lunes, 9 de febrero de 2009

Crisis juvenil

El seleccionado argentino Sub 20 tuvo un mal desempeño en el Sudamericano disputado en Venezuela y no consiguió los resultados necesarios para ubicarse entre los cuatro primeros del hexagonal final, por lo que quedó marginado del Mundial que se disputará en Egipto. Así, el campeón de Holanda 2005 y Canadá 2007, el país que monopolizó la categoría al quedarse con cinco de las últimas siete Copas del Mundo, la selección que más veces en la historia ganó el certamen, estará ausente. El bajo rendimiento de los jugadores y el desacople colectivo explican en buena medida el fracaso, aunque la mayor parte está en la conducción técnica y en quien la designó.

No se trata de hacer leña del árbol caído y fustigar a Sergio Bastista, pero desde este mismo espacio me permití cuestionar, un año atrás, la designación del Checho para el cargo. De muy discreto paso como DT en Primera División, sin experiencia con juveniles y lejos de ocupar un lugar en el cuadro de honor de los futbolistas argentinos más destacados, muy difícil se hacía entender el porqué de su elección. Cuando Julio Grondona, amo y señor del fútbol argentino, se hartó de Hugo Tocalli, parte sustancial del proceso más exitoso en la historia mundial del fútbol juvenil, lo corrió con su habitual despotismo para colocar en su lugar al campeón del mundo en México 86.

En Venezuela, Argentina ganó apenas uno de los nueve partidos que disputó, ante Perú en la fase de grupos. El resto fue empate ante Venezuela, Colombia y Ecuador, también en la primera etapa del certamen, y luego, ya en el hexagonal final, dos igualdades más, ante Paraguay y Venezuela, y caída ante Brasil, Uruguay y Colombia. Sin dudas a Batista se le hará muy difícil explicar los motivos de tan bajo rendimiento. Rápido para eludir culpas, le apuntó a sus dirigidos: "Hicimos las cosas mal. Dentro del campo nos faltaron muchas cosas necesarias para jugar un certamen duro como es un Sudamericano. No se tomó como había que tomarlo. Estoy caliente, porque la Argentina tenía los jugadores para ganar el torneo. No sé si faltó fibra, sólo pienso que no nos salieron las cosas".

No les falta razón a quienes relativicen esta desventura, al recordar que los peores años de los seleccionados juveniles, en cuanto a sus logros, fue en los 80´ y principios de los 90´, período en el cual Argentina fue campeón en México y finalista en Italia. Ocurre que en los últimos años, el seleccionado juvenil tuvo importantísimas conquistas en los cuales brillaron jugadores que después constituyeron un muy buen aporte para la mayor, lo cual generó una expectativa creciente.

Antes de que Diego Maradona fuese nombrado entrenador del seleccionado, habían existido rumores que indicaban que algunos dirigentes de peso en la AFA preferían a Batista. Entonces, un influyente sector de la prensa alegó, poco más tarde, que lo mejor era que el Checho se quedase en los juveniles, ya que aseguraban allí estaba realizando una gran tarea. Más aún, se jactaban de coincidir en este diagnóstico con la mayoría de los integrantes del Comité Ejecutivo. Se trataba de un análisis a todas luces endeble, ya que Batista apenas había disputado un puñado de amistosos con el seleccionado de menores de 20 años (porque el seleccionado olímpico que dirigió para lograr el oro en Beijing de ninguna manera puede considerarse un combinado juvenil), con lo cual era imposible ponderar su labor.

Batista no pudo contar con todos los jugadores que hubiese querido. Huracán le negó a Javier Pastore, el Almería de España a Pablo Piatti y el Chelsea inglés a Mauro Di Santo. Además, se sumaron las lesiones de Mateo Musacchio, de River, e Ignacio Fideleff, de Newell´s. Las ausencias y las presencias configuraron un plantel que no contaba con la riqueza individual de los seleccionados juveniles de años atrás, pero que, sin dudas, disponía de los valores necesarios para posicionarse entre los cuatro mejores del ámbito sudamericano. El entrenador tiene una responsabilidad mayúscula en la decepción de no estar en el próximo Mundial, pero mayor todavía es la que le cabe a Grondona, quien lo ubicó en un lugar de privilegio pese a no contar con las calificaciones y los antecedentes necesarios.
(Foto: Prensalibre.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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