lunes, 23 de junio de 2008

A contramano de la historia

Desde la consolidación del negocio de la televisación del fútbol, allá por fines de los 80 y principios de los 90, Independiente y Racing fueron los dos equipos que protagonizaron la más marcada caída respecto del lugar que se ganaron en la historia del fútbol argentino. Claro que no todo fue culpa del monstruo del monopolio mediático, sino que una explicación principal se encuentra también en inescrupulosos dirigentes, entregadores del patrimonio de estos grandes. Entonces, si bien en los últimos años han tenido momentos de gloria, lo que predominó fueron las malas campañas y los trastornos institucionales.

En este contexto se inscribe y comprende el gran festejo de los hinchas de Independiente en la última fecha de torneo Clausura 2008. ¿Salió campeón el Rojo? Nada de eso. El equipo que esta temporada comenzó siendo dirigido por Pedro Troglio, continuó con Miguel Ángel Santoro y concluyó con Claudio Borghi simplemente logró clasificarse a la modesta Copa Sudamericana al empatarle agónicamente a Arsenal de Sarandi (último campeón de ese certamen continental) con un gol fortuito de Carlos Matheu. Es decir que el máximo ganador de la Copa Libertadores de América celebró vigorosamente el ingreso a un campeonato internacional al cual River y Boca son invitados; y en el caso de los xeneixes más pareciera que la juegan por obligación que por invitación.

En la vereda de enfrente, la cuestión es clara y evidentemente peor. Racing, finalmente, no pudo evitar su destino y jugará la Promoción. En un mano a mano ante Colón, para determinar quién pasaría una semana en ese Purgatorio de dos partidos, la Academia cayó y, de yapa, quedó enterrado en la última posición del Clausura. Ahora, primero en el estadio mundialista del paraje Chateau Carreras de Córdoba y luego en el Presidente Perón de Avellaneda, jugará por mantener la categoría o sufrir el segundo descenso de su historia. Así, próximamente el festejo enloquecido de Racing podrá ser no por un campeonato, ni siquiera por ingresar en la Copa Sudamericana, sino por evitar jugar la próxima temporada en la segunda categoría del fútbol argentino. El rival será Belgrano, experimentado en este tipo de partidos, ya que jugó la Promoción en tres oportunidades, dos para mantener la categoría y otra para ascender, y siempre salió victorioso. En tanto, Juan Manuel Llop, DT de Racing, la perdió un año atrás, cuando dirigía a Godoy Cruz de Mendoza.

Independiente y Racing están a contramano de su historia. Aunque la actualidad también es un elemento de la historia. Los seguidores de Independiente gozan el modesto logro de disputar la Sudamericana, mientras que institucionalmente aguardan por saber cuándo finalizará la reconstrucción de su estadio, prometida desde la dirigencia con los más de 20 millones de dólares ingresados por la venta de Sergio Agüero; aunque después se necesitó la ida de Oscar Ustari y ahora la de Germán Denis. Por el lado de Racing, la crisis deportiva e institucional lleva más años y es mucho más profunda que la de sus vecinos: deberán jugar la Promoción y destrabar la situación de la conducción del club. Esto último gira entorno al entramado que significó Blanquiceleste S.A., que durante 7 años se estima hizo buenos negocios empresariales sin que la ganancia se traslade a la asociación civil. Sin embrago, la Justicia, a través del magistrado Enrique Gorestegui (cuya tarea fue muy cuestionada en la quiebra del club), recién ahora vio el problema. Este es el presente de Independiente y Racing, dos grandes jaqueados por el negocio y sus propios desatinos.
(Foto: Lagaceta.com.ar - DyN)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

1 comentario:

Fernando Salceda dijo...

En la noche del sábado me tocó comentar Independiente - Arsenal y debo decir que me dio mucha tristeza ver de qué manera los hinchas del Rojo festejaba el ingreso a la ¡¡¡copa Sudamericana!!! Es una muestra más de la decadencia de la que hablás en tu texto.
Lo de Racing es todavía peor, porque las responsabilidades de este presente penoso están dentro tanto como fuera. Lo de la Academia, más allá de la insoslayable y nefasta influencia de la televisión, también se debe a las administraciones que se sucedieron durante décadas. En cualquier país normal, en el mejor de los casos, Racing debiera haber tenido que empezar otra vez desde cero. Es decir, refundarse.
Pero acá es así.

Un gran abrazo.