continuidad en el plano internacional es, según quedó planteado, la llave para que Garnero se mantenga en el cargo.

Al parecer, “determinante” pasará a ser la palabra de cabecera para los entrenadores que, asfixiados por la falta de resultados positivos, aturdidos por la reprobación de los hinchas, aislados por la falta de proyección dirigencial y señalados por la histeria mediática, se sientan tambalear en el borde del abismo.

En el fútbol argentino es una rareza encontrar un proyecto que sobreviva a un mal comienzo. El límite es cada vez más próximo, máxime cuando se trata de alguno de los equipos más populares. Optar por un cambio de conducción se trasformó no en una opción posible en la búsqueda de una solución sino en la única alternativa.

El partido determinante para los entrenadores aparece cada vez más cercano en el horizonte. Principales responsables de lo que sus equipos puedan producir dentro de la cancha, nunca son los únicos. Los recursos que proporciona la dirigencia, el compromiso de los jugadores y la talla del oponente configuran un contexto que debe ser tenido en cuenta.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 17 de agosto de 2010

La serena resistencia de Borghi

El tono ameno, la sonrisa fácil, las explicaciones sustentadas y el humor sin ironía son las principales marcas de los diálogos de Claudio Borghi con la prensa. Sus formas se contraponen con la locura de urgencia que impera en el fútbol argentino. No lo contamina la histeria generalizada. En una caja de resonancia como casi ninguna otra, el Bichi mantiene su tranquila prédica de hablar del juego con pausada reflexión, aunque sabe perfectamente la premura que lo rodea. “Boca siempre es noticia, hasta cuando yo bostezo", figuró en su última conferencia.

En apenas dos fechas, tras un empate y una derrota, el entrenador xeneixe ya sintió cómo el aleteo de una mariposa puede generar un sismo en la Ribera. Desde el momento mismo de su desembarco, incluso antes de que dirigiese la primera práctica, desde distintos puntos del mentado mundo Boca se miró con recelo su sistema táctico con una línea de tres hombre en el fondo. "Esto es fútbol, ganar es muy importante, a veces más importante que jugar bien. Me gusta ganar como a mucha gente. No hemos podido hacerlo y no es un drama tan grande“, contempló.

Cosechado un punto de seis posibles, los cuestionamientos apuntaran al esquema con tres defensores. En un programa televisivo, Carlos Aimar, técnico que se formó de la mano del gran Carlos Timoteo Griugol, se ocupó por explicar desde el análisis de las imágenes de los encuentros de Boca que hasta aquí el funcionamiento táctico del equipo ha sido muy prolijo y de muy buena sincronización entre los mediocampistas y la última línea. Así fue como dio cuenta que de los tres goles que recibió Boca, uno fue por una mala decisión individual de Matías Giménez (ante Godoy Cruz), luego de cubrir perfectamente el sector que le correspondía, y otro por un accidente de Clemente Rodríguez (ante Racing), quien tropezó con la pelota cuando ya habían cerrado todos los caminos posibles a su rival. El restante fue desde un tiro libre en el cual el autor de la conquista (Claudio Yacob, de Racing) se encontraba en clara posición adelantada.

Claudio Borghi no cede ante los aguijoneos, ni se sube a la montaña rusa que busca constantemente el conflicto. Sus formas seguirán siendo las que tuvo en el momento de alejarse vencido de Independiente o de ser campeón con Argetinos Juniors. Siempre es buena esa serena resistencia.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 10 de agosto de 2010

Un interinato que atrasa 40 años

La determinación de la AFA tras una nueva decepción mundialista y la desprolijidad con la cual corrió a Diego Armando Maradona fue acotar el próximo ciclo de cuatro años a tres y medio. Se comió un semestre de trabajo en el camino a Brasil 2014. En una medida propia de un fútbol criollo registrado en blanco y negro, Julio Humberto Grondona optó por un interinato hasta fin de año a cargo de Sergio Batista, quien estaba a cargo del Sub-20.

Ni continuidad del proceso anterior ni establecimiento de uno nuevo, la Selección flota en un limbo. Se tratará de un tiempo dilapidado y un período aciago, porque difícilmente aporte soluciones y muy probablemente agregue desconcierto. Cierto es que no hay un técnico que se imponga por sobre los demás, cuyo nombre surja como el natural para hacerse cargo del equipo. Carlos Bianchi encontraría el consenso más amplio, pero no está claro si el Virrey quiere volver a dirigir y, en tal caso, si esta vez sí aceptaría la propuesta de la AFA. Lo concreto es que sin un candidato puesto por su propio peso lo mejor hubiese sido definirse por uno de los varios con idoneidad para el cargo y que comenzase a trabar inmediatamente.

La implementación de un proyecto integral tiene que partir necesariamente de la entidad que rige el fútbol nacional. Pero en tanto la dirigencia siga poniendo en los encuentros preparatorios el negocio por delante de lo deportivo, mientras le permita a los clubes retacear jugadores si continúa con inoperancia de no poder conseguir vuelos para acudir al evento deportivo más importante, no habrá entrenador que pueda darse a la ardua tarea que es necesaria para sacar al equipo albiceleste de un letargo demasiado extenso.

En 1974, la AFA contrató a César Luis Menotti para refundar el seleccionado y dar inicio a una real organización. Condujo al equipo 8 años y fue reemplazado por Carlos Salvador Bilardo, quien estuvo al frente del conjunto nacional por el mismo lapso. En 16 años Argentina tuvo apenas dos técnicos y ambos fueron campeones del mundo. El último entrenador, en cambio, apenas acumuló 20 meses en el cargo y lo que sigue es un interinato de medio año. Este presente implica un retroceso de 40 años, cuando la Selección era una anarquía organizativa que la hacía más un problema que un emblema del fútbol nacional.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 3 de agosto de 2010

Campeones desarmados

Por primera vez desde que se establecieron las temporadas compuestas por un torneo Apertura y otro Clausura los campeones fueron dos conjuntos inesperados: Banfield, que consiguió el primer título de su historia, y Argentinos Juniors, que volvió a dar la vuelta olímpica después de 25 años. Sin embargo, el costo de gloria fue el desusase.

En un mercado de pases atípicamente extenso debido al receso mundialista, Luis Segura y Carlos Portell, presidentes de Argentinos y Banfield, respectivamente, estuvieron ausentes en ese período clave, cuando más debían estar abocados a sus clubes. Ambos se encontraban en Sudáfrica como parte del tour de la AFA que llevó a más de un centenar de dirigentes a la Copa del Mundo. En el caso del titular del Bicho, su presencia encontraba, al menos, el resguardo de su cargo de secretario de Selecciones Nacionales, un rol ficticio en la realidad. Por su parte, el mandamás del Taladro anexó a su excursión sudafricana posteriores vacaciones en el Caribe. En la era las telecomunicaciones, la presencia física sigue siendo en muchos momentos indispensable e insustituible.

Mientras que el Taladro perdió con Cristian Lucchetti, Jonatan Maidana, Roberto Battión, James Rodríguez y Sebastián Fernández a cinco titulares; los de la Paternal también sufrieron una sangría importante, desde el entrenador, Claudio Borghi, hasta su capitán, Matías Caruzzo; pasando por el ataque completo, con las partidas de Ismael Sosa, Facundo Coria, Nicolás Pavlovich y el retiro de José Luis Calderón.

Las autoridades albiverdes aseguran que el estado de las cuentas de la institución es óptimo, posición que se contrapone con la actitud de haber salido al mercado a recaudar casi 7 millones de dólares por Fernández, mundialista en Sudáfrica; Rodríguez, joya de apenas 18 años, y Lucchetti, símbolo del equipo y arquero de probada jerarquía en un medio donde escasean.

También ocurre que el dinero recibido por trasferencias es utilizado para contratar nuevos jugadores, en un enroque que sólo sirve para desarticular la silueta original. Así es como Argentinos perdió la base de su equipo (varios estaban a préstamo), pero llevó a Gonzalo Vargas, Nicolás Navarro y Darío Ocampo, entre otros.

Durante casi dos décadas la empresa que tenía cautivos los derechos televisivos entregados por la AFA configuró un saqueo de los recursos que producían los clubes del fútbol argentino. La ruptura abrupta de ese vínculo y el nuevo contrato por los derechos de transmisión con el estado nacional generó el doble beneficio de un mayor ingreso para las instituciones y una democratización del consumo mediático del principal entretenimiento del país.

Sin embargo, la disponibilidad de más recursos nunca ha sido una garantía, por la adicción de la dirigencia de los clubes de programar erogaciones superiores a las posibles para mantenerse en equilibrio. Si ingresa más dinero pero se realizan adquisiciones importantes y se pagan contratos cada vez más elevados el desajuste continuará. El nuevo contrato por los derechos de televisasión de los encuentros de Primera División no será solución si el Estado, a través de la Jefatura de Gabinete, no controla a AFA y ésta a la los clubes, sobre los cuales tendría que estar siempre la mirada fiscalizadora de los socios.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 27 de julio de 2010

Pese al maquillaje, Maradona fue echado

El ciclo de Diego Armando Maradona, finalmente, tuvo la formalización de su conclusión y Julio Humberto Grondona seguirá jactándose de la falacia de nunca haber despedido un técnico de la Selección. La AFA comunicó que no fue necesaria una votación, sino que por decisión unánime el Comité Ejecutivo en pleno decidió no ofrecerle la renovación al cargo. Circo de una institución putrefacta desde sus cimientos. La determinación, como siempre, fue exclusiva potestad del máximo dirigente del fútbol nacional, pero se escondió; no puso la cara como en la pomposa asunción, menos de dos años atrás, y dejó el anuncio en manos del histriónico Ernesto Cherquis Bialo, que pocos días antes había asegurado que se le ofrecería a Maradona una renovación por cuatro años y sin condicionamientos.

La actitud cobarde de Grondona no se limitó sólo a la pantomima de escudarse en el Comité Ejecutivo. Un día antes había estado reunido con Maradona y lo acorraló imponiéndole que prescinda de sus colaboradores, objetándole no ya a los más cercanos, como sus ayudantes de campo y preparador físico, sino, aunque resulte inverosímil, hasta al masajista y el utilero, que incluso no fueron llevados por él, sino que trabajaban en el predio de Ezeiza desde hacía más de una década. Si la AFA, es decir Grondona, había decido pasar de Maradona lo tendría que haber hecho de frente y no con la perversidad y falta de respeto con la cual trataron a la máxima gloria de la historia del fútbol mundial.

A fin de cuentas, Grondona utilizó la misma lógica de evasivas que cuando lo fue a buscar con infinita más demagogia que convencimiento. Nunca de frente, siempre elípticamente, erosionó el trabajo de Maradona desde el comienzo. Las primeras medida fueron designar a Carlos Salvador Bilardo como Director General de Selecciones Nacionales, no como apoyo sino con ánimo de control, y acotarle la potestad de armar su propio cuerpo técnico, situación inédita en los últimos 30 años del seleccionado. Esa situación desgastó los primeros seis meses de Maradona como entrenador nacional. Ocurre que jamás confió en él.

El frente interno quedó al desnudo cuando, tras las histórica derrota ante Bolivia, Humberto Grondona, en el nombre del padre, salió a cuestionar duramente al entrenador. Otro episodio repugnante de la AFA, fue cuando dio lugar y no repudió una misiva del entonces presidente de River, José María Aguilar, en la cual se cuestionaba la salud mental del entrenador y se pedía detalles de sus honorarios. Esa había sido la reacción ante el comentario de Maradona, a todas luces ciertas, del decrépito estado del Monumental, en sus instalaciones y su campo de juego. Desde el primer día, Grondona fue maquiavélico con Diego.

Para hacer todo de la manera más impresentable posible, la AFA le pidió a Maradona que elabore la lista para el cotejo amistoso ante Irlanda del 11 de agosto, el cual será dirigido por Sergio Batista. Establecer un interinato, aunque más no sea de un partido, es una medida que atrasa 40 años.

Maradona cometió errores, varios. Se le señaló en reiteradas ocasiones como principal objeción su falta de experiencia. Ahora que pudo hacerla, en un período intensivo de 20 meses, con un Mundial incluido y los obstáculos internos que debió sortear, hubiese sido bueno aprovechar esa vivencia. Pero Maradona ya no está. En cambio, Grondona sigue ahí. Impertérrito, se sacude con enorme facilidad todas las responsabilidades que le caben, que son las que tiene que ver con los peores males del fútbol argentino. Todos pasan, él siempre queda.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 20 de julio de 2010

Riquelme, presión y demagogia

Es un estratega, dentro y fuera de la cancha. Piensa, mide y ejecuta con precisión de cirujano en el rectángulo de juego; elabora, apunta y espeta con grueso calibre cada vez que tiene un micrófono delante. Sus palabras nunca son vacías, siempre tienen un destinatario y la certeza del efecto que causarán. A veces lo hace de modo directo, muchas más con la necesidad de una lectura entrelíneas. Las últimas declaraciones de Juan Román Riquelme apuntaron a la Comisión Directiva de Boca para que cedan a sus imposiciones para renovar contrato.

Calculador, entiende perfectamente quién está del otro lado. Conoce muy bien la debilidad del presidente Jorge Amor Ameal y el costo político que le implicaría la salida del ídolo. El año próximo habrá elecciones y, pese a su mala gestión, el actual titular xeneixe pretende continuar en el cargo. Así, tensa la soga y presiona. Entonces reclama un contrato inviable no sólo para Boca, sino para cualquier club de fútbol argentino; pero, demagógico, grita su amor por el club como premisa fundamental.

Riquelme tiene el derecho de ponerle el precio que crea a su trabajo. Pero eso es incompatible con su profesado amor al club, simplemente porque el dinero que pretende implica un daño para la institución. En los hechos antepone su condición de futbolista profesional, pero hacia afuera asegura que prima lo emocional. Una mirada hacia La Plata le serviría para entender lo que implica realmente un vínculo en el cual lo económico está condicionado por lo afectivo.

El último contrato de JR le costó a Boca más de 10 millones de dólares. Un cifra similar es la que pretende por una renovación que exige sea por cuatro años. Tuvo una última temporada en la cual su rendimiento no fue bueno. No se sabe si podrá jugar en lo que queda de este año por la lesión de la que se recupera en una de sus rodillas y en el último año del nuevo vínculo pretendido la cédula marcará 36 abriles. Si el costo es altísimo per se, la proyección de las prestaciones del N° 10 lo elevan aún más.

Los clubes argentinos firman contratos inviables, un mal endémico del fútbol nacional. Los dirigentes deberían explicarle a los socios de los clubes los motivos por los cuales hay circunstancias imposibles afrontar pese al deseo de concretarlas. Ese sería un correcto proceder, sin pensar en el rédito personal, sino en cumplir con el mandato que se les dio de cuidar la buena marcha institucional. Por su parte, los hinchas tienen que ver más allá de lo que ocurre dentro de la cancha.

