lunes, 13 de octubre de 2008

Canallada

La calma, la reflexión, el análisis sesudo, la mesura y el buen ejemplo les son obligatorios a quienes conducen. Más todavía cuando se trata de momentos álgidos, de situaciones tensas. De lo contrario, los cuestionamientos se multiplican, el descontrol se impone y la violencia –en alguna o varias de sus formas- se adueña del terreno. A todo esto le abrió la puerta Horacio Usandizaga, presidente de Rosario Central, con desorbitadas declaraciones; sobre todo por la responsabilidad que le cabe.

En la inauguración de la peña “Mario Alberto Kempes”, en Funes, Santa Fé, el titular del popular club rosarino arremetió con una desmesura inusitada contra los jugadores del plantel profesional y los integrantes del saliente cuerpo técnico encabezado Pablo Vitamina Sánchez, ídolo de la institución. “Estoy caliente porque nosotros cumplimos con todas las obligaciones que tenemos; con los jugadores, el cuerpo técnico y los empleados del club. Entonces, así como nosotros cumplimos con todos y nos rompemos el culo todos los días para hacerlo, ellos (los jugadores) también se tendrían que romper el culo cuando entran a la cancha, usando también la cabeza”, fueron los primeros disparos de la verborragia del Vasco. Y continuó: “Yo dije que este iba a ser un torneo de transición, pero esto no justifica que estemos jugando como lo estamos haciendo ahora, que estamos jugando para la misma mierda, porque no hay orden en la cancha”.

“Las responsabilidades las tenemos que compartir. Nosotros, los dirigentes, cumplimos la cuota parte que nos toca, que asuman la suya el cuerpo técnico y los jugadores. Entre todos somos responsables de este mal momento, que es pasajero. Central va a salir adelante. Va a salir o los voy a matar a todos estos hijos de mil puta; jugadores, técnicos y lo que carajo sea”, amenazó el máximo dirigente centralista. Luego dio a conocer que “por salvarse del descenso, ellos (los jugadores) cobraron un millón de dólares de premio y el cuerpo técnico (el de Leonardo Madelón) 200 mil dólares” y finalmente se preguntó de modo retórico “¿qué más quieren?”.

Tras haber cometido el delito de amenazar de muerte (lo sabe perfectamente porque es abogado), fomentar la violencia al predisponer mal a socios e hinchas contra los jugadores e incurrir en la falta ética de ventilar cifras obscenas de acuerdo a las carencias económicas que han de tener la enorme mayoría de quienes cada fin de semana colman en Gigante de Arroyito, Horacio Usandizaga ya tendría que haber puesto su renuncia a disposición. De lo contrario, la instancia arbitral del club tendría que revocarle su mandato y si esto tampoco ocurre la sanción debería llegar desde la Asociación del Fútbol Argentino. Claro que nada de esto ocurrirá. Bajo el reinado de la impunidad y con la filosofía del todo pasa nada es como debería.

Horacio Usandizaga llegó a Rosario Central como una brisa de aire fresco necesaria para un club con un hedor preocupante. Entonces, se propuso disminuir el margen de maniobra de las muy bravas facciones de la barra, denunció corrupción en la dirigencia precedente y buscó ordenar las finazas. Pero más tarde incursionó en conductas como nombrar a su hijo asesor legal del club y en lo futbolístico despidió a Madelón para luego traer y descartar a Vitamina. Las controvertidas declaraciones recientes muestran que Central, un peso pesado, sigue sin poder ordenarse para recuperar el lugar que supo tener.
(Foto: Pagina12.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

1 comentario:

Fernando Salceda dijo...

Quizás haya que replantearse aquello de que el hincha (o el público en otras actividades) siempre tiene razón.
Eso invita a los dirigentes a la demagogia o a tomar decisiones que razonaron como hinchas y que no tendrán ningún tipo de costo para ellos.
Aunque los clubes no deberían dejar de ser asociaciones civiles sin fines de lucro, sí necesitan una dosis mínima de profesionalismo en la administración. nuestro fútbol tiene varios ejemplos de tipos que "aman" al club y que los destruyen. Aguilar, Babington y Eduardo López son los nombres que más rápido me vienen a la cabeza, pero seguramente hay más.

Gran abrazo.