martes, 12 de enero de 2010

Dos que se extrañarán mutuamente

Banfield había encontrado al futbolista ideal. Goleador y jugador de conjunto, los festejos y actuaciones de Santiago Silva tuvieron un valor sumamente determinante en la obtención del Apertura 2009, el primer título en el fútbol grande de la historia del club. A su vez, el uruguayo, después de mucho andar, había dado con su lugar en el Planeta Fútbol. Acogido desde su llegada muy bien por los hinchas y valorado por sus compañeros, sus aportes y la fuerte personalidad lo hicieron referente en poco tiempo. Vestido de verde y blanco apareció fulgurante en una dimensión que no había mostrado en sus anteriores pasos por las canchas argentinas, en Newell´s, Gimnasia y Vélez. Los caminos de Banfield y Silva se habían cruzado en una conjunción perfecta. Pero, inesperadamente, la relación se rompió al no llegar a un acuerdo para la renovación del vínculo contractual.

Banfield pierde sin Silva y Silva pierde sin Banfield. La competencia aún no comenzó, pero es de prever que se extrañarán mutuamente. Y en esa presunción de quién pierde más, la peor parte parecería llevarla el Tanque, que regresó a Vélez, un club que lo cedió anteriormente por no estar conforme con su rendimiento, en el cual los simpatizantes lejos están de tenerlo entre sus preferidos y en donde deberá pelear por un lugar con delanteros como su compatriota Hernán Rodrigo López, el rendidor Leandro Caruso, el idolatrado Rolando Zárate y el ascendente Jonathan Cristaldo. Así, no será extraño verlo sentado en el banco de suplentes.

La Comisión Directa del club de sur le había ofrecido comprar la mitad del pase por la cual tenía opción en U$S 1.250.000 y un contrato superior al millón de dólares. Esas cifras, en combinación con la garantía deportiva de seguir en un equipo hecho a su medida y con fuertes ambiciones, en el cual se sintió como en ninguno otro antes, y que en el semestre previo al Mundial le permitía apostar fuerte a ser parte de la delegación uruguaya en Sudáfrica parecían una oferta inmejorable. Y de hecho lo fue, porque no apreció ninguna otra y por eso debió reintegrarse al conjunto de Liniers.

Banfield se había mostrado muy interesado en retenerlo. Del otro lado no ocurrió lo mismo. O al menos queda la sensación de que la predisposición del club fue mayor que la del goleador. La excusa de Silva de no haber atendido los requerimiento de la dirigencia por estar con el celular apagado para desconectarse y descansar en las vacaciones fue una excusa burda. Además, el representante del jugador, Pablo Betancourt, pareció siempre perseguir un interés propio que no estaba en línea con los deseos de su representado.

La institución del sur del Gran Buenos Aires buscó proteger su estabilidad económica y el uruguayo procuró sacarle rédito al mejor año de su carrera. Las dos actitudes fueron lógicas; ambos buscaron su beneficio y cada cual sabe cómo cuidar su bolsillo. Pero al ver que los dos perdían, lo mejor hubiese sido trabajar para que desaparezcan las diferencias y así llegar en un acuerdo que implicase un beneficio mutuo.

El Taladro pretendía retenerlo y el goleador aseguró públicamente que se quería quedar. Pero el binomio perfecto que había existido entre Banfield y Silva se quebró. Tal vez separados de todos modos ambos sigan en la buena senda, pero de seguro sin el otro ninguno de los dos será el mismo.
(Foto: Infobae.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

No hay comentarios: