lunes, 6 de julio de 2009

Vélez fue el merecido campeón

Una previa de 15 días a partir de la crónica desorganización del fútbol argentino, un partido suspendido durante 20 minutos por la caída de granizo y con polémicas por los desatinos de un arbitraje que muy lejos estuvo de estar a la altura del acontecimiento desdibujaron el encuentro que Vélez le ganó 1 a 0 a Huracán para ser campeón del torneo Clausura y festejar en la más absoluta desprolijidad el séptimo título local de su historia.

En ese enfrentamiento directo que operó de final, el conjunto dirigido por Ricardo Gareca, un laburante de perfil bajo, fue quien más hizo para ganar el partido. Enfrentó a un adversario que no pudo exponer los argumentos que lo habían llevado a la cima de la tabla de posiciones a falta de una fecha. Sin la pelota, arrebatada y manejada con solvencia por el dueño de casa, el Globo sufrió ante un rival aplomado y que tuvo una lectura precisa para hacer el juego que más lo beneficiaba. Tácticamente Vélez superó a Huracán; planificó mejor el partico bisagra. Fue el mejor del semestre y lo ratificó con autoridad en la última fecha. Fue, desde el comienzo del campeonato, un equipo trabajado, sólido y contundente, con variantes, mentalidad ganadora, inteligencia, seguro en todos los aspectos del juego y con una fuerte estructuralmente de conjunto.

El Fortín tuvo en Germán Montoya a un arquero que fue garantía; una excelsa dupla central conformada por Sebastián Domínguez y Nicolás Otamendi (la más fabulosa aparición de este Clausura), en una defensa que se completó con la experiencia de Fabián Cubero y las constantes subidas de Emiliano Papa; un mediocampo en el que sobresalieron Franco Razzotti, Víctor Zapata y Maximiliano Moralez (lesionado en gran parte del campeonato), y un atacante como el uruguayo Hernán Rodrigo López, que fue de menor a mayor y finalizó como el goleador del equipo con 11 gritos. Jonathan Cristaldo, Juan Manuel Martínez, Roberto Nanni y Leandro Velázquez fueron las valiosas alternativas que permitieron torcer el rumbo en varios encuentros.

El triunfo ante Colón, en Santa Fé, después de estar abajo 2 a 0 y el empate ante Racing tras ir en desventaja por el mismo marcador fueron una muestra del carácter del equipo, de la precisión de su técnico para introducir variantes ganadoras y del buen desempeño colectivo de sus futbolistas, aún en esas situaciones adversas. En las dos últimas fechas debió enfrentar a los equipos que le peleaban el campeonato, Lanús y Huracán, y en ambos encuentros tuvo personalidad, autoridad y juego de campeón. Sólo perdió un partido, ante Gimnasia y Esgrima de La Plata en la 14º fecha, y fue el equipo que menos goles recibió: apenas 13.

Pese a la justicia del logro velezano, vale resaltar al milagroso Huracán, que estuvo a sólo 7 minutos de ser el protagonista de vuelta olímpica y tuvo motivos suficientes para sentirse como el más perjudicado por el impresentable arbitraje de Gabriel Brazenas. Pese a que el Globo no pudo hacer pie en el cotejo definitorio, disputó un gran campeonato. Con un presupuesto de los más modestos del fútbol argentino, Ángel Cappa armó al equipo sensación del torneo, basándose en la acumulación de toques y un poder ofensivo vistoso y efectivo (fue el más goleador del Clausura con 35 tantos). Parió al elenco revelación con jugadores que ya se creía que habían dado todo lo que podían, como Carlos Arano y Eduardo Domínguez, y otros juveniles que no eran tenidos en cuenta, como Matías Defederico y Javier Pastore. Estos dos y Mario Bolatti, excelso volante central, fueron tres de los mejores jugadores del torneo. Pero otra vez, como hace 15 años, a Huracán le tocó llegar a la última fecha como líder y enfrentándose a su escolta en condición de visitante con la doble alternativa de ganar o empatar para quedarse con el título. Como aquella vez ante Independiente, ese último peldaño fue nuevamente el tropezón para la caída.

Los dos equipos fueron estigmatizados durante el torneo. Vélez señalado como un conjunto de exclusivo perfil defensivo y Huracán apuntado como un liviano equipo de vistoso juego ofensivo. Pero claramente los dos fueron más que eso. Por caso, Vélez mostró en muchos partidos un fluido manejo de la pelota en la mitad de la cancha y Huracán concretó muchos goles originados en jugadas de pelota parada.

Cuando Christian Bassedas, manager de Vélez, optó por Gareca y Carlos Babington, presidente de Huracán, llamó a Cappa ambos entrenadores fueron mirados de reojo al desembarcar en Liniers y Parque Patricios, respectivamente. En apenas un semestre ambos lograron revertir contundentemente aquel prejuicio inicial; uno al salir campeón y el otro por haber armado un equipo a precio de coste que fue inesperadamente protagonista hasta los últimos minutos del torneo y exhibió un fútbol valorado por muchos desde su estética.

Con un equipo templado y ambicioso, Vélez se quedó legítimamente con el título, uno más en la historia de un club modelo para instalarse definitivamente entre los grandes del fútbol argentino.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

2 comentarios:

Speranza dijo...

Buen análisis. Me permito un breve comentario sobre la otra disputa, más allá del título. De lo que se hablaba en la previa era de la disputa entre un Vélez sólido y efectivo versus el lirismo de Huracán, encabezado por Ángel Cappa. Claramente, la disputa no era real. Lo que si estaba en juego era cierta demagogia que pregonaba el periodismo clarinista sobre el fútbol desplegado por el Globo. Seamos claros: a todos nos gusta ver como juegan, los pases cortos, goles entrando con paredes. Eso no se discute. Lo que se discute es la salsa que lo rodea. Que esto es una forma de vida, que el resultado es anecdótico, que el éxito es un farsante como el fracaso. Perogrullo. Si todo fuera así, Huracan no hubiese hecho tiempo durante 80 minutos, Arano no metía un planchazo de prisión y los jugadores de Cappa no hubiesen reaccionado pidiéndole a Larrivey que no meta el gol. Ni hablar de la paparruchada del DT gritando cagones porque escondían la pelota. Mucho humo en Liniers.

javier dijo...

vélez ganó el partido que tenía que ganar, lo cual es muy meritorio. y los números que muestra son de una campaña de campeón. creo que huracán está más allá de los números, porque el fútbol que mostró va más allá de estadísticas. y más con el poco presupuesto que tenía