martes, 30 de julio de 2013

Un paréntesis contracultural y una exigencia común


El fútbol argentino es un permanente aquí y ahora. En el mejor de los casos, la mirada llega a ser cortoplacista. "Cinco fechas más". "Hasta el final del torneo". No hay proyectos porque todo ciclo queda interrumpido con un puñado de resultados desfavorables. El formato de la competencia, con breves torneos de 19 fechas; la voracidad de los medios, con el imperativo del show y el impacto, y la impaciencia del hombre común, potenciada en su rol de hincha, impulsan la lógica del puro presente.

Sin embargo, Carlos Bianchi logró imponerse a ese mandato. El reconocimiento de la parcialidad zeneize ante el mejor técnico en la historia de la institución permitió la saludable burbuja. El primer semestre del año fue muy malo, pero su cargo no se puso en duda. El Virrey logró un paréntesis contracultural, un oasis en el fútbol argentino: paciencia.

La confianza en el entrenador de cara al torneo Inicial también se sostiene con fuertes contrataciones. El conjunto de la Ribera sumó a Daniel Díaz; zaguero al que había buscado en anteriores libros de pases; Fernando Gago, titular en la selección de Alejandro Sabella, y Emmanuel Gigliotti, goleador de la pasada temporada con la camiseta de Colón.

Es que en lo que respecta a adquisición de futbolistas, Bianchi y Boca no han sido excepción. Los técnicos de Primera División pretenden titulares, suplentes y posibles alternativas con recorrido en la categoría. Los DTs piden y los dirigentes hacen hasta lo indebido para complacerlos. Boca tiene sobreabundancia de jugadores para afrontar 19 partidos en algo más de cuatro meses.

Así, el fútbol de base se presenta como una obligación para los clubes. Las divisiones inferiores pierden sentido si ni siquiera logran promover al primer equipo un arquero suplente, que en el mejor de los casos podría ver acción en un par de encuentros durante toda la temporada.

Varias veces los juveniles han dado soluciones a sus equipos; sin embargo, se los utiliza como última alternativa, como sucedió el campeonato pasado con Argentinos Juniors. El Bicho evitó el descenso con varios chicos a los que antes no había dado lugar.

Los clubes deberían obligarse estatutariamente a que, como mínimo, la mitad de su plantel profesional esté conformada por futbolistas surgidos de su cantera. De esa manera, ganarían económicamente, potenciarían un gran valor como el sentido de pertenencia y formarían equipos, estructuras colectivas, con menor dificultad. 
(Foto: Telam.com.ar) 

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

No hay comentarios: