jueves, 16 de julio de 2009

Estudiantes de América

Con una gran actuación en el Mineirao, Estudiantes se coronó campeón de la Copa Libertadores de América por cuarta vez en su historia al vencer 2 a 1 a Cruzeiro. Luego de 39 años, volvió a alzar el trofeo que ya lo había distinguido como monarca del continente en 1968, 1969 y 1970. La mística originada en aquella gloria registrada en blanco y negro tuvo su parte en este magnífico equipo que sabedor de su capacidad ansiaba hacer historia y reeditar aquellos festejos.

Tras el empate sin goles en La Plata en el partido de ida, el Pincha le cedió al elenco brasileño el favoritismo para el encuentro decisivo. Pero desde el comienzo del partido el conjunto platense expuso su decisión de ir a buscar la victoria sin especular, sin meterse atrás, con presión sobre el rival, manejo productivo de la pelota y la firme decisión de imponer condiciones. Planificó el partido a la perfección y tuvo siempre muy en claro lo que debía hacer, sus premisas y su objetivo. Jugó una final como debe hacerse. Tuvo mucho juego y jerarquía. Demostró, además de muchas virtudes tácticas y técnicas, tranquilidad y coraje para dar vuelta el resultado después encontrarse en desventaja a poco del inicio del segundo tiempo. Porque nunca se sintió menos que su rival, se plantó con firme personalidad y jamás se dejó impresionar por un marco con decenas de miles de torcedores que reducían a un puñado a los casi 5.000 fervorosos pinchas presentes. Estudiantes superó a Cruzeiro en su propio terreno con la prestancia de los grandes equipos.

Sin sangrías en su plantel en las últimas temporadas, el León consolidó una definida identidad colectiva desde el compromiso de sus muy buenos jugadores. Pero en esa estructura grupal, la figura de Juan Sebastián Verón constituye un aporte trascendental. Hizo un partido soberbio, perfecto. No es justo ni preciso reducir el valor y los méritos de Estudiantes a su presencia, pero el valor del ex Boca, Sampdoria, Parma, Lazio, Manchester, Chelsea e Inter es superlativo. La incidencia de la Bruja es futbolística, anímica y organizativa; su influencia en el club –para bien de la institución- es total.

Al promediar el semestre, se hizo necesario un cambio de conducción. Con Leonardo Astrada como técnico, el equipo deambulaba por los últimos lugares de la tabla de posiciones del Clausura y su clasificación a los octavos de final de la Copa estaba seriamente comprometida. Llegó entonces Alejandro Sabella, con pasado como jugador del club pero nula experiencia como técnico, y logró la mejor versión del equipo para guiarlo a un nuevo título internacional después de más de tres décadas. A fines de 2008 había estado cerca de conseguirlo, al ser finalista de la Copa Sudamericana, convirtiéndose, posteriormente, en el primer equipo en llegar a la final de los dos certámenes internacionales de la temporada. En la contratación de Sabella fue clave, una vez más, el aval de Verón, que lo conocía de su paso por la Selección, cuando era ayudante de campo de Daniel Pasarrella.

Estudiantes ganó la Copa de punta a punta. Dio el primer paso a fines de enero, cuando en la fase preliminar superó a Sporting Cristal, de Perú, luego de perder 2 a 1 en Lima y ganar 1 a 0 en la vuelta (avanzó por el gol de visitante). Posteriormente compartió el Grupo 5 con Deportivo Quito (Ecuador), Universitario de Sucre (Bolivia), y Cruzeiro (Brasil), con quien perdió 3 a 0 en Belo Horizonte y ganó 4 a 0 en La Plata. En octavos de final eliminó a Libertad (Paraguay), tras un 3 a 0 de local y un empate en cero en Asunción; en cuartos a Defensor Sporting (Uruguay), con triunfos 1 a 0 en Montevideo y en La Plata, y a Nacional (Uruguay) en el paso previo a la final, con victorias 1 a 0 de local y 2 a 1 en el estadio Centenario.

El presente de Estudiantes no es más que la consecuencia de un claro proyecto futbolístico, de una lógica dirigencial que se mantuvo sin importar los nombres. Ese proceso mostró sus primeros resultados cinco años atrás, cuando Estudiantes comenzó a meterse en la pelea por el título en los torneos Apertura y Clausura. El salto de calidad se produjo con el regreso de Verón, a mediados de 2006. Desde su llegada, Estudiantes forjó sus logros con una enorme efectividad como local en el estadio Provincial Ciudad de La Plata, al cual se había resistido por no querer abandonar su cancha de 1 y 57. En los últimos tres años perdió allí sólo tres partidos y fue campeón del Apertura 2006 y de esta Libertadores, en la cual no recibió ningún gol como local. Además, consiguió otro hito que quedará siempre en el recuerdo de los hinchas: la histórica goleada 7 a 0 frente e Gimnasia, su rival de toda la vida.

Consolidado como el mejor equipo argentino incluso antes de llegar a la final ante Cruzeiro, Estudiantes extendió su dominio a nivel continental para erigirse también como el número uno de América. Campeón por méritos propios, el Pincha agregó con este presente glorioso un motivo más de orgullo para su gente y nuevo lauro a su enorme historia.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

3 comentarios:

Speranza dijo...

Merecido y totalmente justo lo de Estudiantes. Pese a que es uno de los mejores jugadores argentinos de los últimos 10 años, no hay que confundir: Verón no es el salvador de la Selección. Puede aportar su experiencia y calidad, pero depender de él como organizador de juego sería retroceder casi 10 años. Lejos está en mi pedir a JRR, pero lo que logró la Bruja con Estudiantes, Román ya lo hizo con Boca.

Fernando Salceda dijo...

¿Tiene la misma dimensión lograrlo con Boca que con Estudiantes?

Santiago Carreras dijo...

Fernando, claramente no. Es superlativo lo de Estudiantes. Como también es superlativo ganar 3 veces la Libertadores, y no una. A lo que apunto, es que no debemos exagerar. Sin discutir la calidad de Verón, jugador distinto e indispensable para el team de La Plata, no debemos trasladar esto mismo al seleccionado. Creer que con JSV, Argentina va a deslumbrar es un error. El mismo que pensar que con la vuelta de JRR se solucionan todos los inconvenientes.