martes, 9 de mayo de 2006

Enemigo interno

Por cantidad y calidad de jugadores, que hacen de Argentina una potencia mundial en el orden futbolístico, las oportunidades no suelen ser demasiadas con la casaca albiceleste. Entonces, un conjunto de factores deben alinearse idealmente para ganarse un lugar en el seleccionado. Los futbolistas procuran así eliminar trabas que puedan atentar contra su mejor rendimiento a la hora de mostrar sus cualidades en un campo de juego.

Sin embargo, hay casos en los que el impedimento para concretar el sueño celeste y blanco está en la propia casa. Como muestras valen los casos de dos jugadores que supieron tener fundadas aspiraciones mundialistas: Daniel Bilos y Oscar Ustari. Sabido era como esperaba el lungo mediocampista una convocatoria de Pekerman, pero cuando esta llegó Boca no lo cedió para el primer partido de aquella gira ante Inglaterra y recién le permitió sumarse a la selección un día antes del partido contra el muy discreto representativo de Qatar. Por el lado del arquero, el cuerpo técnico del seleccionado había establecido un plan de trabajo específico para que Abbondanzieri y él se entrenasen tres veces por semana en el predio de la AFA en Ezeiza, pero un cortocircuito entre los médicos de la selección y de Independiente tuvo como principal perjudicado a Ustari.

Es común escuchar que muchas veces los jugadores quedan como rehenes de tirones entre sus equipos y el seleccionado. Lo cierto es que los futbolistas deben manifestar sus prioridades, ya sea remarcando su interés de priorizar a la selección, como muchas veces lo hizo Diego Simeone, o sincerando su preferencia por cumplir de la mejor manera en su club, como en su momento manifestó Fernando Redondo. Dependerá de ellos dejar de ser convidados de piedra en cuestiones que los tienen como protagonistas.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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