
El conjunto dirigido por Rodolfo Arruabarrena desnudó como nunca antes la improvisada organización del fútbol argentino. No había legislación sobre qué hacer si el campeón quedase además condenado por los promedios y la AFA debió colocar un parche a una fecha del final de la temporada. No es posible encontrar un sinsentido mayor que el de un equipo que logre el título y pierda la categoría.
Si los promedios no desaparecen después de este episodio, serán para siempre. Actúan a destiempo porque protegen cuando no deberían hacerlo y condenan con retroactividad. Tigre debió descender en la temporada 2009-2010 y de ningún modo lo merece este año, pero mantuvo su lugar hace dos años y ahora pena para no caerse del círculo privilegiado del fútbol argentino.
En caso que el Matador de Victoria consiga el título, lo habrá logrado con un merecimiento inobjetable; a lo largo de todo el torneo fue un equipo que arriesgó y mostró virtudes bajo la presión de tener que engrosar su promedio persiguiendo a todos desde la última posición. Si cae al Nacional B con el centro de campeón argentino será un desatino sin precedentes.
(Foto: Talam.com.ar)
Patricio Insua
patinsua@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario