lunes, 2 de marzo de 2009

Fabbiani, la síntesis del fútbol argentino

Los medios que venden el show futbolístico, que poco se ocupan del análisis del juego y muy rara vez hacen foco en las delictuales conductas de una actividad de cifras pesadísimas, encontraron su fetiche en Cristian Fabbiani. Lo exprimirán, magnificándolo al extremo, hasta encontrar un nuevo elemento para vender. Las circunstancias entorno al jugador surgido de Lanús evidencian las bajezas del periodismo deportivo dominante y su influencia en los hinchas, así como el nivel de juego del fútbol argentino en general y de River en particular.

A comienzos del año, cuando los equipos comenzaban sus pretemporadas, la atención mediática recayó en la negativa de Fabbiani de reincorporarse a Newell´s por un dinero que el club le adeudaba. A esa altura, ya se sabía del interés de River por contar con él. Le reclamaba a la flamante Comisión Directiva rojinegra la importante suma que nunca le había exigido al oscuro Eduardo López. Las nuevas autoridades leprosas lograron reunir el dinero y depositarlo, pero Fabbiani de todas maneras se negó a volver a Rosario, influenciado por empresarios y dirigentes riverplatenses que le aseguraban su arribo a Núñez. Hasta Néstor Gorosito, DT de la Banda, pedía públicamente su llegada y anunciaba, en una exageradísima comparación, que podía transformarse en el Guillermo Barros Schelotto de River. En un mercado de pases con muy poca actividad, el Ogro fue suficiente para crear una novela de verano.

La prensa más consumida se regocijaba con su invento, con las declaraciones de Fabiani sobre su amor por River y su negativa a vestir cualquier otra camiseta. Nunca se preocuparon por referirse al pésimo manejo del jugador al huir de Newell´s. Tampoco se detuvieron en el desplante que le hizo a la gente de Vélez, cuando luego de arreglar de palabra su incorporación con Christian Bassedas, manager del conjunto de Liniers, los dejó plantados para la presentación oficial y firma de contrato.

Todo River esperaba como un mesías salvador a un delantero que en el último torneo marcó 5 goles y que antes había jugado en Lanús (club que lo dejó ir sin complejos dos veces), Palestino, de Chile; Beitar Jerusalem, de Israel, y CFR Cluj, de Rumania. Antes de vestirse de rojo y balanco sus apariciones eran más en la prensa del corazón que en la deportiva.

Los hinchas de River pisotearon su historia al darle status de ídolo a Fabbiani incluso antes de pisar el Monumental. Se trató de una muestra de la capacidad de los periodistas para imponer temas y posiciones. El mismísimo Enzo Francescoli, instalado para siempre en el Olimpo del club, fue inicialmente resistido. Sin embargo, el hombre de Ciudad Evita no valoró esa tremenda ventaja de ser recibido con alfombra roja al presentar una forma física inaceptable para un profesional y al hacer los días cortos y las noches largas. Esto último fue avalado por Gorosito que preguntó retóricamente cuándo iba a ir Esperando (edén de la noche porteña, muy frecuentado por varios futbolistas) sino ahora, siendo joven. La respuesta es tan clara como breve: nunca. La diversión de madrugada es incompatible con la vida de que debe llevar un futbolista de alto rendimiento. Desempeñarse en uno de los equipos más grandes de la Argentina, es decir ganar muchísimo dinero por ocupar un lugar de privilegio en la profesión elegida, implica dejar de lado ciertas cosas. No está mal que un futbolista salga de noche esporádicamente, pero sí es un problema que sea un asiduo concurrente de la movida nocturna.

Que Fabbiani haya marcado diferencias con su muy mal estado físico pone de manifiesto un bajo nivel futbolístico. Sin dudas no se puede desestimar el componente psicológico, que hizo que los rivales tambaleen ante la presión de hacerle frente al fetiche mediático. Fue fundamental en los triunfos ante Central, al marcar el gol de la victoria, y ante Banfield, con una asistencia a Falcao para liquidar un partido abierto. Su influencia había comenzado antes del partido en Arroyito, en el agónico triunfo por la Copa Libertadores ante Nacional, de Paraguay, en su debut oficial: bajó la pelota en el área (con la mano) y remató cruzado para que tras el rebote del arquero convirtiera Buonanotte (en posición adelantada).

Cristian Fabbiani es un buen delantero, técnicamente tiene la capacidad para participar del circuito de juego y sabe aguatar la pelota para jugar de espaldas al arco rival. Pero eso no implica que sea un gran atacante, destinado a vestir camisetas pesadas. Si River no estuviera en uno de los peores momentos de sus historia jamás se hubiese detenido en él.

El último fin de semana Gorosito volvió a darle media hora en cancha. Esta vez no tu incidencia favorable en su equipo y nada pudo hacer en la paliza que River recibió por parte de San Lorenzo, 5 a 1 en el Nuevo Gasómetro. Tal vez al ex Lanús y Newell´s le sobrevenga una serie de partidos sin goles ni intervenciones decisivas, entonces esa misma prensa que lo elevó le apuntará y se preguntará qué le pasa a Fabbiani, señalará su mal presente y cuestionará si era la contratación que River necesitaba.
(Foto: Nosolodeportes.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

2 comentarios:

Fernando Salceda dijo...

Estoy plenamente de acuerdo con tu texto; y una muestra más: un diario serio como Perfil, en su edición digital al menos, publica un especial con "las recetas de la mamá del Ogro Fabbiani".
Es el final, estoy a punto de rendirme ante la imbecilidad generalizada.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Nadie puede estar en desacuerdo con esto, es otra gran estafa de los medios en la Argentina, en cualquier momento dejan en segunda plana el problema gobierno - campo para subir a primera plana esta telenovela venezolana.
Saludos y excelente tu blog.
Martinchas