lunes, 21 de diciembre de 2009

Estudiantes arañó la gloria

La magnitud del dolor de una derrota deportiva difícilmente pueda ser cuantificada. Pretender establecer un parámetro de medición se vuelve una empresa inverosímil. Aún así, de seguro el modo en que Estudiantes cayó ante Barcelona en la final del Mundial de Clubes, disputado en Abu Dhabi, significó un durísimo golpe para el mundo pincharrata. Porque ninguna derrota cala más hondo que la que llega cuando se estuvo tan cerca de ganar. El gol de Pedro, a menos de cinco minutos del final del partido, fue un mazazo para el conjunto platense, y el tanto de Lionel Messi, a los 20 del tiempo suplementario, la estocada que mató el sueño de volver a ser campeón del mundo tras más de cuatro décadas.

Estudiantes tuvo en jaque al equipo que con el título obtenido ratificó su indiscutible condición de mejor del mundo. El talante del rival eleva todavía más su destacada actuación. Delante tenía una maquina, un conjunto que durante todo el año brilló como ninguno y ganó más que nadie; congenió un juego de precioso y preciso manejo, dinámico y vertical, para adjudicarse los seis certámenes que disputó: Liga Española, Champions League, Copa del Rey, Supercopa Europea, Supercopa Española y Mundial de Clubes. Mucho habrá que esperar para que se repita una cosecha semejante; si es que alguna vez ocurre.

Tras disputar un muy buen primer tiempo, jugado con inteligencia y gran disciplina táctica, el gol de cabeza de Mauro Boselli sobre el cierre de esa etapa inicial le dio una ventaja que Estudiantes se empeñaría en defender con todas sus fuerzas. Saber que no tenía con qué intercambiar golpe por golpe fue una muestra de su inteligencia. Así, los segundos 45 minutos fueron un constante ir del conjunto catalán ante los denodados esfuerzos del Pincha por alejar el peligro de su arco, delante del cual la pelota cruzó varias veces. Barcelona, sin perder la calma, impuso condiciones y obligó a su rival a resguardarse muy metido en su campo. Aguantó heroicamente el conjunto de Alejandro Sabella y cuando parecía que el máximo trofeo volaría a La Plata, a los 88 minutos de juego Pedro estableció la igualdad. Golpeado en su ánimo y desgastado físicamente, Estudiantes se hizo jirones en el alargue, sin dejar de dar pelea, aferrándose a la esperaza de llegar a la definición por penales. Pero nuevamente cerca del final, a 10 minutos del pitazo, Messi se filtró en el área a espaladas de Juan Sebastián Verón y Christian Cellay para poner, de pecho, el tanto de la victoria blaugrana.

La diferencia de poderío y presupuestaria entre un club y otro es sideral. Lo que percibe anualmente cualquiera de las estrellas del equipo europeo supera holgadamente el presupuesto íntegro de toda la institución platense. Sin embargo, todas esas diferencias se vieron reducidas en un encuentro en el cual el conjunto argentino dejó el alma y muy cerca estuvo de quedarse con toda la gloria.

Nada que reprocharse para Estudiantes. Guiado por Verón, de enorme sacrificio agregado a su clase sin igual, protegido por la entrega de Braña y Desábato, la búsqueda de Enzo Pérez y el empuje de Boselli todo el equipo estuvo a la altura del máximo acontecimiento, el que cerraba el calendario.

Pese a que no pudo coronarse con el título mundial, la campaña rojiblanca ha sido magnífica. Aquella sufrida clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores con el tanto de Ramón Lentini ante Sporting Cristal, de Perú, terminó con la conquista del mismo trofeo que el mítico equipo de Osvaldo Zubeldía había alcanzado tres veces consecutivas. Estudiantes cierra el año como subcampeón del mundo, detrás de una máquina perfecta como el Barcelona. No es poco. Vaya si no es poco, León.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

1 comentario:

Fernando Salceda dijo...

Lástima que habiendo arañado la gloria, Estudiantes haya decidido limarse la uñas en el entretiempo.

Un abrazo.