lunes, 24 de mayo de 2010

Inter, campeón de Europa por convicción

Con una idea de hierro ejecutada sin concesiones por un grupo de futbolistas que, desde ese convencimiento, jugaron para su técnico, José Mourinho, Inter volvió a ser campeón de Europa después de 45 años. Un esquema basado en una defensa granítica y un ataque agazapado y voraz fueron los argumentos centrales del conjunto milanés para quedarse con el trofeo más deseado. En la final ante Bayern Munich, el equipo de ese arrogante y excelente entrenador que es el portugués ratificó que es quien mejor sabe jugar sin necesidad de tener la pelota. Se la cedió a su rival, con presión lo obligó a caer en su embudo defensivo y esperó, impertérrito, para punzarlo con sus puntuales estiletazos.

Y así fue la jornada soñada para Diego Milito, autor de los dos fabulosos goles de la noche madrileña. Amague para engañar al arquero en el primero y avance con la pelota al pie, doble enganche ante Van Buyten y definición al segundo palo en la conquista para liquidar el pleito. La temporada debut del hombre surgido en Racing en el club de los Moratti no pudo ser mejor: 30 goles en 52 partidos. Cinco de esos gritos tuvieron una importancia superlativa para que el Inter sea el primer equipo italiano en quedarse en una misma temporada con el torneo local, la Copa de Liga y la Champions League, ya que monopolizó los tantos decisivos al anotar el 1 a 0 ante Siena para la conquista del quinto Scudetto consecutivo, el 1 a 0 en la final de la Copa de Italia ante Roma y los dos gritos en el Santiago Bernabeu.

La conquista de Europa fue por demás especial para el jugador símbolo de la institución, Javier Zanetti, quien otra vez, como en Alemania 2006, raramente mirará el Mundial por televisión. El su partido 700 con la camiseta del Inter (está a 58 de Giuseppe Bergomi, récord neroazzurro) y el 80° en el máximo certamen europeo, se convirtió en el primer argentino en levantar como capitán la Orejona. Pupi disputó todos los minutos de la edición 2009/2010 de la Champions, privilegio que compartió con su compañero Julio César, el mejor arquero del mundo.

Si Milito fue héroe y figura, Esteban Cambiasso se erigió, una vez más, en el termómetro del equipo y tuvo una gran actuación ante Bayern Munich. Fue la válvula para abrir y cerrar la represas de su equipo. Tácticamente impecable y fino técnicamente, Cuchu fue destacado en más de una ocasión por Mourinho como el hombre que mejor lo interpreta dentro de la cancha. Acaso su ausencia en Sudáfrica sea aún más sensible que la de Zanetti.

La fundamental presencia argentina es un póker completado por Walter Samuel, a quien el regreso al fútbol italiano en 2005 -luego de un difícil paso por el Real Madrid- volvió a convertirlo en el Il Muro. Fue un bastión de la enorme defensa milanesa y así, recomendación de Mourinho a Maradona mediante, será uno de los centrales titulares de la selección en la Copa del Mundo.

Etiquetado por muchos con un conjunto enrolado en el histórico catenaccio italiano, ese estigma llegó tras el partido de vuelta por las semifinales ante Barcelona, en Catalunya. Esa llave ante el fabuloso campeón defensor había sido pensada por Maurinho como un único encuentro; entonces, tras conseguir -por buscarla- una importante ventaja de 3 a 1 en el partido de ida, en la revancha sólo se preocupó por defender esa diferencia y no atacó. Tomó el riesgo de jugar todo el partido refugiado en su campo y consiguió lo que se había propuesto, lograr la clasificación a la final. Pero antes del cruce ante los de Josep Guardiola, en octavos de final Inter le había ganado los dos partidos al Chelsea, campeón de Inglaterra, y lo repitió en cuartos ante el CSKA Moscú. Esos cruces y el ímpetu protagónico que tuvo fronteras adentro desestiman la pretendida descalificación. Ningún equipo logra tres títulos en un año sin ser agresivo en ataque.

Mourinho consiguió que la comunión entre estratega y jugadores que es requisito indispensable para el éxito, sea un valor supremo. El abrazo que le dio Zanetti en pleno campo de juego del Real Madrid y la dedicatoria de Milito al míster evidenciaron el tenor de ese vínculo en el cual radicó en buena parte la fortaleza de un equipo impenetrable a los pareceres ajenos y blindado en su idea.

Un año atrás, Barcelona se quedó con el título europeo a partir de una receta bien distinta a la que ahora utilizó el Inter. Porque es evidente que los caminos elegidos por ambos equipos para llegar al mismo destino no fueron los mismos. Esas dos conquistas con libretos disímiles son un rico alimento para el debate futbolístico si este tiene altura, reflexión, intercambio de posiciones y revisión de conceptos en lugar de agravios y descalificaciones. Todos los estilos ganan, todos los esquemas sirven, pero se requiere convencimiento para llevarlos a cabo y el consecuente trabajo para perfeccionarlos. Inter tuvo ambas cosas y por eso volvió a ser campeón de Europa.
(Foto: Canchallena.com.ar)

Patricio Insua
Patinsua@gmail.com

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