miércoles, 1 de abril de 2009

Histórica y dolorosa derrota

En el estadio Hernando Siles de La Paz, por la 12º fecha de las Eliminatorias Sudamericanas clasificatorias para Sudáfrica 2010, Argentina sufrió la que bien podría ser considerada como la peor derrota de su historia, al caer 6 a 1 ante Bolivia. La imagen del segundo tiempo de los jugadores deambulando por la cancha y del entrenador, Diego Armando Maradona, con las manos cruzadas debajo de la espalda, la mirada perdida y la boca sellada es la triste síntesis que quedará de un partido que será recordado por siempre.

La Selección careció de todo. Fue un equipo estático, sin reacción, tácticamente huérfano y anímicamente descorazonado. Se trató de un compendio de errores conceptuales y técnicos, con horrores en defensa y la imposibilidad de generar juego, o, aunque más no sea, una serie de pases sucesivos fructíferos. Argentina fue un equipo desconectado, que dejó muchos espacios libres, lo cual es letal en la altura.

Con los antecedes al respecto, el cuerpo técnico argentino optó por permanecer en Santa Cruz para contrarrestar las dificultas físicas que se sabe acarrea jugar a 3.600 metros sobre el nivel del mar y ascendió a La Paz un par de horas antes del encuentro. De todas maneras, Maradona no se refirió a la altura antes del partido ni la puso como excusa una vez consumada la derrota, sino que en la conferencia de prensa que brindó, con el evidente dolor en el rostro por la terrible goleada, se refirió a la clarísima superioridad. “No hicimos absolutamente nada”, reconoció también el DT, que significó que “cada gol de Bolivia era un puñal en el corazón”.

Pese al derecho inobjetable que le asiste a Bolivia de ser local en La Paz, como es potestad de cada asociación afiliada a la FIFA elegir en qué ciudad del territorio de su país juegue su representativo, es indudable que la altura produce malestar en quienes no están habituados a la vida en esa geografía. Tal vez debería evaluarse si la opinión del cuerpo médico no debería ser preponderante para jugar en estas condiciones; es decir, si no es mejor ir con los futbolistas físicamente más aptos para soportar los efectos de la altura aunque esto implique poner en cancha un equipo con menor jerarquía al que pudiera conformarse en las circunstancias habituales.

Si bien la defensa de Maradona a que Bolivia jugue en La Paz fue loable, cometió un gran error como entrenador si no tuvo en cuenta el factor altura a la hora de plantear el partido de ayer. La mala planificación del encuentro explica la derrota y la altura define la goleada.

Una derrota en La Paz era previsible, si se tienen en cuenta las implicancias de jugar en La Paz, la importancia que le asignaba Bolivia al partido –que muy lejos de poder clasificar al Mundial no puso a sus mejores figuras el pasado fin de semana ante Colombia para reservadas para el choque ante el equipo de Maradona- y la falta de buenos resultados de Argentina en estas Eliminatorias jugando fuera de Buenos Aires: como visitante sólo le ganó a Venezuela y cosechó apenas 5 puntos de los 18 posibles. Sin embargo, el calibre de una caída lacerante, de una goleada vergonzante, provocó un estrépito feroz.

Así, como no podía esperarse de otro modo, el 6 a 1 en contra tuvo una gran repercusión en la prensa deportiva de todo el globo. Esta derrota debe ponerse en su justa medida: quedará para siempre en los anales del fútbol argentino y mundial, pero no es definitoria de cara a la clasificación del elenco nacional para el Mundial del año próximo, donde se descuenta su presencia.

El 6 a 1 ante Checoslovaquia en la Copa del Mundo de 1958, el 2 a 2 ante Perú que implicó no estar en México 70, el 4 a 0 del Mundial de 1974 ante la Holanda mágica, el 5 a 0 ante Colombia que obligó a penar en un repechaje ante Australia 15 años atrás y el empate 1 a 1 ante Suecia que marcó la eliminación en la primera ronda del Mundial de Corea y Japón fueron resultados negativos más trascendentales que esta derrota ante Bolivia. Pero por lo abultado del marcador y la talla del rival esta bien puede considerarse la peor derrota de la historia. Se trató de una experiencia dolorosa, un cachetazo tremendo para la riquísima historia del fútbol argentino, pero cuyos efectos no deberían ser significativos.
(Foto: Ole.com.ar - Reuters)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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