martes, 29 de julio de 2008

Presiones de armado

Cuando los Juegos Olímpicos a disputarse en China recién comenzaban a vislumbrase en el horizonte del fútbol argentino, Juan Román Riquelme se apuró a hacer público su deseo de participar por primera vez de dicha competición. Pese al tono siempre amable, parecía tratarse más de una exigencia que de un pedido. Sus palabras, como suele ocurrir con los protagonistas de peso, no cayeron en saco roto. Entonces, se echaron andar una serie de comentarios -fundamentalmente en los medios- que colocaban al número 10 de Boca como una fija en el representativo nacional que desde el 7 de agosto defenderá la medalla de oro ganada por el equipo de Marcelo Bielsa en Atenas 2004.

Muy probablemente, el ex hombre de Barcelona y Villarreal sea del gusto de Sergio Batista, entrenador del seleccionado olímpico. Tal vez el Checho lo considere una pieza absolutamente central en el armado de su equipo. Pero probablemente no sea así. Quizá en su planeamiento de cara a Beijing 2008 lo valoraba como un buen elemento, pero no tenía pensado que ocupe uno de los tres lugares disponibles para jugadores mayores, posibilidad que da el engendro pergeñado por la FIFA y el COI de disputar los JJ.OO con un Sub-23 reforzado. Es difícil saber si el técnico entendía que era imperiosa la inclusión de Riquelme o si pese a estimar sus aportes estimaba que no era necesario ocupar con él uno de los tres lugares disponibles para futbolistas sin límite de edad. Distintas elucubraciones posibilitan recorrer ambos caminos; lo cierto es que el armado olímpico venía con JR incluido.

Respecto del caso de Lionel Messi, ya a esta altura con ribetes de culebrón, las presiones se hicieron mucho más evidentes y fue el propio Batista quien dio señales de esto. Ante las ideas y vueltas sobre si permanecería con el Barcelona o se sumaría al seleccionado, quien fuera campeón del Mundo en México 86 reconoció que si por él fuese hubiera tomado una decisión “por respeto al grupo” hace ya varios días. Claramente de las declaraciones del DT se desprende que su intención era darle un corte definitivo al tema desafentándolo, sin aguardar que la FIFA se expida en el litigio entre la AFA y los catalanes, ni que Messi finalmente haga pública su postura. Si no lo hizo es porque resulta evidente que esperar o excluir a la Pulga se convirtió en una decisión que, contrariamente a lo que debería ocurrir, no recayó exclusivamente en sus manos.

En este contexto, hubo tiempo para el fútbol, para disputar el último encuentro preparatorio antes del debut de la cita olímpica frente a Costa de Marfil. Ante su par japonés, el conjunto nacional disputó algo más de 80 minutos, ya que el encuentro debió ser suspendido por una portentosa tormenta que descargó un terrible aguacero sobre el Estadio Nacional de Tokio. Se trató de una victoria por la mínima diferencia a partir del gol anotado por el ex Rosario Central Ángel Di María, en la cual se evidenciaron virtudes y aspectos a mejorar. Así, pese a la falta de cohesión entre defensores y mediocampistas, a las dificultades para hacer un aprovechamiento integral del terreno y a las erradas decisiones individuales; el equipo mostró una vocación ofensiva muy interesante, con una velocidad y una verticalidad en la cual Riquelme no pareció sentirse del todo cómodo, pero que de seguro será una característica marcada a partir de las cualidades propias de los futbolistas y de la premisa táctica de mirar continuamente al arco rival.

Con sus problemas y su enorme potencial, la selección ultima detalles para emprender la defensa de los laureles obtenidos cuatro años atrás, cuando en Atenas, cuna olímpica, se subió a lo más alto del podio para saldar una deuda que el fútbol argentino tenía con su historia.
(Foto: Lanacion.com.ar - AFP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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