jueves, 20 de noviembre de 2008

Un comienzo para la ilusión

A poco más de 14 años de haber disputado su último partido con la selección, Diego Armando Maradona tuvo su estreno como director técnico de Argentina. Lo que reclamó y esperó durante mucho tiempo se hizo realidad. Fue ante el mismo rival, Escocia, y en el mismo estadio, el Hampden Park de Glasgow, donde en 1979 convirtiera su primer gol con la casaca albiceleste. El inicio de la era Maradona mostró resplandores para ilusionarse en distintos aspectos, lo que permite vislumbrar un futuro con brillo. El Rolls Royce lleno de tierra comenzó el proceso para recuperar su elegancia.

En lo que al juego refiere, y aún con todo por delante, hubo una mejora táctica conseguida desde el orden y la motivación. Lo mejor se vio en los primeros 25 minutos, cuando el equipo se mostró vertical, rápido en las trasiciones y aprovechando integralmente el terreno. Claro que todo ante un rival de rango menor y, como era lógico, se trató más de chispazos que de una constante. De todos modos, sirvió para presagiar lo que se avecina, fundamentalmente desde un grupo que, siendo el mismo que con Alfio Basile, se mostró más consustanciado y comprometido, seguramente en línea con lo que emana desde la conducción.

El binomio conjugado en la mitad de la cancha por Javier Mascherano y Fernando Gago fue el inicio de la presión, el ataque y la defensa. Esa sociedad será el núcleo del equipo nacional; la capitanía entregada por Diego al hombre del Liverpool transita en ese sentido. Aunque, claro está, resta saber cuál será el rol de Juan Román Riquelme. El DT adelantó que será el diez del equipo y todo hace prever que tendrá protagonismo estelar, ya que sin él, ante los británicos, optó por un esquema con dos líneas de cuatro y una dupla atacante.

Otra grata carta de presentación fue el buen aprovechamiento de los laterales. Emiliano Papa tuvo un buen debut y Javier Zanetti (que contrariamenente tuvo su 128º presentación con la celeste y blanca) demostró que está vigente y sigue siendo un aporte sustancial cuando integra la defensa y no el mediocampo. Tanto el hombre de Vélez como el del Inter acompañaron siempre los ataques de Maxi Rodríguez y Jonás Gutiérrez. Esas combinaciones externas generaron salida con dinámica.

En el ataque, Carlos Tévez se constituyó en uno de los puntos más altos del equipo. Sin escatimar su entrega habitual, recuperó la tranquilidad que no había tenido en presentaciones anteriores. El cambio de actitud -para mejor- del delantero del Manchester United fue el de todo el conjunto, fortalecido por la motivación de esta nueva etapa, marcada por todo lo que la figura de Maradona implica.

Quedó demostrado que apenas una charla de Diego, al margen del muy necesario trabajo de campo para prever todas las situaciones posibles en un partido, genera en los jugadores un empuje anímico que más tarde tiene su correlato en la cancha. Sobrio y observando cada detalle, estuvo sentado en el banco casi todo el partido y sólo se paró a dar algunas indicaciones una pocas veces, sobre todo en el complemento, cuando el equipo se diluyó. Apenas gritó el gol de Maxi Rodríguez y salió último del campo de juego luego de saludar con un beso y un abrazo a cada uno de sus dirigidos. Como lo había adelantado a la prensa, su expresión distó ampliamente de la mostrada en su condición de hincha y se lo vio en una versión aplomada –aunque no desapasionada- que demuestra entiende perfectamente las formas y responsabilidades que su cargo requiere.

El primer encuentro de la selección argentina con Maradona como DT fue positivo. Aunque el estreno ante Escocia fue apenas eso, un primer paso, y es evidente que aún quedan muchas cosas por resolver. La idea del técnico aparecerá con el mayor tiempo de trabajo, porque no corre la excusa del pasado de la imposibilidad de entrenar por disponer de los jugadores sólo dos o tres días antes de los partidos. El trabajo es acumulativo y la suma de entrenamientos, aunque distanciados en el tiempo, es lo que permite lograr la solidez colectaba para aprovechar el talento de cada uno de los componentes del equipo. Diego Armando Maradona estableció su primer mojón como técnico de la selección argentina de fútbol, el hombre que como nadie conoció el cielo y el infierno, puso manos a la obra para darle, una vez más aunque desde otro perfil, lo mejor que sí a la camiseta que defendió como nadie.
(Foto: Lanacion.com.ar - AP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

1 comentario:

Fernando Salceda dijo...

Patricio:

Podría haber escrito yo mismo lo que decís en tu nota. Con esto quiero decir que comparto casi plenamente tu análisis.
Aunque sigo siendo cauto a la hora de aventurar un pronóstico sobre el ciclo de Diego, también digo que en mis días en Glasgow vi algunas cosas que me sorprendieron gratamente y en esto incluyo la forma del equipo, que tan bien analizás en tu texto. Pero al mismo tiempo pude comprobar que algunos viejos vicios no se pierden y con una figura de la dimensión de Diego son todavía peores.
Sigo deseando con el alma tener que decir que estoy muy equivocado en mis recaudos. Ojalá dentro de poco me den razones suficientes para reconocerlo.

Te mando un gran abrazo.