
Argentinos está quinto, tiene junto con Estudiantes la vaya menos vencida (mantuvo su arco en cero seis partidos y en sus cinco victorias sólo recibió un gol) y le ganó a equipos como River, Vélez y el difícil Arsenal (también a Racing, camiseta pesada pero de frustrante actualidad), todos dirigidos por técnicos de jerarquía, lo mismo que Boca, próximo rival del Bicho.
Desde hace años atraviesa una realidad que no merece por su rica historia. Fueron varios los golpes que recibió una de las mejores canteras de futbolistas del país. Se los asestaron las propias malas administraciones y un perverso sistema ya estructural que pulverizó a los clubes (excepto River y Boca, los menos perdedores en el negocio del fútbol moderno) a partir del binomio llevado adelante por la sede de la calle Viamonte y el más poderoso conglomerado de medios y al cual los dirigentes de los clubes se entregaron casi placenteramente.
Lejos de la gloria de la década del `80, Argentinos se acomoda en el Clausura y sueña con volver a participar de certámenes internacionales. La buena campaña del conjunto ahora dirigido por Ricardo Caruso Lombardi le da a los de La Paternal el sustento para ilusionarse con una campaña que le haga olvidarse de los dos descensos de los últimos 10 años, de la pesadilla constante del promedio y así volver a codearse con los más grandes.
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