martes, 13 de julio de 2010

El mejor del mundo fue el mejor del Mundial

España llegó a Sudáfrica con el favoritismo ganado a partir de sus actuaciones en los últimos tres años, pero con una débil historia mundialista. Su mejor registro se remontaba 60 años atrás, con el cuarto puesto en Brasil 1950. Pero ni el peso de la candidatura, ni los pobres antecedentes en la máxima cita, ni tampoco el comienzo con derrota ante Suiza (se convirtió en primer campeón que cayó en el debut) hicieron mella en el conjunto de Vicente del Bosque, que ratificó con el trofeo más deseado su condición de mejor Selección del mundo.

España y Holanda fueron los mejores de Sudáfrica 2010 y llegaron a la final merecidamente, lo que garantizaba un campeón incuestionable desde los méritos. Pero el partido decisivo resultó, como ocurre tantas veces, definitivamente olvidable. Ninguno de los dos entregó siquiera una muestra de los argumentos que los habían llevado a estar ese domingo en el Soccer City de Johannesburgo. De los ibéricos se recordará el agónico gol de Iniesta, a los 116 minutos de juego, y de los Tulipanes su juego violento.

No fue un campeón brillante. Se distanció de auqel andar que cuando conquistó la Euro 2008, el punto más alto de una generación como la que nunca tuvo el fútbol español. Fue en la historia de la competencia el consagrado con menor cantidad de goles a favor: apenas 8 en siete partidos. Ganó todos sus encuentros eliminatorios 1 a 0, convirtiéndose en la primer equipo en cerrar su arco tras la primera fase y hasta alzar la copa. Fue El campeón más rentable, como tituló Diego Torres Romano su gran nota en el diario El País.

Su mejor actuación fue en la semifinal ante Alemania, en la cual ganó con mucha mayor claridad que la que reflejó el 1 a 0 final conseguido con un gran cabezado de Carles Puyol tras un corner. Le cerró todos los caminos y no abusó del intrascendente toque lateral que muchas veces lo hizo un equipo laxo. Manejó a voluntad a uno de los mejores equipos del Mundial y a un grande histórico, que disputó siete finales y en seis de los últimos ocho mundiales se ubicó entre los cuatro mejores.

Tuvo en Casillas, su capitán, un arquero que respondió a lo grande cuando más se lo necesitó. Los catalanes Puyol y Piqué constituyeron un aceitadísima zaga central, mientras que Ramos se mostró como un lateral com ADN brasileño y Capdevila hizo lo suyo del otro lado. Otra sociedad blaugrana, fue el motor del equipo: se trató de la que constituyeron Busquets, Iniesta y Xavi. Un vasco, Xabi Alonso, fue el equilibrista de ese mediocampo. Adelante, la frescura de Pedro -otro más del Barcelona- y la potencia goleadora de Villa completaron un equipo bien definido. Con esa base, apoyada en el Barcelona de Joseph Guardiola, España se convitió en el octavo campeón del mundo, junto con Brasil, Italia, Alemania, Argentina, Uruguay, Inglaterra y Francia.

La consagración de España es la coronación de un proyecto sostenido en el tiempo. Claro que no fue la única que lo tuvo, pero sólo había lugar en lo más alto para uno. Es justo que haya sido La Roja. El triunfo implicó, además, el punto más alto del impresionante crecimiento del deporte español, que inició una política al respecto cuando más de 20 años atrás el Comité Olímpico Internacional le dio a Barcelona la sede de los JJOO de 1992.

Mientras tanto, el fútbol argentino sigue empantanado en una discusión sobre estilos ficticia y anacrónica. Cuatro años atrás, con el título de Italia en Alemania 2006, de un lado se golpeaban el pecho señalando que ésa era la verdad del fútbol. Ahora, del otro, proponen a esta España como un equipo que le puso manija a la pelota. Exageraciones, abundantes. Superar esa falsa antinomia, entender que no es esa Italia o esta España, sino Italia 2006 más España 2010, que no es el Barcelona de Guardiola o el Inter de Mourinho, sino Pep más Mou ampliará el horizonte miope. El fútbol es superación y no contraposición; todos los sistemas y todas las ideas tienen virtudes y defectos, se trata, a fin de cuentas, de nutriste de lo bueno y prescindir de lo otro.
(Foto: Efe.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

2 comentarios:

Fernando Salceda dijo...

Nunca entenderé por qué es necesario determinar quién es el mejor como valor absoluto.
Lo único concreto es que España ganó el Mundial porque ganó la final. Eso es indiscutible.
Ahora, ¿fue el mejor?. A mí me quedan severas dudas. En el desarrollo del campeonato, Holanda llegó hasta la final superando con claridad a todos sus rivales y no tengo registro de que haya salvado alguna instancia gracias a errores arbitrales, sino más bien sobreponiéndose a ellos (primer tiempo contra Brasil, por ejemplo).
En mi opinión España desarrolla un juego vistosamente onanista y poco efectivo, que en lo personal me resulta, por momentos, soporífero. Quizás fuera diferente si la FIFA innovara y pusiera los arcos en los costados de la cancha.
Ganó la Copa en buena ley, pero me resisto a ponerlo por las nubes.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Creo que sin dudas fue el mejor. Y no solo del mundial sino de los ultimos años a maximo nivel. No siempre se puede ganar pero si se puede gustar sin renunciar al estilo. Si no supero con claridad alguno de los rivales fue porque este se dedico a otra cosa y no a jugar al futbol.
Vivi 6 años en Barcelona y brindo por este futbol, el mejor que vi en mi vida. "A matarla con el pecho y no tirarla afuera" diria un pelado conocido.
Felicitaciones por el blog, un seguidor de siempre.
Diego