martes, 2 de noviembre de 2010

Una decisión sin sustento

Es difícil dar con el hilo conductor que llevó a que Sergio Batista sea el técnico de la Selección. Desconcierta ver en un lugar de absoluto privilegio a un entrenador que en nada se destaca de la media y está lejos de los mejores. Diego Maradona tenía brevísimos antecedentes como DT, pero su designación se sostuvo en el gigantesco pasado como futbolista vestido de celeste y blanco. Por caso, Franz Beckenbauer, en Alemania; Marco Van Basten, en Holanda, y Dunga, en Brasil, habían debutado como técnicos en selecciones. En el caso del ex gran volante central surgido de Argentinos Juniors, no se encuentran ni en su talla como futbolista internacional ni en su pasado como conductor argumentos para la designación. Es muy fácil enumerar a varios técnicos con muchos más méritos que Batista para semejante lugar.

Luis Segura, presidente de Argentinos Juniors; Juan Carlos Crespi, vice de Boca; Germán Lerche, presidente de Colón; Diego Turnes, vice de River; Julio Ricardo Grondona, presidente de Arsenal, y Mario Contreras, presidente de Godoy Cruz, fueron los dirigentes que se prestaron a la parodia de un supuesto cónclave para determinar al elegido y proponerlo a sus pares de Comité Ejecutivo. De la reunión, realizada en el predio de la AFA en Ezeiza, también participaron Carlos Bilardo y Humberto Grondona, director y subdirector de Selecciones Nacionales, respectivamente. El mecanismo real fue el verticalismo que impera desde hace décadas en la sede de la calle Viamonte: la decisión fue, como siempre, de Julio Humberto Grondona.

No hubo entrevistas con distintos postulantes y, por lo tanto, mucho menos se realizó la tarea de cotejar distintos proyectos para ver cuál era el más sustentable y adecuado. Nunca se siguió ese proceso en la AFA, pero en este caso la exposición es aún mayor porque se nombró a alguien sin los pergaminos necesarios.

“Nos reunimos con la Comisión y hubo unanimidad: Batista debía ser en entrenador. Tiene experiencia, fue jugador nacional y ha dirigido”, fue el básico sostén de Bilardo; quien, a su vez, reconoció que jamás habló con otro técnico. Es penoso ver su rol actual con todo lo que le dio a la Selección en sus años de entrenador. Previamente, Grondona había sostenido que “(Batista) es lo que se merece por su trayectoria en el fútbol argentino”, en lo que fue también un argumento amplísimo en el universo que puede abarcar.

A favor de Batista vale decir que en los últimos 20 años han pasado por la Selección técnicos de las más diversas características y solamente fueron destacados los períodos entre-Mundiales de Alfio Basile (1990-1994) y Marcelo Bielsa (1998-2002). Ojalá logre llevar adelante un trabajo con el que aproveche al máximo el gran potencial latente, porque su éxito será el de la Selección. El primer desafío será volver a conseguir un título después de 18 años, cuando el año próximo se dispute aquí la Copa América. Aunque Batista dejó muchos espacios en blanco a la hora de llenar el formulario para ser el conductor nacional, la responsabilidad recayó sobre sus espaldas.
(Foto: Telam)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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