jueves, 18 de marzo de 2010

Zárate, como un ultra

El pasado fin de semana, como es habitual, Mauro Zárate estuvo en el estadio Olímpico de Roma. Pero no lo hizo para defender los colores celeste y blanco de la Lazio, su club. Una sanción por acumulación de tarjetas amarillas le impedía enfrentar al Bari, por la 28° fecha de la liga italiana, y entonces acudió como espectador. Ocurre que no lo hizo como un hincha más, ni tampoco en la privilegiada ubicación de la que podría haber dispuesto en su calidad de astro del equipo, sino que se ubicó en la Curva Norte, junto a los ultras del conjunto romano y ensayó el saludo facista con el brazo derecho extendido.

La conducta del gran futbolista surgido en Vélez debe reprobarse. Repetir un gesto nefasto para la historia de la humanidad y mostrarse junto a intolerantes y peligrosas mentes de extrema derecha de entre las cuales las más moderadas sólo odian a los negros y los extranjeros merece una condena social.

Mauro Zárate es un joven millonario y un exitoso futbolista que difícilmente conozca de Benito Mussolini algo más su cara y alguna frase, por la reivindicación que hacen de su figura muchos hinchas del club para el que juega. Seguramente ignore las millones muertes que originó el fascismo y en nada sufra el legado que aún persiste en la Italia del siglo XXI. Si bien sería aún más grave que reivindique al dictador italiano a sabiendas de quién fue, el desconocimiento no lo guarece de la crítica que le cabe por la actitud que adoptó.

Las masas violentas que acompañan a los equipos obran ciertas veces como un atractivo especial para los futbolistas. En alguna oportunidad Luciano Figueroa y César de Delgado se mostraron en el centro de la violenta barra de Rosario Central y Fernando Cavenaghi se paró en un paravalanchas del Monumental junto a los bravos Borrachos del Tablón. Esta vez fue Mauro Zárate, quien prefirió ver a su equipo con un grupo de fascistas.
(Foto: Canchallena.com - Calcioblog.it)

Patricio Insua
Patinsua@gmail.com

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