martes, 10 de enero de 2012

Lionel Messi

Cada adjetivo que se coloque junto al nombre del mejor jugador del mundo resulta breve y redundante, porque en cada nueva temporada ha logrado superar lo hecho en la anterior. Año tras año, Lionel Messi incrementa su extraordinaria dimensión de futbolista de excepción. Así, empequeñece y agota elogios. Para mensurarlo se cae entonces en las eternas discusiones que implican establecer comparaciones con los grandes de otros tiempos. Pero ahí está, sentado en la mesa de Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona.

La FIFA, en sus fiestas de exhuberancia marketinera, lo reconoció por tercera vez consecutiva como el mejor del planeta entregándole el Balón de Oro. Los premios son apenas una excusa para dimensionarlo en alguna medida; llegan como consecuencia ineludible de un talento que encandila y renueva el asombro.

Con esa forma de hablar que hace parecer que nunca se fue de Rosario, compartió el galardón con Xavi, compañero de equipo y terna (el tercero en cuestión era Cristiano Ronaldo), y agradeció a sus compañeros del Barcelona y la selección. No fue la única mención al conjunto nacional en su fugaz paso por Zurich. Reconoció que Argentina no está en la elite y se ubica por detrás de varios seleccionados, pero que su desafío es ser campeón del mundo vestido de celeste y blanco.

La selección, salvo excepciones, vio hasta el momento al hermano menor de Lionel y no al verdadero Messi. No le cabe culpa, como sí a una estructura que no ha sabido aprovecharlo. Sin embargo sabe que se debe actuaciones en Argentina como las que cotidianamente produce en Barcelona. Seguramente pretende que el punto de partida sea el último partido de 2011 de la selección, cuando fue el elemento determinante, por juego, conducción y carácter, para que el conjunto de Alejandro Sabella se imponga 2-1 ante Colombia, en Barranquilla, por las Eliminatorias.

Messi marca una época con una actuación superlativa tras otra, con registros goleadores que parecen de tiempos remotos. Tímido, retraído y hasta parco ante la prensa, se expresa con un sinfín de recursos estilísticos en los campos de juego. La diferencia que estableció con los grandes jugadores de los últimos 20 años radica en los varios años de continuidad en un destaque colosal. Ubicado en un sitial de máximo privilegio, no se conforma y va por más. A la conquista de la historia.
(Foto: Lavozlibre.com - GTres)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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