miércoles, 16 de enero de 2008

Sí, Ramón

Su llegada dio inmediato rédito: la obtención del torneo Clausura 2007. El magnetismo que había generado su arribo como DT, incluso hasta llegar a dejar a un costado el propio nombre -grande y pesado- de San Lorenzo, hicieron de Ramón Ángel Díaz un hombre de culto en el Nuevo Gasómetro desde el vamos. Hinchas y dirigentes se enamoraron del riojano y el “Sí, Ramón” está a la orden del día. Así, el entrenador logró que la Comisión Directiva comandada por Rafael Savino se esforzarse en cumplir con la mayoría de sus pedidos y que los seguidores del equipo le perdonen el maltrato a Sebastián Saja, quien fuera ídolo para la parcialidad azulgrana.

Se trata, por carisma y capacidad, de uno de los técnicos más capaces que trabaja en Argentina. Casi 5 años sin dirigir no lo privaron de sus cualidades como gran motivador, sesudo estratega, hábil lector de partidos y perspicaz detector de las buenas cualidades que esconde un jugador antes de que estalle a los ojos del gran público y la prensa especializada. Tampoco, es cierto, el tiempo fuera del ciercuito mermó sus muy altas pretenciones económicas. Como conductor si bien rápidamente puede señalarse a varios jugadores que tuvieron con él una relación conflictiva, como Leonardo Astrada o Martín Cardetti, lo cual no es un dato menor, la lista de los futbolistas que lo elogian es claramente mayor. En este sentido, Diego Placente, reciente incorporación de San Lorenzo, aseguró que volvió al fútbol argentino por Ramón, Andrés D`alessandro contó que le encantaría llegar hasta el Bajo Flores para ponerse a sus órdenes y Marcelo Gallardo analiza dejar el fútbol galo para sumarse al Ciclón.

El “Sí, Ramón” que hoy domina la actualidad de San Lorenzo hizo que la dirigencia realizase un tremendo esfuerzo económico para retenerlo en el club y alejar la tentación que para Díaz siempre significa River. Le permitió, además, incorporar como futbolistas profesionales (y por lo tanto percibiendo un sueldo) a sus hijos -quienes venían de un paso inadvertido por las categorías de ascenso- con los problemas que esto podía suscitar en la intimidad del vestuario; también se esforzó por cumplir con los pedidos de retener o traer jugadores y le concedió, hace poco, no estar presente en el primer encuentro de la pretemporada.

Por su parte, los hinchas no le cuestionan el destrato a Saja desde su regreso de Brasil. Apenas asumió como entrenador de San Lorenzo, Ramón Díaz tomó la decisión de separarlo del plantel y darle toda la confianza a Orión, quien, motivado, le respondió muy bien y estuvo siempre a la altura de las circunstancias. Cuando, recientemente, el oriundo de Brandsen volvió de Porto Alegre, del Gremio, el Pelado lo ninguneó y ni siquiera le dio la posibilidad de quedarse a pelear un lugar o a ser suplente de Orión. Saja fue ídolo, y la parcialidad azulgrana no le insinuó a Ramón que ese cariño implicaba respeto hacia el ex capitán del equipo.

El campeonato obtenido y el gran desafío de levantar por primera vez la Copa Libertadores, obsesión de San Lorenzo incrementada en su centenario, hacen que ningún cuestionamiento aparezca alrededor de la figura de Ramón Díaz. El “Sí, Ramón”, hasta ahora ha sido provechoso para la institución, pero habrá un momento en el cual el idilio entre San Lorenzo y Díaz desaparezca. Será, entonces, el momento en el que las facturas impagas reclamarán no haber sido canceladas a tiempo, será el momento en el cual la directiva sanlorencista y el propio entrenador riojano descubran lo que hoy esconden bajo la alfombra.
(Foto: Pagina12.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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