En el caso de Boca, el agradecimiento por lo hecho en el pasado no tiene porqué tomar forma de contrato exorbitante. Riquelme sabe que con utilizar su talento a cuentagotas le alanza para que la Bombonera brame por su figura, conoce que ante técnicos y dirigentes tiene el manejo de la situación. Su amor por el club seguramente sea cierto, solamente debería reconocer que corre detrás de su interés laboral.
(Foto: Labombonera.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 13 de julio de 2010

El mejor del mundo fue el mejor del Mundial

España llegó a Sudáfrica con el favoritismo ganado a partir de sus actuaciones en los últimos tres años, pero con una débil historia mundialista. Su mejor registro se remontaba 60 años atrás, con el cuarto puesto en Brasil 1950. Pero ni el peso de la candidatura, ni los pobres antecedentes en la máxima cita, ni tampoco el comienzo con derrota ante Suiza (se convirtió en primer campeón que cayó en el debut) hicieron mella en el conjunto de Vicente del Bosque, que ratificó con el trofeo más deseado su condición de mejor Selección del mundo.

España y Holanda fueron los mejores de Sudáfrica 2010 y llegaron a la final merecidamente, lo que garantizaba un campeón incuestionable desde los méritos. Pero el partido decisivo resultó, como ocurre tantas veces, definitivamente olvidable. Ninguno de los dos entregó siquiera una muestra de los argumentos que los habían llevado a estar ese domingo en el Soccer City de Johannesburgo. De los ibéricos se recordará el agónico gol de Iniesta, a los 116 minutos de juego, y de los Tulipanes su juego violento.

No fue un campeón brillante. Se distanció de auqel andar que cuando conquistó la Euro 2008, el punto más alto de una generación como la que nunca tuvo el fútbol español. Fue en la historia de la competencia el consagrado con menor cantidad de goles a favor: apenas 8 en siete partidos. Ganó todos sus encuentros eliminatorios 1 a 0, convirtiéndose en la primer equipo en cerrar su arco tras la primera fase y hasta alzar la copa. Fue El campeón más rentable, como tituló Diego Torres Romano su gran nota en el diario El País.

Su mejor actuación fue en la semifinal ante Alemania, en la cual ganó con mucha mayor claridad que la que reflejó el 1 a 0 final conseguido con un gran cabezado de Carles Puyol tras un corner. Le cerró todos los caminos y no abusó del intrascendente toque lateral que muchas veces lo hizo un equipo laxo. Manejó a voluntad a uno de los mejores equipos del Mundial y a un grande histórico, que disputó siete finales y en seis de los últimos ocho mundiales se ubicó entre los cuatro mejores.

Tuvo en Casillas, su capitán, un arquero que respondió a lo grande cuando más se lo necesitó. Los catalanes Puyol y Piqué constituyeron un aceitadísima zaga central, mientras que Ramos se mostró como un lateral com ADN brasileño y Capdevila hizo lo suyo del otro lado. Otra sociedad blaugrana, fue el motor del equipo: se trató de la que constituyeron Busquets, Iniesta y Xavi. Un vasco, Xabi Alonso, fue el equilibrista de ese mediocampo. Adelante, la frescura de Pedro -otro más del Barcelona- y la potencia goleadora de Villa completaron un equipo bien definido. Con esa base, apoyada en el Barcelona de Joseph Guardiola, España se convitió en el octavo campeón del mundo, junto con Brasil, Italia, Alemania, Argentina, Uruguay, Inglaterra y Francia.

La consagración de España es la coronación de un proyecto sostenido en el tiempo. Claro que no fue la única que lo tuvo, pero sólo había lugar en lo más alto para uno. Es justo que haya sido La Roja. El triunfo implicó, además, el punto más alto del impresionante crecimiento del deporte español, que inició una política al respecto cuando más de 20 años atrás el Comité Olímpico Internacional le dio a Barcelona la sede de los JJOO de 1992.

Mientras tanto, el fútbol argentino sigue empantanado en una discusión sobre estilos ficticia y anacrónica. Cuatro años atrás, con el título de Italia en Alemania 2006, de un lado se golpeaban el pecho señalando que ésa era la verdad del fútbol. Ahora, del otro, proponen a esta España como un equipo que le puso manija a la pelota. Exageraciones, abundantes. Superar esa falsa antinomia, entender que no es esa Italia o esta España, sino Italia 2006 más España 2010, que no es el Barcelona de Guardiola o el Inter de Mourinho, sino Pep más Mou ampliará el horizonte miope. El fútbol es superación y no contraposición; todos los sistemas y todas las ideas tienen virtudes y defectos, se trata, a fin de cuentas, de nutriste de lo bueno y prescindir de lo otro.
(Foto: Efe.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 6 de julio de 2010

La eliminación es el árbol

Argentina se fue de Sudáfrica 2010 con el dolor de la desilusión y el ardor de una derrota lacerante. El 4 a 0 ante Alemania por los cuartos de final significó una de las peores caídas de la historia del conjunto nacional en la Copa del Mundo y lo volvió a dejar afuera de la mesa chica, una constante de los últimos 20 años. La eliminación, con sus matices, no deja de ser un eslabón más de una larga cadena. El árbol que no debe tapar el bosque.

Consumado el final, arrecieron las críticas al planteo de Diego Maradona y, en muchos casos, las descalificaciones a su capacidad como estratega del equipo. Los técnicos siempre tienen sus razones, aunque los observadores no las comprendamos. Son, indudablemente, junto con los jugadores, los más interesados en ganar y los más dolidos a la hora de la derrota. Ocurre que entrenadores y futbolistas ejercen profesiones que muchos creen trasparentes, simples, sin secretos. Alguna vez, Marcelo Bielsa señaló que el fútbol está lejos de ser algo sencillo y encierra grandes complejidades.

En una nota radial, Alejandro Mancuso, ayudante de campo de Maradona, aseguró que habían visto todos los partidos de Alemania en Mundial para estudiar sus movimientos y contrarrestarlos (señaló que habían trabajo mucho en centros como el que abrió el marcador), que habían repasado el amistoso disputado en marzo y la tarea del equipo ante México. Entonces, tras esa evaluación, decidieron repetir el equipo del partido anterior. Explicó lo que habían pensado para cada instancia del juego y reconoció que el prematuro gol a los dos minutos hizo añicos la planificación previa y que el equipo no pudo volver a acomodarse en la cancha.

Ante Alemania, la Selección padeció mucho en defensa. Durante todo el ciclo no se pudo conformar una línea de fondo que garantizase solidez, algo que se presenta como una condición necesaria para las grandes citas. Aunque, en este Mundial, a diferencia de Alemana 2006, donde llegaron a la final las dos selecciones que mejor se blindaron atrás, ninguna de las Selecciones que quedan en la disputa por el título se destaca por una férrea defensa.

Sin embargo, aunque parezca paradójico ante un 0-4, el punto más débil estuvo en el ataque. Con los mejores delanteros de la Copa del Mundo, Argentina había invertido la premisa que reina en el fútbol y se hizo fuerte de adelante para atrás. Parecía que era imposible que terminase un partido sin convertir un gol y mucho menos sin crear situaciones de peligro. Pero eso fue lo que sucedió ante los germanos: el equipo logró avanzar por momentos en el terreno, pero nunca generó real riesgo de cara al arco rival.

De todos modos, al margen de las falencias en las distintas facetas del juego, fue llamativa la actitud del equipo tras el segundo gol. Pese a que aún quedaban más de 25 minutos por jugarse, el equipo se dio por vencido prematuramente; no tuvo ímpetu ni rebeldía para buscar revertir una situación desfavorable. Se entregó mansamente, en una actitud muy poco habitual en los futbolistas argentinos.

En Brasil 2014 la cuenta se habrá estirado a 24 años sin colocarse en instancias definitorias de la Copa del Mundo, sin lograr superar el corte de los cuartos de final. Se trata, evidentemente, de un problema estructural. El fútbol argentino vive del mito, de la gloria añeja, lo que genera una distorsión de la realidad; comenzó a recorrer el mismo camino que Uruguay transitó cuando ya aparecían lejos en el horizonte las consagraciones olímpicas de 1924 y 1928 y las conquistas mundiales en 1930 y 1950. En buena medida, el gol de Diego a los ingleses opera de Maracanazo.

