lunes, 14 de julio de 2008

Desaprovechar la pretemporada es dar ventaja

En el fútbol actual el trabajo planificado da como resultado la generación de esos pequeños detalles que, sumados unos a otros, permiten imponerse. La diferencia se logra a partir de un elaborado orden colectivo que maximice los desequilibrios individuales. Pese a las muy marcadas asimetrías que propician equipos claramente mejores que otros, lo visto en las canchas argentinas permite, paradójicamente, hablar de paridad. De seguro esto tiene más que ver con limitaciones que con virtudes. Sea como fuere, lo cierto es que la profundización de la disciplina táctica y el mayor aprovechamiento de la capacidad física de los deportistas emparejan, muchas veces, en 90 minutos, al poderoso con el modesto.

En su preparación para afrontar la temporada 2008/2009, Independiente optó por partirse y dilapidar así un valioso tiempo de labor conjunta. La mayoría del plantel y parte del cuerpo técnico viajaron a Estados Unidos, para enfrentar al Columbus Crew y al Silverbacks, y Canadá, para medirse ante el Toronto FC, mientras que Claudio Borghi y un puñado de futbolistas se quedaron en Argentina. Esta situación se propició a partir de la fobia a volar del entrenador y la necesidad institucional de recaudar dinero para afrontar sus obligaciones y concretar la reforma integral del estadio, que se iba a financiar con la millonaria venta de Sergio Agüero y cuyo costo ya dobla lo presupuestado originalmente, por lo que a la salida del Kun se agregaron las de Oscar Ustari y Germán Denis.

Recién el 22 de junio, a sólo dos semanas del inicio del Apertura, el conjunto de Avellaneda trabajará con su cuerpo técnico y plantel en pleno. Es decir que Borghi dispondrá, por ejemplo, solamente de 15 días para transmitirles a los incorporados Emanuel Centurión y Lionel Ríos, actualmente en la gira por Norteamérica, su idea de juego y lo que pretende ellos. El Rojo, como ha ocurrido en los últimos años, no dispone de un material que lo convierta en uno de los más firmes candidatos al título –pese a que, de todos modos, será su meta- y su organigrama de preparación no hace más que reforzar esa presunción.

Por su parte, Boca realizará un recorrido a todas luces extenuante. Se encuentra en Estados Unidos, donde trabajará hasta el 25, día que partirá rumbo a Europa. La primera escala será Grecia, para enfrentar al Olympiakos; luego viajará a Hungría, donde todavía no tiene un rival definido; posteriormente se medirá en Bélgica al Anderlecht y cerrará su periplo el 2 de agosto -apenas una semana antes del arranque del campeonato- cuando en España disputé su último amistoso, ante el Atlético de Madrid. Pero no todo terminará ahí. Tras su debut en el Apertura frente a Gimnasia y Esgrima de Jujuy, pospondrá su partido de la segunda fecha ante Newell´s para volver a tierras ibéricas y vérselas ante el Barcelona, por la Copa Joan Gamper. El conjunto dirigido por Carlos Ischia cuenta con muy importantes jugadores para el medio local y tiene una fuerte entidad de equipo por un recambio gradual y no traumático, pero el desgaste de tantos viajes es una amenaza concreta para sus aspiraciones en el segundo semestre de 2008.

Totalmente opuesta es la apuesta de River. A instancias de Diego Simeone, la dirigencia, de seguro la más criticable del fútbol argentino, accedió a cancelar una gira programada para que el equipo se recluya en la tranquilidad de Punta del Este en julio, en un complejo con todas las comodidades. Luego del trabajo con claro acento en el aspecto físico realizado en Uruguay, el Millonario afinará la parte futbolística con tres amistosos, en Mendoza, Tucumán y el Monumental. Este plan le dará una ventaja sobre Independiente y Boca, aunque los inacabables problemas institucionales y el aprieto financiero que le impide al entrenador armar el plantel que desea terminen, probablemente, por actuar de contrapeso.

Las pretemporadas son un factor decisivo en tanto que aportan la base física para todo el año y permiten mecanizar aspectos tácticos centrales. En Argentina los certámenes de apenas 19 fechas las vuelven aún más decisivas, ya que utilizar los primeros cuatro o cinco partidos para acomodar el equipo significa relegar aspiraciones de vuelta olímpica. Es fundamentalmente por esta mala organización de nuestro fútbol que las giras, que deberían ser un motivo de orgullo, se vuelven un inconveniente. Independiente, sobre todo, y Boca afrontarán el próximo torneo con una preparación que no es la más conveniente en función del objetivo que seguramente ambos se habrán planteado: quedarse con el Apertura 2008.
(Foto: Larazon.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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