martes, 8 de mayo de 2012

La valiente cruzada que Cantero emprendió en soledad

Javier Cantero libra una batalla contracultural en el infectado fútbol argentino. El presidente de Independiente está decidido a extirpar a la barrabrava enquistada en el club de Avellaneda, mientras que en las últimas décadas los dirigentes les dieron a los violentos vía libre, en el mejor de los casos; cuando no los financiaron y los usaron como guardia pretoriana contra los socios disconformes.

Desde que asumió la conducción de la institución, en diciembre del año pasado, tuvo que lidiar con un club arruinado económicamente, con una deuda tan grande como su gloriosa historia. Por esa circunstancia denunció ante la Justicia a su antecesor, Julio Comparada. La relación del empresario con la barra del Rojo era muy fluida y les habilitó varios negocios. Seguramente por esto se dedicaron siempre, y fundamentalmente en el período preelectoral, a apretar a los que  cada partido en el inconcluso estadio Libertadores de América reprobaban su gestión.

Esa misma gente es la que ahora acompaña la lucha de Cantero. En el partido ante Banfield, la barrabrava estuvo ausente –derecho de admisión mediante-, pero mantuvo vacío el centro de la tribuna, lugar usurpado hace años. Acordonaron ese sector con banderas y colocaron una fila de bombos, cada uno con una letra, para formar el lema “Somos nosotros”, que es el slogan de esta asociación ilícita. Además colgaron una serie de pasacalles en el alambrado para anunciar que con esta Comisión Directiva no habría más “fiesta”. Pero la gente del Rojo, los hinchas auténticos, los que disfrutan y sufren por puro y genuino sentimiento, vibraron y celebran con el triunfo del equipo del Cristian Díaz.

Una semana más tarde, antes del partido contra Arsenal la gente de Independiente había colmados sus localidades y cantaba a favor de su equipo y en contra de los barras. Hasta que un grupo de estos entró en la tribuna ubicada detrás del arco y obligó a despejar el sector central, que volvió a quedar vacío. Luego de la lluvia de piedras con las que desde afuera del estadio de Sarandí los violentos atacaron al público, la segunda línea de la barra ingresó y ocupó su lugar habitual sin encontrar eco en el público a sus cánticos. Durante años los hinchas legitimaron y encumbraron a los barras vitoreándolos; la gente del Rojo reparó ese error.

Pablo Álvarez, alias “Bebote”, es el líder de los violentos y fue el aglutinador de Hinchas Unidas Argentina, la cofradía de barras que viajó al Mundial con apoyo de gente cercana al Gobierno nacional. A través de su cuenta de Facebook se ha dedicado a amenazar al presidente del Independiente y adelantó que desatará una “guerra”.

Cantero se la jugó y puso el cuerpo solo, sin apoyo de dirigentes de otros clubes, de la AFA y de las autoridades competentes. En su iniciativa ninguno salió a respaldarlo públicamente con firmeza. Porque si los barras tienen la capacidad que han acumulado es gracias a sus vínculos con dirigentes, fuerzas de seguridad, políticos y hombres de la Justicia.

Su insistencia, el apoyo de muchos hinchas y la gran repercusión en los medios generaron entonces un fuerte movimiento. Así, ayer por la noche se reunió con el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manuel Abal Medina, y manifestó sentir “un fuerte respaldo del Gobierno”. También recibió el apoyo de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. Además estuvo con Julio Humberto Grondona y aseguró haberlo visto “enojado como nunca” ante esta situación y habrá “un antes y después”.

Todas las anteriores promesas de liberar los clubes y los estadios de las barrabravas fueron incumplidas. Javier Cantero lleva adelante una cruzada sin concesiones; si quienes deben acompañarlo obran del mismo modo, el fútbol argentino logrará liberar definitivamente de uno de sus máximos flagelos.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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