miércoles, 6 de diciembre de 2006

Casi Pincha

Sabe que es ser campeón. En 1967 cortó el monopolio de consagraciones de River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo para disfrutar el dulce sabor de gritar rojo (y blanco) de contento desde lo más alto. Incluso más: sus vueltas olímpicas también trascendieron los certámenes domésticos. Así fue tres veces consecutivas campeón de la Copa Libertadores de América antes de que los gigantes River y Boca conocieran la gloria continental.

Pero aquel magnífico y mítico Estudiantes de Osvaldo Zubeldía fue una excepción, un oasis en el desierto. Porque si bien son 14 los equipos que se consagraron en Primera División, más de 70 años de profesionalismo prueban que los campeonatos han sido para los poderos, quedando para los demás el consuelo de haber estado cerca de la hazaña. Se escribió entonces una historia paralela de campeones morales, inaugurada por Banfield en 1951.

Esta vez fue Boca, con quien nadie parece poder. Lo derrotó Belgrano el último fin de semana y River en el superclásico, pero en la carrera larga -o no tanto-, la de 19 fechas, el Xeneixe se impone. Se encamina entonces al primer tricampeonato de su historia. Superó las transición Basile-Lavolpe, con el cambio de filosofía y metodología de trabajo que ello implicaba. Con un equipo seguro y compacto, más Rodrigo Palacio y Fernando Gago, los dos mejores jugadores del medio local, el Boca del Loco, con su estilo, continuó en la senda ganadora del Boca del Coco.

Estudiantes dio pelea hasta donde pudo. Le costó encontrar su mejor versión en el arranque del campeonato, pero acumuló una histórica serie de triunfos al hilo para prolongar hasta la última fecha del Apertura la consagración del campeón. El Pincha contó prácticamente con el mismo plantel del que dispusieron Merlo y Burruchaga en temporadas anteriores; pero la llegada de Simeone, técnico de firmes y gratas ideas futbolísticas, y Verón, guía dentro de la cancha, hicieron que el conjunto platense lograra algo que pocos imaginaban antes de este torneo: que Boca tenga que esperar hasta la última fecha para dar la vuelta olímpica.

Las historias de campeones morales no corren para Estudiantes, porque conoció la gloria con trofeos y medallas concretas. Sin embargo, esta vez al León se le quedó atorado en la garganta un nuevo rugido, un nuevo título, muy probablemente mereciéndolo. El pasado de Estudiantes no permite hablar de premios consuelo, pero este equipo deberá quedarse muy tranquilo con lo hecho, su gente se lo reconoce y el rival que lo relegó es nada menos que Boca, de gigante historia y enorme presente.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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