lunes, 9 de junio de 2008

En un fútbol histérico, River es otra vez campeón

Tras cuatro años de sequía de campeonatos, River se consagró en el torneo Clausura 2008. Lo hizo con Diego Simeone como entrenador. El cortoplacismo y la vorágine que constituyen la histeria de nuestro fútbol ven al ex capitán de la selección argentina obtener un nuevo título local cuando debería estar por finalizar su vínculo con Estudiantes, con quien ganó el Apertura 2006 y contra quien luchó por esta conquista.

Hace un mes, River era un tembladeral. Un borrascoso frente se había instalado con la crónica crisis institucional, con la fatídica eliminación de la Copa Libertadores a manos de San Lorenzo, con la furia de los hincha al siguiente fin de semana expresada -luego de haber recibido al equipo con maíz- a puro insulto al finalizar el primer tiempo ante Gimnasia, con los rumores de divisiones internas en el plantel con Ortega como principal protagonistas y con las polvaredas que levantaron las declaraciones de Oscar Ahumada y Juan Pablo Carrizo. Hoy, con aquello a la vuelta de la esquina, River parece ser Aruba, para tomar palabras de su presidente, José María Aguilar.

En plena crisis de River, el contrapunto era Boca, que disfrutaba de todos los elogios. Una gran actuación colectiva y una formidable producción individual de Martín Palermo le habían permitido avanzar a las semifinales de la Libertadores tras vencer 3 a 0 en el estadio Jalisco de Guadalajara al Atlas, al tiempo que se mantenía con muy buenas aspiraciones en el plano doméstico. Pero ahora, sin títulos y con rumores de divisiones internas con Juan Román Riquelme en el centro de la escena, los xeneixes son los que aparecen en crisis. Todo cambia demasiado rápido.

Este campeonato, por lo ya citado, seguramente fue especial para Simeone, tal vez por eso en el festejo se lo vio tomándose los genitales, en una conducta impropia, que nunca mostró en sus tiempos de jugador y menos tendría que tener ahora que es el conductor de un grupo. Sin contabilizar su interinato en Racing, sus llegadas a Estudiantes y River fueron a pleno éxito, ya que tanto en la Plata como en Núñez fue campeón en el primer certamen que disputó. En River mostró, seguramente producto de las presiones, un versión enloquecida de sí mismo en cada partido, algo que no había ocurrido en el Pincha.

Esta vez, sin lograr constituir en un gran equipo, sí uno bueno, Simeone plantó a lo largo del torneo un conjunto con una decidida vocación ofensiva y que supo hacerse fuerte en el Monumental, donde sólo cedió 2 puntos de los 30 que disputó. Fue un acierto suyo no haber descuidado el torneo local mientras tuvo doble competencia, lo mismo que haber asumido riesgos en momentos de quiebre. Así, en parte, logró imponer su impronta en el juego colectivo del equipo. El primer gol ante Olimpo, el que comenzó a abrir el camino hacia la consagración, llegó por una jugada diagrama en el laboratorio del Cholo y materializada por Diego Buonanotte, que más tarde completó su doblete. Habrá que ver cuánto tardará la dirigencia millonaria en rematar a su nueva joya, quien junto con Ahumada, Abelairas y Carrizo integró el cuarteto de figuras del campeón.

El tan esperado título le trae tranquilidad a la institución. Sabido es que socios y simpatizantes reclaman, en la gran mayoría de los casos, cuando los resultados deportivos no llegan. Esto dista demasiado de lo ideal, pero encuentra su lógica en el hecho de que los clubes del fútbol argentino tienen su razón de ser en el fútbol profesional. Entonces cuando los resultado acompañan, el análisis es que las cosas están bien, sin importar si en realidad no lo están o si podrían estar mucho mejor. En el caso de River, el título será utilizado por la CD liderada por Aguilar con la misma conducta que tuvo desde que asumió la conducción del club.

Establecer proyectos a largo plazo parece ser una quimera en los equipos con mayor convocatoria. Para los entrenadores de estos equipos ya no alcanza con el trabajo táctico y estratégico con ajustes finos en cada entrenamiento, sino que ahora se requiere una habilidad extra, que Simeone la tuvo, y es la de saber condensar todos esos conceptos en un período breve que permita sobrevivir en un medio voraz.
(Foto: Noticiasnet.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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