miércoles, 11 de abril de 2007

El peso de la estatua

Lo tuvieron, pero lo dejaron ir. Lo saben y eso hace imposible evitar los murmullos. No es difícil imaginar el sentimiento de los hinchas de Racing por haber dilapidado la oportunidad de tener a Diego Simeone como entrenador. Ven hoy en Estudiantes, muy probablemente el mejor equipo del fútbol argentino, la mano del Cholo como DT. Se trata de un conjunto con una mixtura casi perfecta entre la impronta de los jugadores y el orden táctico; un equipo que defiende con una concentración mayúscula y presiona como ninguno en la mitad de la cancha, una zona de rapidísima transición para poner la pelota en ataque, faceta del juego en la que tiene más diagonales que la propia ciudad de La Plata.

En lugar de quedarse con Simeone y lo que ya se vislumbraba sería como entrenador, con el valor agregado de una infancia académica, lo maltrataron anticipándole el retiro y usándolo como técnico descartable. Buscaron la jugada política más redituable al acudir a Carlos Reinaldo Merlo, alguien que a lo largo de toda su carrera como entrenador no se destacó ni por el juego de sus equipos ni por los resultados obtenidos. Fue campeón con Racing, es cierto, pero en un campeonato que la Academia tenía que ganar, por lo que también lo podría haber conseguido otro entrenador.

La versión de Merlo como gran DT existe sólo en el imaginario de los hinchas de Racing (ya se está borrando con estos resultados) y en la estatua. El haber sido el técnico del equipo que cortó con 36 años de sequía de títulos le da inmunidad, aunque la actualidad del equipo hace que comiencen a escuchen voces en contra del hombre con status de prócer en el Cilindro de Avellaneda. Es cierto que no puede hacer demasiado con un plantel que tiene solamente una figura de primera categoría en Maximiliano Moralez, un puñado de buenos jugadores y el resto de una medianía intrascendente. Pero no menos cierto es que el equipo es timorato, tácticamente descompensado (junto con Colón es el otro equipo que recibió goles en cada uno de los partidos que disputó), que ha perdido la confianza y en el cual los errores de Mostaza en el aprovechamiento del material del que dispone se hacen evidentes; prueba de esto es el caso de Cristian Pellerano, que llegó a Racing como uno de los mejores volantes centrales de Primera División y Merlo lo transformó en un insípido mediocampista por los laterales.

Del otro lado, la versión de Simeone como gran estratega y firme conductor se comprueba en la cancha, al ver jugar cada fin de semana al mejor equipo del fútbol argentino. Es el Cholo un entrenador de brillante presente y mayor futuro, que evidentemente supo asimilar la experiencia de los muchos muy buenos técnicos que lo dirigieron. La inteligencia que tuvo en su impresionante carrera como futbolista la expresa ahora desde los conceptos impartidos a sus dirigidos. Racing lo pudo tener, pero lo dejo ir. Peor aún, lo invitó a retirarse y acudió al peso de la estatua, peso que hoy lo está aplastando.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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