jueves, 20 de julio de 2006

El peso de la historia

Si en los últimos 15 años hubo equipos difíciles de dirigir para los entrenadores, esos han sido Independiente, Racing y San Lorenzo. Por un cúmulo de indicadores, que podrían sintetizarse en su poder de convocatoria y la cantidad de campeonatos obtenidos, estos tres equipos adquirieron junto con Boca y River el reconocimiento de grandes. Ocurre que en los últimos tiempos la grandeza de estos clubes vive en las vitrinas que dan cuenta de un pasado glorioso y no en un presente auspicioso.

Los cinco grandes supieron coexistir durante décadas en un plano de igualdad. Pero lo cierto es que ese espacio hoy está vacío. Millonarios y Xeneixes se han elevado, mientras que Rojos, Académicos y Cuervos han caído. Aunque en realidad es muy probable que ese lugar antes ocupado por River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo esté habitado por un nuevo y único inquilino: Vélez. Con títulos, esfuerzo, trabajo y un proyecto integral, los de Liniers se han ubicado en los últimos años por detrás de River y Boca y por delante de Independiente, Racing y San Lorenzo.

Los seguidores de los tres grandes en decadencia, como es lógico, no se resignan a ceder el lugar que ocuparon junto a River y Boca. Quienes peinan canas o se pasan una mano por el cuero cabelludo desnudo añorando el peinado de ataño reclaman porque saben lo que fue estar en la cima. Los más jóvenes pueden no saber lo qué implicó la gesta de mayo de 1810 ni quiénes se enfrentaron en la batalla de Waterloo, pero con toda seguridad conocen la historia del equipo de sus amores. Propio del hincha, la pasión arrebata a la razón y la presión que baja de las tribunas se transforma muchas veces en un ingrediente más para el descalabro institucional. Lo cierto es que hay un reclamo de todas las generaciones por volver a compartir la mesa con River y Boca y no con Estudiantes, Newell`s, Banfield, Lanús o Gimnasia de La Plata como lo hacen hoy.

Malas e irresponsables administraciones de sus dirigentes y un giro mediático centrado en el usufructo de la demanda generada por River y Boca hicieron que los de Avellaneda y el del Bajo Flores pierdan su lugar. Construir siempre demanda más tiempo que destruir. Deberán entonces, para recuperar el sitio del que se precipitaron, encaminarse en un proyecto de trabajo con claras metas, subiendo de a un escalón por vez y al mismo tiempo seleccionar una estrategia adecuada para aprovechar el prestigio que aún mantienen sus colores.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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