martes, 18 de diciembre de 2007

Perder antes de jugar

La final del Mundial de Clubes organizado por la FIFA marcó la victoria sin atenuantes del Milan sobre Boca 4 a 2 en el imponente estadio de Yokohama. El conjunto italiano demostró en cancha lo que se sabía en la previa, que era más que este Boca que en último semestre nunca logró encontrar un rendimiento acorde al muy buen material del que dispuso. Si bien el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo disputó un buen primer tiempo, con presión y profundidad para preocupar mucho a su rival, el complemento estuvo dominado por la contundencia y el manejo preciso de las figuras del rossonero. Así, los de Carlo Ancelotti festejaron con merecimiento.

Pero las diferencias futbolísticas son una parte de la explicación para encontrar los motivos de la derrota del representativo sudamericano en el certamen intercontinental. Porque pese a las desigualdades de jerarquía entre Milan y Boca, fue la actitud de la propia dirigencia xeneixe la que obró de modo tal que el equipo se viera afectado antes de que comenzase a rodar la pelota en el frío nipón. Lo hizo cuando generó una situación muy lejana a lo ideal al poner en jaque al DT antes de viajar, al no incluir a Riquelme en la lista y al llevarlo de todos modos a Japón.

Todo lo que se puede hacer para debilitar a un equipo desde su conducción lo hizo el flamante presidente de Boca, Pedro Pompillo, en la víspera del desafío más importante en el segundo semestre de este 2007 al poner en duda la continuidad de Russo al frente del equipo. Rápido de reflejos, como siempre, Diego Maradona apareció entonces en una práctica del equipo en Casa Amarilla para brindarle su apoyo al cuerpo técnico encabezado por el ex jugador de Estudiantes de La Plata. Es cierto que desde su llegada desde Vélez, el técnico no logró armar un equipo sustentado en una identidad propia y tampoco acaparó la simpatía de los hinchas. Es imposible omitir que ganó la Copa Libertadores, pero en dicho torneo claramente fue mayor la influencia de un Juan Román Riquelme en un nivel altísimo que la suya como entrenador. Pese a todo, es indudable que Pompillo eligió el peor momento para tratar el tema del alejamiento o la renovación del contrato de Russo.

A propósito de Riquelme, la Comisión Directiva de Boca tuvo como máximo objetivo político desde julio la vuelta de JR, pese a lo cual no lo incluyó en la lista para el Mundial de Clubes. Tal vez se les pasó por estar muy abocados a la autorreferencial fiesta de despedida de Mauricio Macri. Un error gravísimo, que la dirigencia boquense buscó subsanar con el intento de derribar lo que ya estaba reglamentado. Lógica actitud de arrogancia, ya que en el fútbol argentino todo lo logra con este ímpetu del poderoso; pero en la FIFA, al menos esta vez, debió quedarse con las ganas de transgredir.

Pese a todo, Román viajó para estar con sus compañeros en Japón, una buena actitud del jugador, pero que se hizo contraproducente. Riquelme no formó parte del grupo en los últimos 6 meses, pero allí estaba, en Japón, llevándose todas las miradas y los flashes sin jugar, y esto terminó siendo un daño para el equipo, al asumirse disminuido por tener, pese a estar recién llegado, al que sentía su mejor hombre fuera de la cancha.

Boca, por su dirigencia, la misma que en gran medida ha logrado reducir un equipo sumamente popular a una elite de abonados, la misma que ahora con distinta cara se perpetra en el poder, la misma que pide para llegar a la presidencia del club que el aspirante sea millonario (atributo que, evidentemente, les parece el más importante), comenzó a perder el Mundial de Clubes antes de jugarlo.
(Foto: Bocajuniors.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

No hay comentarios: