martes, 11 de julio de 2006

Italia, campeón desde atrás

Luego de 24 años, la nazionale podrá actualizar el emocionante y visceral festejo de Paolo Rossi ante Alemania en la final de España 82 y la imagen del veterano Dino Zoff alzando la copa. La versión 2006 incluye, de todos modos, una remake del festejo del excepcional delantero, protagonizada por Fabio Grosso, también ante los germanos, pero esta vez en semis y a los 118 minutos de juego para marcar la eliminación de los dueños de casa, rubricada por Del Piero con otro grito 60 segundos más tarde. Italia conquistó el tetracampeonato y agregó a su álbum la foto de Fabio Cannavaro levantando el máximo trofeo del fútbol.

Aunque con matices y su propia impronta, el conjunto dirigido por Marcello Lippi alcanzó la gloria con las credenciales del fútbol italiano. Como nunca una defensa fue campeona del mundo. Buffón terminó de corroborar que, desde hace tiempo, es el mejor arquero del mundo. Por los laterales, Zambrota y Grosso hicieron un gran aporte, sobre todo el hombre del Palermo por la izquierda. El mejor jugador del campeón del mundo fue su capitán, Fabio Cannavaro: excelsa e inapelable fue su tarea para recuperar la pelota y luego jugarla siempre para un hombre de azul. Como compañero de zaga tuvo en el inicio del Mundial al cotizado Alessandro Nesta, pero una lesión lo dejó fuera. Su lugar fue bien ocupado por el desagradable Materazzi.

Apuntalado por ese cerrojo aceitado a la perfección -que sólo recibió dos goles, uno en contra y otro de penal en la final-, muy buenas actuaciones de Andrea Pirlo y Gennaro Gatusso, más piscas de Toni y Del Piero, fueron suficiente para quedarse con el Mundial de Alemania 2006. En la final ante Francia, rival que lo superó a lo largo de los 120 minutos de juego, encontró su premio en la definición desde los doce pasos, misma vía por la que vio frustradas sus aspiraciones en la semifinal ante Argentina del Mundial jugado en su propia casa y por la que cayó, cuatro años más tarde, en la final de Estados Unidos 94 ante Brasil. Por tercera vez consecutiva, en Francia 98, los penales volvieron a ser un karma cuando los galos los dejaron fuera en cuartos de final. Fue tiempo de revancha.

Defensa y ataque son los dos planos del juego. Italia se afianzó en el primero y a partir de ahí ganó el Mundial lícitamente, proponiendo un juego que suele incomodar mucho a los rivales. No llegó a Alemania como uno de los principales candidatos a los ojos de la mayoría y cargaba además con la pesada mochila del escándalo por corrupción en el Calcio, que señalaba entre los culpables al técnico, al capitán y al arquero de la selección azzurra. Pragmatismo e inteligencia estuvieron a la orden del día –y del rival- para que la nazionale pudiese festejar su cuarta conquista mundialista.
(Foto: Fifaworldcup.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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