Argentina es un país productor y vendedor de buenos talentos; un generador de materia prima de gran calidad que no logra un producto final acorde. Integra el póquer de potencias junto con Brasil, Italia y Alemania, pero hace rato está cada vez más lejos de éstos y más cerca de los que asoman detrás. Se impone una revisión conceptual, una introspección profunda en lo que respecta al juego. Y es imperante la necesidad de erradicar a una dirigencia podrida, que se preocupa por organizar tours de lujo para sus miembros, pero terceriza los amistosos para que la Selección se enfrente con países periféricos en el mapa futbolístico y llenar vaya a saberse qué bolsillos; o es incapaz de conseguir un charter para que un plantel cotizado en millones de euros viaje nada menos que a un Mundial. Son muchas las cosas que deben comenzar a cambiar.
(Foto: Telam.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 29 de junio de 2010

A un triunfo de reconciliarse con la historia

El fútbol argentino integra el póker de potencias mundiales junto con Brasil, Italia y Alemania. Sin embargo, hace 20 años que no logra ratificar esa posición en la máxima cita. Así, el sábado, ante los germanos, por los cuartos de final de Sudáfrica 2010, buscará una victoria que le permita volver a sentarse en la mesa chica de la Copa del Mundo.

De todos modos, independientemente de lo que pase ante los tricampeones mundiales (salvo una caída estrepitosa), la Selección conducida por Diego Armando Maradona ha conseguido la mejor participación mundialista de las últimas dos décadas. Accedió a la misma instancia a la se llegó en 1998 y 2006, pero ante México logró cortar una racha funesta: imponerse en un partido de eliminación directa en los 90 minutos, algo que no conseguía desde el triunfo 1 a 0 frente a Brasil en los octavos de final de Italia 90. Como no podía se de otra manera, se logró con el regreso de Maradona a los Mundiales.

Digresión pertinente: El Mundial, aunque es la competencia más importante, no estable verdades absolutas. El mejor del certamen, quien alza la copa, no es necesariamente el mejor del mundo, ni mucho menos cabe la pretensión de situarlo en lo más alto durante cuatro años. Si, por caso, Ghana dejase en el camino a Uruguay y se metiera en semifinales, ¿alguien podría creer que el fútbol ghanés, con su Selección, está entre los cuatro mejores del mundo? Por supuesto que el valor de la Copa del Mundo no puede ser subestimado ni relativizado, porque ahí se condensan todas las miradas, pero tampoco se lo puede establecer como medida única.

Si te toman en cuenta los últimos ochos Mundiales y se traza una divisoria, en la primera mitad Argentina disputó tres finales de cuatro posibles y obtuvo los dos campeonato del mundo que ostenta; pero después de 1990, no logró nunca superar los cuartos de final. Esto implicó, inevitablemente, que el conjunto albiceleste caiga en la consideración del Planeta Fútbol.

El sábado se encontrará ante un rival que mostró muy interesantes virtudes, pero que no tiene la solidez que ha caracterizado a los siete veces finalistas de la Copa del Mundo. De mitad de cancha hacia adelante es un equipo temible, que aprovecha al máximo los mínimos espacios. Tiene en Thomas Müller, Bastian Schweinsteiger y Mesut Özil tres mediocampista verticales, inteligentes, veloces y de botín fino, y delante de ellos dos delanteros de distinto matiz: el artesanal Lukas Podolski y el voraz Miroslav Klose. Sin embargo, en defensa, los centrales Arne Friedrich y Per Mertesacker no ofrecen seguridad y el arquero Manuel Neuer está lejos de ser una garantía.

Cortar el dinamismo del mediocampo teutón se presenta como el máximo desafío para Maradona. El técnico argentino también deberá analizar si los rendimientos hasta aquí de Ángel Di María y Martín Demichelis ameritan que permanezcan como titulares. En el caso del zaguero, el dilema seguramente gira entorno al hecho de que lleve más de cinco temporadas en el Bayern Munich, el club más poderoso de la Bundesliga. El hombre surgido de River conoce como nadie a los delanteros alemanes, por enfrentarlos o compartir equipo (es compañero de Klose); pero esto es también un arma de doble filo: al mismo tiempo, los atacantes de Joachim Löw lo conocen y sabrán por dónde buscarlo.

La juventud de Argentina y Alemenia permiten proyectar que ambos equipos tendrán aún una mejor versión en Brasil 2014. Pero hoy no es tiempo de pensar en un futuro tan lejano. El sábado habrá un choque de potencias que desestima favoritismo. La Selección buscará un triunfo que lo reconcilie con su rica historia.
(Foto: futbolargentino.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 22 de junio de 2010

Comienza el camino definitorio

Tres días antes de que Argentina se enfrente a México por los octavos de final en el Soccer City, de Johannesburgo, se cumplirán 20 años del último partido de eliminación directa que la Selección ganó en los 90 minutos. Fue aquella tarde de Turín en la que Diego Maradona apiló a medio Brasil antes de habilitar a Claudio Caniggia, que con una gambeta larga eliminó a Taffarel y puso el 1 a o que depositó al equipo de Bilardo en los cuartos de final.

Otra vez bajo la conducción de Maradona, no ya como líder futbolístico dentro del cancha sino como estratega desde la dirección técnica, el conjunto nacional se mediará ante el elenco azteca en una reedición de los octavos de final de Alemania 2006, cuando Argentina avanzó con un golazo de Maxi Rodríguez en tiempo suplementario.

La Selección ratificó su primer lugar en el Grupo B al derrotar en su último compromiso a Grecia 2 a 0. Fue una actuación más sin todo lo bueno que se vio ante Nigeria y ante Corea del Sur, pero con el atenuante de haber preservado a varios titulares y de tener la tranquilidad de saber que incluso una derrota le permitía ganar el grupo.

Al igual que ante los coreanos, Maradona otra vez mostró su ojo clínico y realizó las varias necesarias en los momentos precisos para destrabar un partido en el cual Grecia había propuesto un muro de contención. Primero mandó a la cancha al siempre vertical Ángel Di María y luego agregó al circuito de juego a Javier Pastore, quien pese a sus 20 años ingresó con una soltura absoluta y tocó cada pelota con clase. Por juventud y rendimiento, Otamendi y Pastore fueron lo más auspicioso del equipo de Maradona ante el conjunto helénico.

Pero aún quedaba un cambio más y a 10 minutos del final, ingresó Martín Palermo por Diego Milito. Como no podía ser de otra manera, el eterno goleador se dio el enorme gusto, a los 36 años, de conseguir el grito mundialista en su debut en la máxima cita del deporte.

A partir de lo hechos ante Sudáfrica, Francia y Uruguay, México no debería representar un obstáculo sumamente dificultoso de superar para Argentina. Pero sabido es que en el fútbol nadie gana antes de jugar y las sorpresas siempre están preparadas. “A partir de octavos, si cometés un error te tomás el avión a casa”, advirtió Diego.

Argentina apoya su ilusión en pilares firmes y no en cimientos de arena. Ahí está Lionel Messi, indudablemente el mejor jugador del mundo y del campeonato, y un equipo que cada vez se afianza más en su identidad colectiva y en la seguridad que dan los triunfos. Tiene los argumentos suficientes y así la ilusión -de todos- es legítima y lógica. Si no es ahora, ¿cuándo?
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gamil.com

martes, 15 de junio de 2010

En el buen camino: el de la ilusión sustentada

El debut de la Selección argentina en Sudáfrica 2010 dejó muchos más gestos de satisfacción que de preocupación. En la victoria 1 a 0 ante Nigeria, con gol de Gabriel Heinze, tras una buena jugada preparada, el conjunto de Diego Armando Maradona mostró su temible poder de ataque y si no goleó fue por la inspiradísima tarde que tuvo Vincent Enyeama, el arquero de las Águilas. Por si hacía falta, Lionel Messi demostró que es el mayor talento del Planeta Fútbol, el hombre más desequilibrante. Cada vez que el rosarino tomó contacto con la pelota mostró esa descarga eléctrica que no hay disyuntor rival que pueda detener. Competitivo al máximo, La Pulga anticipó que pretende que este Mundial sea el lanzamiento definitivo para instalarse entre los mejores de todos los tiempos.

