viernes, 17 de octubre de 2008

Final anunciado: Basile dejó de ser el técnico de la selección

El pésimo rendimiento y la consiguiente derrota ante Chile fueron la estocada final para el segundo ciclo de Alfio Basile al frente del seleccionado nacional. Un proceso en el que jamás se encontró el equipo y tampoco evolucionó a lo largo de sus distintas presentaciones tuvo un 2007 con sus peores resultados y sus más flojas actuaciones. El final era tan obvio como necesario.

Es positiva la salida de Basile, quien hace tiempo enterró el buen técnico que supo ser. Argentina desperdició con él dos años en los que con una gran cantidad de buenos jugadores nunca logró armar realmente un equipo. Apenas algo en la Copa América y otros esporádicos momentos fueron demasiado poco. Así, se perdió trascendencia en el concierto internacional. Nunca valoró lo colectivo y la planificación. Jugó siempre a lo que salga, a la suerte de que los jugadores se levanten bien y al refugio de las cábalas. Se va, además, un cuerpo técnico de formas deplorables: insultos a los rivales, falta de respeto con los periodistas, cigarrillos en el banco de suplentes, declaraciones desubicadas y explicaciones futbolísticas con filosofía de bar. Agotado el ciclo Basile es saludable que el cambio de mando se haga ahora y se dé inicio a uno nuevo con un cuerpo técnico a la altura de las circunstancias y las responsabilidades.

Basile se excusó siempre en la falta de tiempo, pero lejos estuvo de aprovechar cada momento en que contó con los jugadores. Tampoco le interesó dirigir al equipo olímpico, dónde hubiese tenido todavía más tiempo para trabajar con muchos de los integrantes del seleccionado mayor y preparar una reserva para apuntalar al grupo central de jugadores por él elegido. Justamente fue esa su tarea exclusiva: convocar buenos jugadores entre un universo por demás generoso. Pero está comprobado que sólo el talento no alcanza.

Por diversas cuestiones y seguramente de modo inconsciente, los futbolistas dejaron de responderle a Basile. Probablemente, el hecho de estar inmersos en el súper profesionalismo, en equipos donde cada detalle es tomado en cuenta, y encontrar en Ezeiza el marcado contraste de una organización improvisada hizo que no se consustanciaran enteramente.

A 20 meses de la Copa del Mundo se impone la contratación de un entrenador con experiencia y gran apego al trabajo, maximizando cada uno de los momentos en que disponga de los jugadores y estando pendiente en el día a día de cada detalle que rodea al equipo nacional. Un técnico sin recorrido pero que haya sido cacique con la albiceleste no es una mala alternativa. Será un ciclo corto, no con cuatro años para preparar el equipo mundialista como sí dispusieron Menotti, Bilardo, el propio Basile en su primer ciclo, Passarella y Bielsa. El tiempo de quien llegue será la mitad, como le ocurrió a Pekerman antes de llegar a Alemania 2006.

El nuevo entrenador de la selección -que es necesario sea nombrado prontamente y ponga inmediatamente manos a la obra- deberá ser firme ante las autoridades de la AFA en relación a las condiciones para llevar a cabo su trabajo. No tendrá que conceder cuestiones fundamentales y contar así con poder de decisión en la elección de los rivales para los cotejos preparatorios y disponer de los jugadores que requiera sin condicionamientos de la empresa rusa Renova ni de nadie. En este sentido, deberá procurar que los clubes argentinos cedan a los jugadores cuando se los requiera y hacer valer con los de Europa las reglamentaciones de la FIFA para las selecciones nacionales. Si por el contrario quien llega acepta las actuales condiciones será muy difícil que Argentina pueda tener aspiraciones de un protagonismo principal en la máxima cita futbolística.
(Foto: Criticadigital.com.ar - Télam)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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