martes, 17 de febrero de 2009

Otra nota positiva para la selección

Creció el juego, apareció el sentido colectivo y se recuperó la mística. Es mucho lo que se avanzó, aunque todavía queden varios aspectos por mejorar, y por eso la selección despierta entusiasmo. Lo hecho por el conjunto nacional para derrotar a Francia 2 a 0 en Marsella (ciudad en la que el seleccionado galo nunca había caído) no lo convierte en el mejor del mundo, pero sí marca una clara contraposición respecto del proceso precedente. En apenas dos partidos, este ante los franceses y el anterior ante Escocia, Diego Armando Maradona le cambió la cara a la selección.

Alfio Basile, tras renunciar a su cargo, se refirió a la falta de compromiso de los jugadores. Las actuaciones del combinado albiceleste bajo su conducción dejaron la sensación, es cierto, de que los futbolistas no estaban consustanciados y la entrega era parcial. Ocurre que esa era la línea que bajaba desde un cuerpo técnico que nunca mostró apego al trabajo necesario para conducir a uno de los seleccionados más importantes del mundo. El vínculo entre el plantel y el Coco estaba roto, por eso uno de los primeros objetivos que se propuso Maradona fue restablecer ese esencial puente entre dirigidos y entrenador.

Con los mismos jugadores que elegía Basile, más el único agregado de Emiliano Papa, lateral izquierdo del medio local, Diego logró claramente una prestación superior. Dispuesto a entregar todo de sí, como en sus épocas de jugador, se puso a trabajar con intensidad desde el primer día. Sabedor de las limitaciones temporales para disponer de los futbolistas y realizar trabajos de campo, no perdió tiempo y se fue a Europa para ver en acción a sus dirigidos y dialogar con ellos sobre su idea de juego. Ya en su presentación había expuesto una fuerte declaración de principios al asegurar que su selección no jugaría amistosos sino partidos internacionales. Haber regado las canchas con sangre, sudor y lágrimas vestido con la casaca albiceleste obliga a sus dirigidos a dar lo mejor de sí, lo cual surge espontáneamente por el reverencial respecto, la gigantesca admiración y la idolatría desde la niñez que le profesan.

Ante Francia, la sociedad integrada por Javier Mascherano y Fernando Gago demostró nuevamente que es el epicentro del equipo, el equilibro perfecto entre marca y juego, para ser el eje del esquema defensivo, fundamentalmente a partir del capitán, y el inicio de los ataques, principalmente desde la prolijidad del hombre del Real Madrid. Por su parte, Lionel Messi, sin dudas en el podio de los talentos individuales a nivel mundial, demostró que con la pelota en los pies tiene una repentización, una velocidad y un desequilibrio que lo convierten en un arma letal. El desafío de Maradona será lograr que La Pulga dé en la selección lo mismo que en el Barcelona. Entonces, tras haber asegurado que el rosarino deberá jugar como atacante deberá definir quien será el centrodelantero, si Sergio Agüero o Carlos Tevez, o alguien de menor cartel pero con más estereotipo del clásico número 9, como Diego Milito, Germán Denis o Fernando Cavenaghi. Además, deberá resolver cómo incluirá a Juan Román Riquelme -o el enganche que pretenda-, ya que en los dos partidos que dirigió jugó con el actual esquema 4-4-2; probablemente opte por una defensa de tres hombres (¿Burdisso-Demichelis-Heinze?).

Los cortocircuitos en cuanto a la conformación de su cuerpo técnico, con la negativa de la AFA para que Oscar Ruggeri sea su principal colaborador, tal cual era su pedido, y que quien continúe en esa función sea Alejandro Mancusso, amigo de Maradona pero no entrenador –con las críticas que esto puede generar- lo preocuparon y ocuparon sin distraerlo de sus tareas como entrenador. Se trata de un contratiempo que hasta ahora ha sabido manejar con mucha altura.

Francia no es el mismo equipo que fue finalista del Mundial de Alemania, ha sufrido el recambio generacional y los cuestionamientos a su entrenador, Raymond Domenech. Por esto hubo quienes le bajaron la cotización al triunfo marsellés. Pero lo cierto es que se hace difícil encontrar hoy cuál es el seleccionado que sirva de medida. En esta reciente fecha FIFA, Alemania perdió con Dinamarca en Düsseldorf e Italia cayó 2 a 0 con Brasil, pese a lo cual el conjunto dirigido por Dunga se apoya actualmente más en el peso histórico de su camiseta que en su realidad futbolística. Tal vez quien se encuentra al tope sea España, ganador de la última Eurocopa, vencedor de Inglaterra en su última presentación y portador de un récord de 29 partidos invicto.

De la mano de Maradona, Argentina recuperó terreno y buscará afianzar este crecimiento en sus próximos encuentros, que serán ante Venezuela, en Buenos Aires, y ante Bolivia, en La Paz; ambos por las Eliminatorias. A poco más de 15 meses de la Copa del Mundo, una mirada hacia el pasado reciente del conjunto nacional y una observación de su actualidad exponen un contrapunto que alimenta la ilusión de cara al futuro.
(Foto: Abc.es)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

2 comentarios:

Fernando Salceda dijo...

No pude ver el partido, por lo que no puedo opinar sobre el juego de la Selección.
Sí puedo decir que la conducción de Diego da muestras constantes de criterio y compromiso, aspectos sobre los que más dudas tenía. Todavía no hay elementos suficientes para hacer una evaluación definitiva, pero es alentador ver el cariz que tiene tu gestión.
Para el final, una pequeña observación. Aunque entiendo a qué refiere el término, sería bueno que el periodismo deportivo en general revea el uso del término "mística". Después de haber consultado a la RAE, si yo fuese técnico o jugador haría todo lo posible para que mi equipo no la tuviese.

Gran abrazo.

Patricio Insua dijo...

Fernando, muchas gracias por tu aporte. Es cierto que muchas veces se utilizan palabras o frases instaladas sin conocer su real significado. No creo escapar a esto. Sin embargo, revisé en la RAE las acepciones de “mística”; la tercera dice: “Experiencia de lo divino.” Entonces busqué “experiencia”, y en su cuarta acepción leí: “Circunstancia o acontecimiento vivido, y “divino”, dónde encontré la referencia: “Muy excelente, extraordinariamente primoroso”.
Entonces, recuperar la mística sería reeditar un acontecimiento vivido que fue excelente. Sin ánimo de llevar agua para mi molino (me consta que tenés una utilización de nuestra lengua muy superior a la mía), creo que no estaría mal hablar de mística en referencia a un pasado que fue glorioso. Aunque tal vez me equivoqué y mi interpretación no es correcta.