lunes, 6 de abril de 2009

Frente interno

La estrepitosa derrota en La Paz ante Bolivia 6 a 1 generó, como era de esperar, una serie de cuestionamientos desde distintos sectores de la prensa. Hubo críticas fundadas y equilibradas, que son las que alimentan el debate con altura y construyen. Pero más aún abundó el circo, propio de realidad mediática que funciona hace ya buen tiempo. Entonces, a los oscilantes oportunistas que ponderan exultantes en la victoria y señalan con gravedad en la derrota sin más argumento que el resultado puesto, se sumaron los que estaban esperando a Diego Maradona con el cuchillo bajo el poncho. Es curioso que ese grupo que relativizó la victoria ante Venezuela se agarre de la humillante derrota con resultado tenístico como si esa fuera sí, efectivamente, la realidad de la Selección.

Al margen de la capacidad concreta de los medios y periodistas de instalar temas y guiar opiniones, existe un conflicto real que subsiste desde la designación de Maradona y es el que refiere a la composición del resto del staff del seleccionado. Este problema lleva ya 5 meses sin solución.

La Asociación del Fútbol Argentino designó a Maradona como director técnico del seleccionado mayor pero, en una determinación sin antecedentes, no le permitió elegir a la totalidad de sus colaboradores. Vedado, se vio en la necesidad de acudir a un plan alternativo y designó a Miguel Ángel Lemme y Alejandro Mancuso como ayudantes de campo. Se cuestionó, entonces, las capacidades y méritos de éstos, sobre todo del ex mediocampista central por su relación de amistad con el entrenador. Pero el eje de la cuestión no debería ser ese. Javier Torrente y Claudio Vivas eran mucho menos conocidos en el ambiente del fútbol que Lemme y Mancuso, pero fueron los hombres que Marcelo Bielsa entendía eran los indicados para trabajar con él en su proceso al frente del conjunto argentino, entre 1998 y 2004. El tema central es el hecho de que a Maradona le hayan impedido armar su cuerpo técnico ideal.

Humberto Grondona, puesto como Subsecretario de Selecciones Nacionales por su padre, Julio Grondona, todopoderoso presidente de la AFA, le pegó a Maradona tras la histórica derrota paceña. Desde su impunidad filial espetó que lo ocurrido ante Bolivia “tiene que servir de experiencia”, que “hay que trabajar y no subestimar a los rivales” y que “sería importante que (Maradona) escuche a la gente con mucha experiencia”, ya que “sería muy tonto” no consultar a un técnico campeón del mundo. Así, con otras palabras aseguró que el DT nacional no trabaja, que menospreció las cualidades del combinado boliviano y le dio sustento a los rumores que hablaban de cortocircuitos con Carlos Bilardo. Diego se había opuesto públicamente a la designación de Humbertito luego de que le negasen la posibilidad de sumar a Oscar Ruggeri a su cuerpo técnico, a lo cual Grondona puntualizó que su hijo no tendría injerencia en la mayor sino en los seleccionados juveniles, lo que hace aún más desubicadas sus declaraciones.

La actitud de Bilardo tampoco ayudó. Tres días antes del partido ante Venezuela adelantó, con misterios, que en 10 días haría un anuncio importante, lo que alimentó distintas especulaciones. Pero la lealtad incondicional de Bilardo hacia Maradona, que lleva más de 25 años, impide pensar en cualquier especulación. Consciente del error por el revuelo que generaron sus palabras y en la búsqueda subsanarlo, el DT campeón en México 86 dio varias entrevistas en las cuales aseguró que “ni loco” renunciaría a su cargo. Además, le bajó el tono a su anuncio al decir que “se entendió mal” y que “no tiene nada que ver con el fútbol”, sino que se trata de tres cláusulas de su contrato “que se están estudiando, que se tienen que aceptar o no, pero no son nada grave”. Agregó que su relación con Maradona está “bien”, que hablan “siempre” y que Diego lo escucha, aunque aclaró: “Yo le digo lo que él me pregunta. Lo que no me pregunta, no. Yo no soy de estar encima. Vos al técnico no le podés decir nada”.

Su trato directo con presidentes de asociaciones y confederaciones y su relevante presencia en congresos mundiales de fútbol le dan a Bilardo las condiciones óptimas para ejercer el cargo ejecutivo de Director de Selecciones Nacionales para el que fue designado. Tal vez ayudaría a aclarar el panorama que el propio doctor explicase puntualmente cuál es su rol y sus tareas. Seguramente Bilardo podría, además, aportarle mucho a la selección en el plano estrictamente futbolístico, pero esa es una decisión que debe tomar Maradona sin ninguna presión ni condicionamiento, contrariamente a lo que ha ocurrido hasta ahora.

Si la AFA le ofreció la dirección técnica del seleccionado a Maradona es porque confía en sus condiciones, con lo cual no debería haber puesto ningún reparo a la conformación de su cuerpo técnico. Daniel Passarella y Bielsa sufrieron las interferencias de las oficinas de Viamonte 1366, pero las que afronta Maradona son todavía más evidentes. Los señalamientos discordantes de la prensa y el público están dentro de las reglas de juego a partir de las diferentes posiciones que se pueden tener. Pero que sea la AFA la que ponga trabas crea un escenario muy complicado. Diego deberá tener como entrenador la misma cintura que tuvo como jugador para eludir estas dificultades.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

1 comentario:

Fernando Salceda dijo...

Patricio:

A tu muy buen análisis le falta la parte de Maradona. La AFA es una mafia y, como hablamos muchas veces, sus popes no piensan la conducción con el criterio profesional con el que sí lo hacen sus pares de otras federaciones. De eso no hay dudas, aunque también es justo decir que pocos conocen las idas y vueltas de Grondona como Diego y, así todo, aceptó trabajar con él.
Diego tendrá que demostrar que tiene algo más que la chapa para estar donde está. Sus primeros movimientos fueron muy alentadores, dando muestras de la actitud profesional y la dedicación full time que el cargo requiere. Pero con eso solo tampoco basta.
En Bolivia lo traicionó su militante adhesión a la causa anti FIFA; está bien que no reniegue de jugar en La Paz, pero debe saber que los efectos de la altura existen y que debe hacer un planteo acorde y no mandar al equipo al frente como lo hizo. Antes y después del partido podrá dedicarse a hacer política y/o demagogia, pero lo del otro día fue un error de principiante, casi imperdonable para alguien con tanto fútbol encima. A Argentina le metió seis goles un equipo que si jugara el campeonato argentino tendría sería dificultades para mantenerse en Primera. No es la muerte de nadie y la clasificación todavía no corre riesgos, pero fue un cachetazo vergonzante y gratuito.
Con respecto a lo de Ruggeri, ya es tarde para lágrimas: si aceptó seguir sin él, ya no corre como excusa; y si era imprescindible (cosa que ni el mismo Diego parece pensar) debió dejar el cargo. Bilardo es millones de veces más importante que Ruggeri, Lemme y Mancuso juntos; y Diego debería apoyarse mucho en él dejando de lado ese orgullo tonto que lo impulsa a enfatizar una y otra vez, como si hiciera falta, que el jefe es él. Diego no es Bielsa, Passarella o Pekerman, que más allá de los gustos de cada uno, llegaron a dirigir la Selección con algunas estrellas en su currículum como entrenadores.
Ojalá aprenda de esta paliza.

Un abrazo.