lunes, 10 de noviembre de 2008

En once meses, River se deglutió a Simeone

Ni siquiera el título local obtenido en su llegada, después de 4 años de sequía, le permitió mantenerse en el cargo. Esa vuelta olímpica dada apenas cinco meses atrás no fue atenuante para el durísimo presente. Así, tras haber quedado eliminado de la modesta Copa Sudamericana ante Chivas de Guadalajara, el segundo rival que le tocó enfrentar (anteriormente había eliminado a Defensores, de Uruguay), y marchando último en el Apertura, Diego Pablo Simeone decidió dejar de ser el entrenador de River. Algo previsible por las actuaciones de los últimos meses.

En su estada en Núñez, pese a no haber llegado a ser de un año, el ex capitán de la selección argentina dirigió en total cuatro certámenes. Cosas propias de la vergonzante organización de la Asociación del Fútbol Argentino y la Confederación Sudamericana de Fútbol. En simultaneo con el Clausura 2008 que finalmente obtendría, disputó la Copa Libertadores, de la cual quedó afuera ante San Lorenzo, en el Monumental, en un partido que será recordado en el tiempo. Los otros dos compromisos fueron los que marcaron su salida: la Copa Sudamericana y el presente Apertura, en el cual River enhebra la peor racha de su historia con 12 encuentros sin victorias, por lo que ocupa el último lugar en la tabla a sólo cinco fechas del final.

Simeone nunca logró que River tuviese su impronta, que ejecutase su ideal de juego. Fue un campeón mediocre en el precedente torneo doméstico; fue campeón porque un equipo debía serlo. El título claramente se apoyó más en un puñado de buenas individualidades que en una cohesión colectiva alcanzada por la mano del entrenador. El Cholo sufrió su paso por River, o al menos lo disfrutó con un grado de tensión extremo. El visible nerviosismo con el que vivió cada partido marcó un fuerte contraste con la serenidad que mostraba en el banco de Estudiantes, cuando sí vio ejecutarse en el campo de juego sus ideas. Es probable que la situación personal por la que atraviesa, hecha pública por revistas y programas de chimentos, haya afectado su trabajo como técnico.

Simeone ha tenido precipitadas salidas en sus tres procesos como entrenador y también choques con referentes. Si bien dejar Racing respondió a una decisión de la extinta Blanquiceleste S.A. y la marginación de Ariel Ortega se sostenía en argumentos de peso, sus idas de River y de Estudiantes (sobre todo ésta), en La Plata con los enfrentamientos con Juan Sebastián Verón y José Luis Calderón, marcan aspectos que debe mejorar en su rol de conductor.

River no se comió a Simeone por su falta de capacidad. Nadie le pondrá al entrenador ese lastre de ser considerado un profesional no apto para los equipos de mayor convocatoria y atención mediática. Lo ve pasar fugazmente en el peor momento institucional de su historia, porque hace rato que los fracasos deportivos del Millonario hay que buscarlos en la Comisión Directiva encabezada por José María Aguilar antes que en planteles o cuerpos técnicos.

Sus conocimientos, el férreo apego al trabajo, la intención de tener siempre un equipo ofensivo y su constante búsqueda de solucionar errores –aunque no siempre del mejor modo-, fueron reconocidos por los riverplatenses. Ni en los peores momentos los principales reclamos de los hinchas recayeron en él. Con el equipo último, los aplausos antes de iniciarse el encuentro ante Huracán, que se repitieron en el final pero con silbidos para los jugadores, marcaron la valoración a la tarea del entrenador y el entendimiento de que fue quien más hizo por revertir la peor situación de River en su historia.

Apenas un puñado de meses atrás, el Cholo era el seguro próximo entrenador del Atlético de Madrid y estaba entre los primeros en las consideraciones para hacerse cargo del seleccionado nacional tras la Copa del Mundo de 2010. Tal vez no haya retrocedido en esa proyección, pero sí deberá pulir algunos de sus manejos y formas de trabajo para ser, definitivamente, ese gran entrenador del que ya ha dado pruebas.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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