Maradona eligió un esquema 3-4-3, el que mejor se ajustaba para sacar máximo provecho del tremendo poder de fuego que ofrece el tridente Tévez-Higuaín-Messi. Pero hubo una flaqueza marcada, un hueco evidente: el sector derecho de la defensa. Jonás Gutiérrez quedó casi siempre a mitad de camino, ya que no fue ni marcador lateral ni un mediocampista lanzado. De todas maneras, asumir el riesgo valía la pena; aunque Diego seguramente haya tomado nota de que ese es un aspecto a mejorar pronto.

Si se lo compara con el estreno de resto de los campeones del mundo, lo de Argentina fue claramente superior a lo mostrado por Uruguay, Francia, Inglaterra y Brasil. También fue mejor a lo expuesto por el monarca reinante, Italia; pero en el caso de la Azzurra vale destacar el peso de la oposición: el durísimo Paraguay de Gerardo Martino. El debut de Alemania fue superior al de argentina porque logró poner en marcador final la diferencia que hubo en el juego; pero acá también se impone remarcar que el rival fue la modesta Australia.

La próxima escala para la Selección será Corea del Sur, que impondrá una oposición más dificultosa que la de Nigeria. Si bien la intención de Maradona es repetir el equipo, la contractura que sufre Juan Sebastián Verón en el gemelo de su pierna derecha podría marginarlo. Era previsible que por su edad (35), el desgaste que implicó una dura temporada y el lugar en la cancha que ocupa -expuesto a un gran desgaste y, por ende, a las tarjetas- el capitán de Estudiantes perdiera su lugar, aunque no se esperaba que ocurriera tan pronto. La lesión de La Bruja no es grave y si se tratase de una instancia de eliminación directa ya estaría confirmado como titular. Pero el margen por haber ganado el primer partido permite preservarlo del riesgo de un desgarro, que sería su despedida del Mundial.

Si Verón no llega su lugar será ocupado por Maxi Rodríguez. Gran conocedor del sector derecho de la mediacancha, el ingreso del hombre del Liverpool, de Inglaterra, implicaría un cambio de esquema: un 4-3-3, con Jonás decididamente como lateral.

Maradona sabe perfectamente cómo se encara una Copa del Mundo y la importancia de administrar de la mejor manera los recursos de los que se dispone. Es en esa planificación que pude radicar la diferencia entre seguir o quedar en el camino. Maradona sabe, cuenta con las herramientas y tiene la llave maestra en manos del portador de su casaca, la N° 10.
(Foto: Telam.com)

Patricio Insua
patisua@gmail.com

martes, 8 de junio de 2010

El dilema de potenciar el ataque o blindar la retaguardia

La mayor fortaleza de la selección argentina está en su ataque. La jerarquía de los jugadores de los que dispone a la hora de pensar en el arco rival implica un lujo del que no puede jactarse ninguno de los otros 31 participantes del Mundial. Entonces, para aprovechar de la mejor manera ese poder de fuego, Diego Maradona podría agregar a la dupla de ataque compuesta por Lionel Messi y Gonzalo Higuaín un tercer elemento: nada menos que Carlos Tévez.

La inclusión del hombre del Manchester City haría más punzante al equipo nacional y sería una buena noticia para Messi, quien se siente más cómodo con mayor compañía adelante. En las últimas prácticas en Pretoria, por lo que se pudo saber, Lio jugó por izquierda, Pipita por el centro y Carlitos por izquierda. Ese tridente potenciaría tremendamente la ofensiva argentina; y si el centrodelantero fuera Diego Milito y no el del Real Madrid lo mismo ocurría.

Pero claro, un ataque así implicaría no tener tantos recaudos en defensa, tal cual era la premisa que Diego llevó a Sudáfrica, decidido a jugar en el fondo con una línea de cuatro centrales. Pese a que no se trataba de un rival de fuste, el último amistoso ante Canadá presentó a Jonás Gutiérrez por el sector derecho de la defensa. Maradona quedó conforme con su actuación y su ingreso para cubrir toda la banda lo podría haberlo decidido a jugar 3-4-3, con el hombre surgido de Vélez en el mediocampo pero conformando una línea de cuatro defensores cuando se necesite.

Seguramente, a tan pocos días del debut ante Nigeria, Diego ya tenga decido el esquema a emplear y los jugadores a utilizar. La falta de pistas por el encierro de la Selección en su búnker de la Universidad de Pretoria no implica desconcierto ni dudas en Maradona, no puede hacerse esa afirmación. Que los enviados especiales de los medios argentinos no sepan el equipo no quiere decir que el entrenador no lo tenga definido.

Maradona tiene sus razones. Todos los técnicos las tienen, aunque la prensa y el público no puedan dilucidarlas. Claro que la idea y las premisas en cuestión no siempre funcionan; en una competencia son más los que perecen que los que llegan lejos. Diego tendrá sus motivos para tener definido el equipo o reservarse la posibilidad de esperar hasta último momento para definir sus 11 titulares. El sábado se acabarán las especulaciones.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
Painsua@gmail.com

lunes, 31 de mayo de 2010

Encerrada en su propia intimidad, Argentina espera

Instalado en el predio de la Universidad de Pretoria, el seleccionado argentino se prepara para el debut ante Nigeria y todavía no hay pistas que evidencien si Diego Maradona dispondrá un 4-4-2 como dibujo táctico inicial o si finalmente optará por colocar tres delanteros. La decisión del cuerpo técnico de no hacer aún declaraciones y la imposibilidad de la prensa de ver las prácticas echan por tierra cualquier especulación, por lo que habrá que esperar indicios ciertos dados por el entrenador.

La cantidad de enviados especiales de los medios argentinos no persuadió a Maradona. Puertas cerradas y alambrados tapados, la selección se concentra en su propia intimidad, busca fortalecerse en esa convivencia acuartelada y realiza prácticas, según algunos trascendidos, que son de baja intensidad y recién se harían más exigentes en los próximos días.

El último partido por Eliminatorias, ante Uruguay, en Montevideo, y el posterior amistoso frente a Alemania habían puesto punto final a la búsqueda del entrenador por encontrar el equipo mundialista. El proceso iniciado a fines de 2008 y que había visto pasar una inusitada cantidad de jugadores había arrojado su conclusión. El conjunto nacional jugaría en Sudáfrica con un esquema táctico de cuatro defensores centrales, dos mediocampistas laterales de largo recorrido, un eje central con uno de sus componentes más cerca de la última línea y dos atacantes. El dibujo elegido tenía ya, también, nombres definidos: Romero; Otamendi, Demichelis, Samuel y Heinze; Di María, Mascherano, Verón y Jonás Gutiérrez, Higuaín y Messi.

Sin embargo, lo que parecía clausurado encontró una grieta abierta por el propio Diego. “Dejar a Carlitos (Tévez) afuera es bravo. No es descabellado tirar un poquito atrás a Lio (Messi) y poner dos puntas. Llevo a Clemente (Rodríguez) que me puede jugar en los dos lugares por afuera. No se crean tanto lo de los cuatro centrales”, había dicho antes de viajar. La temporada de Tévez en Inglaterra (marcó 22 goles en la Premier League) fue fabulosa y, además de su clase mundial, el jugador del Manchester City tiene un espíritu de lucha formidable y una competitividad insaciable.

