lunes, 20 de octubre de 2008

Un golpe difícil de revertir para Simeone y River

Se sabía que quien cayera derrotado quedaría agonizante por una herida grave. La nueva edición del superclásico enfrentaba a un River carente de juego y necesitado de puntos con un Boca afectado principalmente por la ruptura interna del plantel. El choque entre los dos tanques del fútbol argentino tenía mucho más que ver con el orgullo de ganar este campeonato aparte que con el tránsito de ambos en el Apertura. Desde lo matemático, el triunfo le servía a River para abandonar el fondo de la tabla y a Boca para no alejarse aún más de San Lorenzo, el líder, y continuar a 8 puntos. Demasiado poco para ambos y por eso el valor extra al que ya de por sí se sabe implica el derbi.

Como consecuencia de la inviabilidad de establecer proyectos por la falta de paciencia, la demagogia de los dirigentes y el formato de los torneos –entre otros factores-, el encuentro en el Monumental era de sumo riesgo para los entrenadores, Diego Simeone y Carlos Ischia. Pese a que uno obtuvo el último torneo local y el otro fue hace pocos meses campeón de la Recopa Sudamericana, el descontento por el mal presente claramente los condicionaba.

De este modo, el gol de Lucas Viatri, el único de la tarde, actuó como el muy buen y esperado bálsamo xeneixe. La ausencia de victorias que había alejado a Boca de la cima del campeonato pasó a segundo plano tras el todavía nunca aclarado affaire Caranta y el choque dialéctico entre Cáceres y Riquelme (ambos de buena actuación en el Monumental, sobre todo el hombre de la selección argentina). Así, el triunfo aquietó las aguas en La Ribera y le dio aire a su entrenador, cuestionado no tanto por el rendimiento del equipo como por su manejo del plantel.

En tanto, River quedó hundido en el mar de sus propios errores y Diego Simeone tecleando en su cargo. Visiblemente dolido por la derrota, el entrenador lanzó una frase en la conferencia de prensa posterior al partido que bien pudo ser el prólogo de su despedida: “Soy un agradecido a River por la oportunidad que me dio y siempre voy a querer lo mejor para este club”. Si se produce la eliminación de la Copa Sudamericana ante Chivas de Guadalajara –la serie se definirá la primera semana de noviembre, en México- no podría sorprender el alejamiento del actual cuerpo técnico. Significaría la estocada final para un equipo perdido, confundido y nervioso en el cual, por culpa de unos u otros, el mensaje del técnico no llega a los jugadores.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

1 comentario:

Santiago Carreras dijo...

Te armo una ensalada. Riquelme jugó muy bien contra River, nunca se desempeña así en la Selección. ¿Es este Simeone el candidato a dirigir el equipo nacional? ¿O el del torneo anterior? ¿O bien el de Estudiantes? Porque son tres diferentes. Victoria merecida del xeneize, pero no lúcida. ¿Este tipo de juego, pergeñado por Carlos Bianchi, es el que se le pide a Argentina? Porque parece que el Virrey es el principal candidato a suceder a Alfio. Y ahora juguemos: Basile vuelve a Boca porque Ischia tiene gripe. Gana todo: torneo, Copa Sudamericana y Libertadores 09. ¿Grondona se lo vuelve a birlar a Boca para que nos dé catedra en el Mundial?