lunes, 7 de julio de 2008

Fútbol sin retenciones

El fútbol argentino es, eminentemente, exportador de jugadores. Desde los equipos más poderosos de las principales ligas hasta impronunciables clubes de exóticos campeonatos cuentan con futbolistas nacidos y formados en Argentina. El imparable éxodo tiene como uno de sus aspectos negativos centrales la dificultad para lograr mecánicas de equipo producto del constante recambio, lo cual genera la consiguiente pobreza -a veces franciscana- de los torneos domésticos. La emoción que pueden generar por su paridad los breves Apertura y Clausura de 19 fechas no tiene nada que ver con la jerarquía, que por escasa suele dar lugar a desmedidos elogios ante algo medianamente bueno. Sin embargo, la ida masiva encuentra una arista positiva al fomentar el impresionante e inagotable surgimiento de nuevos valores, de modo tal que un extraordinario jugador no condena a otro a las sombras, como ocurrió hasta fines de la década del 70, sino que la rápida venta libera el terreno para quien viene detrás y así se encadena el mecanismo de constante aparición de jugadores.

Cierto es que llegan aquí futbolistas de otros países latinoamericanos, pero esto no trasforma al medio local en receptor, sino apenas en escala al actuar el campeonato argentino como un trampolín para el posterior salto a Europa. De todas maneras, los muy buenos aportes de colombianos, uruguayos, chilenos y paraguayos para los equipos nacionales disminuyeron considerablemente a partir de que éstos han comenzado a llegar al Viejo Mundo sin necesidad de previo paso por Argentina.

Entre los muchos que partieron tras la finalización del Clausura ganado por River se encuentran los goleadores de los dos torneos de la temporada 2007/2008. Germán Denis, máximo anotador del Apertura con 18 gritos, dejó Independiente para emigrar al Napoli de Italia y Darío Cvitanich, top scorer del Clausura con 13 conquistas, llegó a Holanda para sumarse al Ajax desde Banfield. Sus casos encuentran amplios precedentes. De los últimos 15 artilleros de los certámenes locales sólo juegan en el país Martín Cardetti, Andrés Silvera, Rodrigo Palacio y Martín Palermo. En los casos del Chapulín y el Cuqui vale recordar que partieron tras haberse consagrado goleadores para regresar luego al país, lo que evidencia que ese logro significa el cheek-in para embarcarse al fútbol mejor rentado.

Denis y Cvitanich lograron un progreso deportivo y económico. Pero no siempre es así. Son muchas las ocasiones en las cuales jóvenes futbolistas optan por el dinero que, bien administrado, pueda significarles una vida absolutamente tranquila en el plano material. Claro que esto no es condenable, sobre todo en los casos de quienes se desempeñan en clubes modestos y son conscientes de que sus cualidades no les permitirán alcanzar las grandes marquesinas. Quizá sí sea más difícil comprender cuando talentosas y bien remuneradas figuras de clubes importantes no aguardan por un crecimiento integral, sino que optan por emigrar a sitios que garantizan en partes iguales millones de dólares y un ostracismo futbolístico; además del hecho de tener que vivir en ciudades social y culturalmente muy alejadas de lo que les es habitual. Los casos más notables fueron los de Fernando Cavenaghi y Mauro Zárate al partir rumbo a Rusia y Qatar, respectivamente.

La estructura económica de los clubes argentinos cuya razón de ser es el fútbol profesional tiene como principales fuentes de ingresos la venta de jugadores y los derechos de televización. En realidad, la entrada fundamental es la liquidación de futbolistas, ya que la otra es muy escasa en relación a la enorme ganancia que le significan a la empresa dueña del negocio. Lo cierto es que factores económicos propios de la región, una AFA que entregó todo a cambio de casi nada, la proliferación de intermediarios y representantes, las malas administraciones de los clubes y la mentalidad de mercado que hace a los chicos de las inferiores soñar con jugar en Europa antes que en la primera de sus clubes son los más notables componentes de esta fuga de piernas que disminuye las posibilidades de una competencia interna de calidad.
(Foto: Ajax.nl)

Patricio Insua

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