jueves, 1 de mayo de 2008

El poder devora la capacidad

La situación se repite. Una persona proba, de reconocida capacidad, con una carrera forjada desde la acumulación de méritos, es convocada para desempeñarse en la función pública. Pero lo que tendría que ser celebrado, contrariamente, invita a la preocupación por el porvenir de quien se entiende será fagocitado por las viciosas estructuras del poder. En esta situación se encuentra Horacio Elizondo por el proceder de la organización del fútbol argentino.

Actualmente, el ex árbitro mundialista encargado de dirigir el partido inaugural y la final de la última Copa del Mundo se desempeña al frente de la Dirección de Formación Arbitral. Desde su cargo, concluida la 12º fecha del torneo Clausura pidió que se parara a una serie de árbitros, entre ellos Gustavo Bassi por su mal desempeño en Racing-Tigre. Pero desde la AFA se le dio un cachetazo al doblar la apuesta: designar a Bassi para dirigir el superclásico.

El periodista de radio Continental Matías Canillán, pilar del equipo liderado por Víctor Hugo Morales, fue quien comenzó a dar a conocer públicamente la situación en la cual quedó encerrado Elizondo. Así se supo que se pretendía designar a Bassi para el choque entre los dos gigantes del fútbol argentino no por sus méritos, escasos por cierto, sino por la trivialidad de estar cerca del retiro. El lobby fue efectivo y el Colegio de Árbitros de la Asociación del Fútbol Argentino, a cargo del nunca árbitro Jorge Romo, le regaló a Bassi su primer y último Boca-River.

Lo cierto es que la herida asestada a Elizondo ya no tiene cura. Si da un paso al costado merecerá, como en otros casos, el elogio de la renuncia por abandonar un lugar desde el cual no puede modificar el status quo, pero quedará golpeado por el modo en el que se lo utilizó. Mientras que si se permanece en su cargo quedará desdibujado y perderá parte de su prestigio y credibilidad por aceptar los desatinos impuestos desde Viamonte 1366.

La AFA elige a Bassi antes que a Elizondo. La AFA elige a Romo antes que a Elizondo. La AFA elige todo lo que le permita fortalecer sus tentáculos antes que a personas como Elizondo. En su momento se lo convocó no por su capacidad, sino porque era útil, porque momentáneamente era un paraguas a los constantes problemas con los réferis. Ahora, cuando Elizondo pretende modificar las estructuras actuales, cuando busca romper para mejorar, entonces deja de ser una pieza refractaria de críticas para convertirse en una piedra en el zapato. La AFA no lo quiere a Elizondo, a fin de cuentas esto no deja de ser otro elogio más a su tarea.
(Foto: Infobae.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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