lunes, 10 de diciembre de 2007

Arsenal y Lanús, campeones de distintos matices

Los grandes medios nacionales, en su mayoría, con mayúscula hipocresía, adornaron con estruendosas exclamaciones las consagraciones de Lanús y Arsenal, en el Torneo Apertura y la Copa Sudamericana respectivamente. Las pantallas de televisión, las tapas de los diarios y los parlantes de las radios felicitaban la gloria de los inesperados campeones del conurbano bonaerense. Indudable es que detrás de esos reconocimientos se esconde el deseo de tales multimedios de tener en la vereda triunfadora a los vendedores River y Boca. Para su alivio, los xeneixes -para mejor con Riquelme- se quedaron en la primera mitad del año con la Copa Libertadores, y ahora todo el establishment mediático procura que los santos marchen en fila para que su paso por Japón sea exitoso, aunque la sola presencia en el Mundial de Clubes ya provee material suficiente.

Lo cierto es que, si bien fueron analizados con los mismos parámetros, poco tienen que ver los logros de Lanús y Arsenal si se toman en cuenta qué caminos recorrico cada uno para llegar al éxito. Porque el Granate ganó contra todos los obstáculos y el Arse se consagró con todas las licencias. Porque poco puede tener en común el trabajo silencio y con mucho esfuerzo que se lleva adelante desde hace más de una década en Guidi y Arias con todos los beneficios de los que disponen los del Viaducto. Está, además, la diferencia de lo obtenido, porque el título de los de Cabrero es mucho más prestigioso.

Gustavo Alfaro es un gran técnico, uno de los mejores del medio argentino. Es, también, un hombre analítico, respetuoso y que jamás cae en exabrupto alguno. Logró armar un muy buen equipo apoyándose en jugadores sin gran cartel, pero varios de ellos de jerarquía y con muy buena experiencia (Calderón, Matellán, San Martín). Armó un plantel con una tremenda voluntad, una gran aprehensión al trabajo y que con inteligencia supo hacerse fuerte a partir de maximizar virtudes y esconder flaquezas. Todo esto lo hace un justo campeón de la Copa Sudamérica, porque fue el mejor equipo de certamen, con una campaña como visitante, fronteras afuera, tremenda.

Pero son muchas las preguntas sin respuesta, o que, en realidad, bien podrían ser respondidas todas con el mismo nombre y apellido. ¿Cómo hace Arsenal para pagar lo sueldos que paga?, ya que son muchos los jugadores que optan por ir a Sarandí y no a clubes con mucho mas cartel, gracias a las buenas cifras que se desembolsan en Sarandi, jamás con retraso, más bien con puntualidad suiza. ¿Cómo hizo Arsenal para que la FIFA le otorgue un subsidio para rehacer su estadio a nuevo y mejorar incluso las vías de ingreso al mismo? ¿Cómo logró que Coca Cola sea su sponsor? ¿Cómo consiguió ser el único club de los que ascendió en el último lustro que nunca estuvo ni cerca pelear por evitar la Promoción? ¿Cómo hizo para que en su primer campeonato en Primera sólo 4 jueces de línea los dirigieran en 13 de los 19 partidos?

En relación a los arbitrajes, aquellos que no se atrevan a afirmar que se los suele beneficiar, al menos tendrán que admitir que rara vez se lo perjudica. Por supuesto que esto último es lo que siempre debería ser, pero sabido es que lejos esta de ocurrir con los equipos más modestos. Arsenal es así una particular excepción. Un dato más sobre los arbitrajes: en sus primeras tres temporadas en la máxima categoría del fútbol argentino le expulsaron a 7 futbolistas. Sólo 7 tarjetas rojas en 114 partidos.

Sustentando en muchos años de crecimiento con una pulcritud dirigencial envidiable, poco puede tener en común el éxito de Lanús con el de Arsenal, apoyado en un Julio Humberto Grondona, presidente de AFA y “vicepresidente del mundo” (como a él le gusta decirlo), que ya sin ningún pudor hace y deshace a su antojo con el desparpajo absoluto del poder del que dispone, y así se da el gustazo de ver brillar a su criatura.
(Foto: Panactual.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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