La lista de 23 futbolistas que están Sudáfrica parecería descompensa si se tiene en cuenta que hay siete defensores para cuatro posiciones y seis delanteros para sólo dos lugares. Pero también de ese plantel puede desprenderse que la alternativa táctica de Maradona es un 3-4-3, lo que sí equilibraría la lista, aunque sigue pereciendo que sobra un delantero en detrimento de un mediocampista.

Sólo seis jugadores estuvieron en Alemania 2006: Burdisso, Heinze, Mascherano, Maxi Rodríguez, Messi y Tévez. A ellos se agregan, también con experiencia mundialista, Verón (1998 y 2002) y Samuel (2002). Ocho futbolistas tienen menos de diez partidos en la selección, entre ellos los tres arqueros: Romero (6), Andujar (4) y Pozo (4). El resto son Di María (8), Otamendi (6), Bolatti (5), Higuaín (5) Garcé (4) y Pastore (2). El más veterano es Martín Palermo con 36 años, el más experimentado Verón con 69 partidos en el equipo nacional y el más joven es también el de menor rodaje, Pastore, de 20 años.

El segundo ciclo de Alfio Basile solamente había dejado dos cosas positivas: Jonás Gutiérrez y el tándem Mascherano-Gago en el centro del campo. Con poca competencia el de Real Madrid, hubiese sido fabulosa la combinación del capitán con Esteban Cambiasso, de tremenda temporada en el Inter multicampeón. Por otra parte, la inclusión de Ariel Garcé no tiene explicaciones desde lo futbolístico, ni siquiera refugiándose en lo subjetivo de los gustos. Si Maradona lo piensa como central no tiene sentido con otros cinco en la lista y si el lugar es el lateral derecho la comparación con Javier Zanetti no resiste análisis. La presencia de Pozo, un arquero hecho y de flojo rendimiento en el último torneo, en lugar de una joven apuesta para vivir la experiencia de un Mundial también es objetable.

Pero a tan poco del debut de nada vale insistir en lo que cada uno hubiese creído mejor. Argentina tiene un técnico que de fútbol, por el sólo hecho de haberlo jugado como nadie, lo conoce como pocos. Tiene una idea, un plan, y asegura también contar con las alternativas tácticas e individuales necesarias para afrontar el desafío de conseguir que Argentina vuelva a tener un protagonismo relevante en la cita más importante.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 24 de mayo de 2010

Inter, campeón de Europa por convicción

Con una idea de hierro ejecutada sin concesiones por un grupo de futbolistas que, desde ese convencimiento, jugaron para su técnico, José Mourinho, Inter volvió a ser campeón de Europa después de 45 años. Un esquema basado en una defensa granítica y un ataque agazapado y voraz fueron los argumentos centrales del conjunto milanés para quedarse con el trofeo más deseado. En la final ante Bayern Munich, el equipo de ese arrogante y excelente entrenador que es el portugués ratificó que es quien mejor sabe jugar sin necesidad de tener la pelota. Se la cedió a su rival, con presión lo obligó a caer en su embudo defensivo y esperó, impertérrito, para punzarlo con sus puntuales estiletazos.

Y así fue la jornada soñada para Diego Milito, autor de los dos fabulosos goles de la noche madrileña. Amague para engañar al arquero en el primero y avance con la pelota al pie, doble enganche ante Van Buyten y definición al segundo palo en la conquista para liquidar el pleito. La temporada debut del hombre surgido en Racing en el club de los Moratti no pudo ser mejor: 30 goles en 52 partidos. Cinco de esos gritos tuvieron una importancia superlativa para que el Inter sea el primer equipo italiano en quedarse en una misma temporada con el torneo local, la Copa de Liga y la Champions League, ya que monopolizó los tantos decisivos al anotar el 1 a 0 ante Siena para la conquista del quinto Scudetto consecutivo, el 1 a 0 en la final de la Copa de Italia ante Roma y los dos gritos en el Santiago Bernabeu.

La conquista de Europa fue por demás especial para el jugador símbolo de la institución, Javier Zanetti, quien otra vez, como en Alemania 2006, raramente mirará el Mundial por televisión. El su partido 700 con la camiseta del Inter (está a 58 de Giuseppe Bergomi, récord neroazzurro) y el 80° en el máximo certamen europeo, se convirtió en el primer argentino en levantar como capitán la Orejona. Pupi disputó todos los minutos de la edición 2009/2010 de la Champions, privilegio que compartió con su compañero Julio César, el mejor arquero del mundo.

Si Milito fue héroe y figura, Esteban Cambiasso se erigió, una vez más, en el termómetro del equipo y tuvo una gran actuación ante Bayern Munich. Fue la válvula para abrir y cerrar la represas de su equipo. Tácticamente impecable y fino técnicamente, Cuchu fue destacado en más de una ocasión por Mourinho como el hombre que mejor lo interpreta dentro de la cancha. Acaso su ausencia en Sudáfrica sea aún más sensible que la de Zanetti.

La fundamental presencia argentina es un póker completado por Walter Samuel, a quien el regreso al fútbol italiano en 2005 -luego de un difícil paso por el Real Madrid- volvió a convertirlo en el Il Muro. Fue un bastión de la enorme defensa milanesa y así, recomendación de Mourinho a Maradona mediante, será uno de los centrales titulares de la selección en la Copa del Mundo.

Etiquetado por muchos con un conjunto enrolado en el histórico catenaccio italiano, ese estigma llegó tras el partido de vuelta por las semifinales ante Barcelona, en Catalunya. Esa llave ante el fabuloso campeón defensor había sido pensada por Maurinho como un único encuentro; entonces, tras conseguir -por buscarla- una importante ventaja de 3 a 1 en el partido de ida, en la revancha sólo se preocupó por defender esa diferencia y no atacó. Tomó el riesgo de jugar todo el partido refugiado en su campo y consiguió lo que se había propuesto, lograr la clasificación a la final. Pero antes del cruce ante los de Josep Guardiola, en octavos de final Inter le había ganado los dos partidos al Chelsea, campeón de Inglaterra, y lo repitió en cuartos ante el CSKA Moscú. Esos cruces y el ímpetu protagónico que tuvo fronteras adentro desestiman la pretendida descalificación. Ningún equipo logra tres títulos en un año sin ser agresivo en ataque.

Mourinho consiguió que la comunión entre estratega y jugadores que es requisito indispensable para el éxito, sea un valor supremo. El abrazo que le dio Zanetti en pleno campo de juego del Real Madrid y la dedicatoria de Milito al míster evidenciaron el tenor de ese vínculo en el cual radicó en buena parte la fortaleza de un equipo impenetrable a los pareceres ajenos y blindado en su idea.

Un año atrás, Barcelona se quedó con el título europeo a partir de una receta bien distinta a la que ahora utilizó el Inter. Porque es evidente que los caminos elegidos por ambos equipos para llegar al mismo destino no fueron los mismos. Esas dos conquistas con libretos disímiles son un rico alimento para el debate futbolístico si este tiene altura, reflexión, intercambio de posiciones y revisión de conceptos en lugar de agravios y descalificaciones. Todos los estilos ganan, todos los esquemas sirven, pero se requiere convencimiento para llevarlos a cabo y el consecuente trabajo para perfeccionarlos. Inter tuvo ambas cosas y por eso volvió a ser campeón de Europa.
(Foto: Canchallena.com.ar)

Patricio Insua
Patinsua@gmail.com

lunes, 17 de mayo de 2010

El grito de un barrio: Argentinos campeón

El festejo es genuino, sin ningún paso ensayado previamente. Saúl Laverni pita el final en Parque Patricios y los jugadores saltan como chicos. Néstor Ortigoza se toma la cabeza. Su otra mitad, Juan Mercier, se arrodilla y mira al cielo. El juvenil Luis Ojeda, dueño del arco en el partido decisivo, grita su felicidad de cara a los más de 10.000 hinchas que tuvo a sus espaldas en el segundo tiempo y ahora deliran de felicidad. Claudio Borghi y su cuerpo técnico son un solo abrazo en el banco de suplentes y varios futbolistas una montaña humana en el centro del campo de juego.

Argentinos se consagró como el mejor del país después de 25 años y aunque el propio Borghi se había encargado de marcar las diferencias entre aquel campeón y este, hay puntos de conexión. Uno inevitable es el de Néstor Ortigoza como exponente clásico de la mejor fábrica de mediocampistas centrales del fútbol argentino y dueño de los tiempos del equipo. Se trató, también, de un conjunto forjado desde la inteligencia de su entrenador y la zapienza de los ejecutantes. El fútbol es músculo y cerebro. Más fácil ejercitar el sacrificio físico que el conocimiento del juego, el Bicho hizo honor a la predica de su escudo (mens sana in corpore sano) al revertir la ecuación que domina al fútbol actual.

Sale Mercier del vestuario, con un gorro de lana, colorado, por supuesto, obsequio de un hincha. Un rato antes hizo el gol más importante de su carrera, que mucho supo del Ascenso. Destaca la importancia suprema que tuvieron las victorias ante Central e Independiente. “El Bichi nos dio un mensaje que nos permitía jugar muy tranquilos. El título es un premio justo para estos jugadores, para un equipo que vino muy de abajo. Callados y tranquilos ahora festejamos un campeonato con el equipo como figura, por la entrega, el hambre y la humildad”.

En el fragor de los festejos, ningún jugador dejó de referirse a la importancia de Borghi, un hombre ya trascendental en la historia del club por su presencia en todos los títulos conseguidos. Brilló como uno de los mejores talentos de aquel equipo que se quedó con el Metropolitano de 1984 y en el Nacional y la Copa Libertadores de 1985. El estadio Diego Armando Maradona no corre peligro de ser rebautizado, pero no podría extrañar que en un futuro cercano alguna de las tribunas lleve su nombre.

Autor del segundo gol ante Huracán, Facundo Coria enfrenta cámaras, micrófonos y grabadores y destaca que “el equipo jugó muy bien a lo largo de todo el torneo y el título es un premio al esfuerzo”. Como todos sus compañeros, elogia al entrenador: “Él armó este equipo y potenció a todos estos jugadores. Nos marcó una línea de juego desde el primer día y nos dio confianza. Porque una de las claves para lograr el campeonato fue la tranquilidad que siempre tuvo el equipo”. El enlace sentencia que el campeonato es producto “del buen juego, la perseverancia y la búsqueda siempre del arco rival”.

Con cinco derrotas fue el equipo que menos perdió en la temporada y con 67 goles a favor el que más marcó. Esos números reflejan una campaña extraordinaria, un año futbolístico en el que Argentinos supo muy bien cómo defenderse y enarboló un ataque siempre difícil de contener para sus rivales, que tuvo el merecido premio de la consagración en el Clausura 2010.

José Luis Calderón es un ex futbolista. Deja el vestuario visitante consciente de que esa fue su última tarde adentro de una cancha. Lleva la sonrisa del broche perfecto. “Siento que se termina una etapa importante en mi vida, a la cual le dediqué muchísimo tiempo. Bajo la persiana del jugador y espero la etapa que va a empezar, que es la de del técnico. El Bichi se acordó de un jugador retirado y por eso le estoy muy agradecido. Cuando llegué a Temuco, a la pretemporada, les dije a los muchachos que venía para ser campeón y me miraron como si estuviera loco. Pero cuando el equipo empezó a jugar se dieron cuenta que el equipo estaba para más”.

Argentinos no llegó a la cima con la brillantez como patrón. Tampoco por su solidez. Encontró, desde la prédica de su entrenador -un hombre que enriquece el medio- una estación intermedia a partir de una estructura sin rigidez a la vez que responsable de cada uno de los aspectos del juego. Así arriesgó sin miedo y forjó una identidad propia y bien definida.

El capitán del equipo, Matías Caruzzo, otro de los formados en el club, no duda de los méritos de la consagración y, con la copa entre las manos, destaca el esfuerzo colectivo como valor supremo. “Somos merecedores de esto. Lo esperábamos. Estoy contento por el equipo, por el cuerpo técnico y por la gente. Hay que disfrutar este momento. Luchamos, sufrimos y nos sacrificamos, y con humildad y hambre logramos ser campeones. El partido contra Independiente va a quedar grabado”.

La Paternal desde el sentimiento, Villa General Mitre para los puristas de la geografía porteña, es hoy el epicentro de un escenario barrial de sonrisas amplias. Y lo será durante el próximo tiempo, porque los festejos que se habían iniciado el domingo por la mañana como buen augurio para la posterior consagración vespertina se prologarán largamente. Argentinos recuperó su gloria y es el nuevo campeón del fútbol argentino.
(Foto: Canchallena.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

miércoles, 12 de mayo de 2010

Con sus razones, Maradona eligió a los 30 premundialistas

Argentina no disputó su primer partido en Sudáfrica 2010. Ni siquiera se encuentra en la concentración de Pretoria entrenándose a la espera del debut. Pero la selección ya comenzó a jugar el Mundial con la lista de 30 jugadores determinada por Diego Maradona y de la cual saldrán los 23 que buscarán la gloria del triunfo.

Los futbolistas citados fueron Sergio Romero, Mariano Andujar y Diego Pozo como arqueros. Entre los defensores aparecen Nicolás Otamendi, Martín Demichelis, Walter Samuel, Gabriel Heinze, Ariel Gacé, Clemente Rodríguez, Fabricio Coloccini, Nicolás Burdisso y Juan Manuel Insaurralde. Los mediocampistas son Jonás Gutiérrez, Javier Mascherano, Juan Sebastián Verón, Ángel Di María, Mario Bolatti, Javier Pastore, Juan Mercier, Maximiliano Rodríguez, José Sosa, Sebastián Blanco y Jesús Dátolo. La nómina premundialista se completa con Lionel Messi, Gonzalo Higuaín, Carlos Tévez, Diego Milito, Martín Palermo, Sergio Agüero y Ezequiel Lavezzi entre los delanteros.

Sólo siete jugadores disputaron la última Copa del Mundo: Heinze, Burdisso, Coloccini, Mascherano, Maxi Rodríguez, Messi y Tévez. Verón y Samuel también tienen experiencia mundialista, pero no estuvieron en Alemania 2006. El equipo que más futbolistas aportó es Estudiantes (Clemente Rodríguez, Sosa y Verón). Con escaso margen de error, puede arriesgarse que los siete que no estarán en la lista definitiva serán Garcé, Insaurralede, Coloccini, Blanco, Mercier, Maxi Rodríguez y Lavezzi.

Hubo ausencias de peso. Javier Zanetti es el mejor lateral, tanto por derecha como por izquierda; son llamativas las presencias de Clemente Rodríguez y sobre todo de Garcé en detrimento de la del multifuncional capitán del el Inter. Que no hayan aparecido los nombres de Esteban Cambiasso, Gabriel Milito y Fernando Gago no sorprende, porque se preveía que Diego los excluiría, pero no dejan de ser bajas pesadas. Tal vez pensó que con ellos era todo o nada; es decir, a Pretoria o ni entre los 30. No es lo mismo bajar a Garcé que a Zanetti. Si sabía que Pupi no estaba en sus planes para la Copa del Mundo está bien haberle evitado el manoseo de colocarlo entre los 30. De todos modos el riego pasa por los imprevistos, ya que de haber lesiones no podrá recurrir a estos jugadores de probada jerarquía. Tal vez solamente las listas de España 82 y Estados Unidos 94 no produjeron reclamos; antes y después siempre hubo presencias sorpresivas y ausencias llamativas y esta vez no fue una nueva excepción.

