miércoles, 24 de diciembre de 2008

Otra vuelta, Boca

La más apasionante definición de los últimos años entregó el vigésimo tercer título local para Boca. Al igual que en las 19 fechas del campeonato, las tres del mini torneo de desempate lo vieron igualar en puntos con San Lorenzo y Tigre, pero dio la vuelta olímpica por diferencia de gol, de apenas un gol. El conjunto de Carlos Ischia fue un justo campeón, pero tal paridad hace que lo mismo se hubiese dicho si la gloria final era para los de Miguel Ángel Russo o Diego Cagna.

Los tres partidos para determinar al ganador del Apertura 08 no entregaron a un campeón notablemte superior a sus competidores. Boca superó con claridad a San Lorenzo 3 a 1, siendo el último gol, convertido por Cristian Chávez cuando el partido se terminaba, el que significaría la coronación. Tras el triunfo ante el Ciclón, Boca cayó derrotado ante Tigre 1 a 0, pero fue campeón porque en la primera fecha los de Victoria habían sido derrotados por San Lorenzo 2 a 1, resultado que no reflejó la evidente superioridad de los santos. Así, cada uno de los tres equipos que terminaron en la primera colocación sumaron en el desempate tres puntos, producto de una victoria y una derrota. Se trató de una continuidad en la lógica del campeonato, ya que al finalizar cada una de las últimas fechas el escenario se modifica y las chances de unos y otros crecían, desaparecían y volvían a aparecer.

No fue culpa de Boca la impresentable organización del certamen definitorio, disputándose, además, en arcaicos estadios que no permiten el ingreso de una ambulancia para socorrer a los protagonistas ante una situación de emergencia, como ocurrió con Juan Forlín. Así, no es difícil imaginar que la indisposición de un espectador implicaría para el infortunado quedar en las manos de Dios o la Divina Providencia. El fútbol argentino no solamente logra sobrevivir sino mantenerse competitivo pese a la imparable fuga de piernas y a esta estructura caótica producto de dirigentes incapaces -en el mejor de los casos- y de las injerencias del afín emporio mediático.

Campeón por diferencia de gol, tal vez el mayor mérito de Boca estuvo en haberse consagrado pese a los muchos contratiempos que tuvo. Casi no pudo contar con su delantera titular, por la rotura de ligamentos de Martín Palermo, goleador y referente, y la pubialgia de Rodrigo Palacio, la figura más desequilibrante. También por lesiones, solamente pudo disputar con su defensa ideal, integrada por Hugo Ibarra, Julio César Cáceres, Gabriel Paletta y Claudio Morel Rodríguez, apenas seis de los 21 partidos que disputó, obteniendo 16 de los 18 puntos en juego. Además, no ya por inconvenientes físicos sino por un conflicto que aún no salió a la luz, Mauricio Caranta dejó el arco y su lugar fue ocupado por el juvenil Javier García, quien en el segundo tiempo del definitorio encuentro ante Tigre fue reemplazado por el también debutante Josué Ayala, de 20 años, quien se hizo cargo de los tres palos en los minutos más dramáticos para Boca en todo el segundo semestre de 2008. La diatriba entre Juan Román Riquelme y el paraguayo Cáceres, cuando el equipo no estaba en su mejor versión, y la inesperada muerte del presidente Pedro Pompillo completaron los inconvenientes a los que el Xeneixe se sobrepuso para ser otra vez campeón.

La riquísima historia de Boca cierra con este título su década más gloriosa. En los 16 años previos a 1998, el club de la Ribera había celebrado apenas dos conquistas, una en el plano local y otra en el internacional, el Apertura 92 y la Supercopa 89. Pero en los últimos 10 años obtuvo la friolera de 18 títulos, 7 domésticos (Apertura y Clausura 1998, Apertura 2000, 2003 y 2005, Clausura 2006 y Apertura 2008) y 11 internacionales (Copa Libertadores 2000, 2001, 2005 y 2007, Copa Intercontinental 2000 y 2003, Copa Sudamericana 2004 y 2005 y Recopa Sudamericana 2005, 2006 y 2008).

Sin ser un campeón brillante y pese a no haber sido ostensiblemente superior a sus rivales directos, los merecimientos de la conquista no se pueden objetar. Contó en Sebastián Battaglia con el mejor jugador del campeonato, con la sabiduría de Riquelme y el muy buen aporte de los juveniles promovidos por Ischia, como Lucas Viatri, autor de 8 goles, y Nicolás Gaitán, protagonista de tantos decisivos. Boca agregó una nueva estrella a su escudo para darle todavía más brillo a su más gloriosa etapa.
(Foto: Inbobae.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

1 comentario:

Fernando Salceda dijo...

Por las razones que debatimos siempre en este espacio es que hace rato que nuestros torneos no me permiten definirlos como apasionantes.
Ni siquiera este, que pudo haberlo sido si no fuese porque la AFA hizo un muy fructífero esfuerzo por restarle toda transparencia a la resolución. Si iban a terminar definiendo por diferencia de goles y desempate olímpico, ¿por qué no aplicaron ese criterio después de la décima novena fecha? Esto sin mencionar las cuestiones de las que uno se entera y no tiene chance de demostrar, aunque íntimamente sabe ciertas.
Sueño con el día en el cual tengamos que hablar solamente de las cosas a las que te referís en un texto impecable como este. Pero no es cierto que todo pasa; él y ellos siguen ahí.

Gran abrazo.