En lo que respecta al tercer arquero, sabido es que tiene escasísimas posibilidades de jugar,. Así lo más provechoso hubiese sido optar por un joven de buen presente y prometedor porvenir para que viva de adentro un Mundial, tal como ocurrió con Oscar Ustari cuatro años atrás. Así, la presencia de un arquero hecho como Pozo no aporta nada, como sí podría serlo, con vistas a futuro, la inclusión de Adrián Gabbarini o el mismo Ustari.

El equipo ideal de Maradona es con Romero; Otamendi, Demichelis, Samuel y Heinze; Jonás Gutiérrez, Mascherano, Verón y Di María; Higuaín y Messi. De este modo, lo que entraría en el terreno de la discusión son los suplentes, cuya importancia, de todas maneras, no debe ser desestimada en una competencia furiosa que implicará, para sus principales protagonistas, siete partidos en 30 días. El hueco más preocupante pasa por las alternativas a Mascherano y Verón.

Nadie más que el propio Maradona desea quedarse con la gloria máxima en Sudáfrica. Armó la que cree es la mejor lista posible. “Es cuestión de gustos”, había dicho algunos días atrás cuando le preguntaron por Cambiasso. Y es cierto. La nómina está hecha desde su subjetividad y a partir de la consideración que hizo sobre el aporte que cada uno de esos jugadores le puede dar. Siempre un técnico tiene sus motivos, aunque por muchos no sean entendidos o compartidos.
(Foto: Topnews.in)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 3 de mayo de 2010

Una buena defensa despierta muchos ataques

El Inter llegó a la final de la Champions League sin patear un solo tiro al arco en el encuentro que lo clasificó a esa instancia definitoria y, entonces, se generó un virulento debate sobre su juego. Aunque en realidad no se trató de una discusión, de una contienda de ideas, posiciones y pareceres, ya que las descalificaciones le ganaron ampliamente a los argumentos.

El ideal del fútbol es ser punzante en ataque y sólido en defensa. Desplegarse en campo adversario y compactarse en el propio. El engreído portugués José Mourinho pensó la llave semifinal ante el Barcelona como un único partido, cuya primera mitad se jugaba en Milán y la segunda en la Ciudad Condal. Supo en el cotejo de ida que tenía que atacar para establecer una diferencia favorable y entendió que lo que necesitaba en el vuelta para estar el 22 de mayo en el Santiago Bernabeu era defender la ventaja conseguida una semana antes.

Pensar un partido en virtud de un ataque constante implica correr riesgos. Defenderse cerca del propio arco, como lo hizo Inter en Catalunya, también. En los 90 minutos disputados en el Camp Nou, el conjunto dirigido por Josep Guardiola procuró atacar continuamente pero no logró imponer condiciones, mientras que el elenco milanés sólo aspiró a defender su arco y lo consiguió, pese al gol de Piqué a poco del final. Y lo hizo sin caminar jamás por la cornisa del reglamento, como aseguraron varios medios de la prensa española: no hizo tiempo, ni recurrió al juego brusco y por eso Barcelona no logró siquiera entrar con tiros libres. Fue el que jugó mejor a lo largo de los 180 minutos; primero al manejar la pelota (tuvo una posesión de casi el 70 por ciento en el Gusseppe Meazza) y hacer el daño que quedó reflejado en el 3 a 1 y segundo al abroquelarse casi sin fisuras para mantener esa ventaja. Siempre logró hacer su juego, ejecutar el plan que había pergeñado.

Si un equipo ataca bien y se defiende mal y otro ataca mal pero se defiende bien, se estará frente a dos conjuntos con una faceta del juego satisfactoria y otra deficitaria. Sin embargo, las mayores críticas recaerán sobre el que tenga limitaciones ofensivas. Mientras que un ataque virtuoso siempre es destacado favorablemente, defenderse con férrea solidez recoge marcadamente menos reconocimientos.

Quedarse con el último paso del largo camino que recorrió el Inter para llegar a la final de la Champions es hacer un recorte parcial para distorsionar y desmerecer los méritos de un equipo que con pragmatismo optó por aplicar distintas estrategias de acuerdo a las circunstancias. Si está en los umbrales del penta campeonato en Italia y accedió a la definición del torneo de clubes más importante del mundo es porque fueron muchos más los partidos que salió decididamente a ganar que los que se preocupó exclusivamente por no perder.

No existe un único modo ni un gusto uniforme. El concepto de antifútbol es una malicia que debe ser desterrada. Debe aceptarse el derecho de ver defectos donde otro vislumbra virtudes y viceversa. Lo que no tiene razón de ser es la descalificación, que desmorona cualquier posibilidad de debate y hace que las discusiones sobre los estilos futbolísticos no salgan de las chicanas para avanzar hacia intercambios superadores.
(Foto: Elmundo.es)

Patricio Insua
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lunes, 26 de abril de 2010

Argentinos ya ganó

Aunque una campaña sorprenda a los propios protagonistas al superar las expectativas iniciales, llega una instancia en la que lo que hubiera conformado en un comienzo queda de lado para ir por más. Así transcurren los días de Argentinos Juniors, que a tres fechas del final del Clausura se encuentra a solamente un punto de la cima del campeonato y sueña con obtener el tercer título de Primera División de su historia, tras el Metropolitano de 1984 y el Nacional de 1985.

El conjunto de Claudio Borghi tiene sello propio. Juega cercano entre líneas para achicar espacios y con acumulación de pases sin caer en una horizontalidad que no hiere al rival. Tiene vocación ofensiva sin descuidarse atrás y tomó los riegos que en algún momento debe asumir todo equipo que tiene altas aspiraciones.

El esquema táctico inicial de Argentinos rompe con la habitualidad que suelen mostrar los equipos argentinos: una defensa de tres hombres; cuatro mediocampistas, dos abiertos por los laterales y un binomio de medios, un enlace y dos delanteros. Esa disposición 3-4-1-2 no es fija, porque Argentinos mueve continuamente la pelota y entonces también a sus ejecutantes. Borghi tiene un discurso descontracturado que no es sólo de la boca para afuera, como una postura preciosista, sino llevada a la práctica por sus dirigidos.

El corazón del equipo está en el centro del campo, donde Néstor Ortigoza y Juan Mercier conformar un doble volante central que regula el funcionamiento de todo el conjunto. De ellos nace el inicio del ataque y la presión para la recuperación del balón cuando lo tiene el rival. Se entienden y complementan a la perfección, con Mercier con más responsabilidades en la marca y Ortigoza (dicho sea de paso, el mejor ejecutantes de penales del fútbol argentino) con mayor pista para acompañar los ataques.

Pero el Bicho tiene un talón de Aquiles y en un lugar demasiado sensible: el arco. Nicolás Peric es inseguro y sus recurrentes errores han significado goles que hasta aquí, de todos modos, no han tenido un alto costo. Es difícil que un equipo pueda ser campeón con un arquero tan frágil como el chileno.

Pese a sus méritos y virtudes, los de la Paternal no la tienen fácil. Corren de atrás, a un punto nada menos que de Estudiantes, el mejor equipo argentino. Apenas por debajo lo tienen a Independiente, el único grande que, al menos en este campeonato, ejerce de tal y al que recibirá en el Diego Armando Maradona en la anteúltima fecha. En la línea del Rojo también está Godoy Cruz, la revelación del certamen.

Coronar este gran torneo con el título es el deseo de todo Argentinos Juniors. No conseguirlo en nada opacaría una campaña excepcional, en la que suma 64 puntos y tiene prácticamente asegurado su regreso al plano internacional, clasificándose a la Copa Sudamericana, que se disputará en el segundo semestre del año. Borghi, hombre profundamente de la casa, logró un equipo que juega de acuerdo a su prédica; los buenos resultados se suman y los hinchas lo disfrutan. Aunque no llegue la gloria final, Argentinos ya ganó.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com