sábado, 29 de septiembre de 2007

Operativo clamor

Alfio Basile, entrenador de la selección argentina, se puso a la cabeza del movimiento para evitar el ostracismo futbolístico de Juan Román Riquelme. Detrás de él se encolumnan varios periodistas y un considerable número de hinchas. El ex número 10 de Boca hace 75 días que no juega, pero el entrenador lo llamó a integrar el equipo nacional.

Riquelme podría haber elegido jugar con continuidad en un equipo, pero optó por el dinero. El Villarreal deberá pagarle 9 millones de dólares por los próximos dos años de contrato; de haber resignado ese dinero, el club español le hubiese dado la libertad de acción para seguir su carera en Boca y firmar un contrato no tan suculento pero también millonario.

Basile debe entender que Riquelme optó por esta realidad. El entrenador argentino se aferra a un esquema táctico con un clásico enlace y para él es JR el único capaz de ocupar esa posición. La pereza táctica del DT a la hora de buscar variantes y afianzar esquemas de trabajo es la que mantiene a Riquelme en el equipo, pese a que el propio seleccionador dijo tras la derrota ante Noruega que para ser convocado debía estar en actividad. Y es lógico que así sea, ya que ningún jugador, por más jerarquía que tenga, puede integrar un seleccionado sin continuidad de juego. Si Villarreal puede prescindir de Riquelme sin que disminuya su potencialidad, harto claro está que la selección argentina puede seguir el mismo camino.

Empeñado en una idea futbolística que fue digna del aplauso en su primer período como entrenador nacional, Basile insiste en esa tesitura, pese a que la realidad táctica y organizativa del fútbol hoy la hace inviable.

Seguramente son Messi y Tevez los dos mejores talentos albicelestes. Junto con ellos, Mascherano debe ser la tercera pata del trinomio a partir del cual se arme el equipo argentino, sostenido por un sólido y aceitado esquema táctico. Las características de estos tres, sobre todo las de los dos atacantes, nada tienen que ver con las de Riquelme; y menos con un Román inactivo. Se sabe que Basile lo lleva con un rol de primera figura, como el eje del equipo, entonces se desprecia -y por tanto desaprovecha- la valía de las estrellas de Balcelona y Manchester United.

Argentina, con los jugadores de los que dispone, no puede permitirse que su equipo nazca a partir de un técnico con un libreto de otro tiempo y un futbolista colgando en un club español de segundo orden, por el que ningún equipo europeo se interesó con seriedad y que pocas chances tiene de llegar en plenitud al próximo Mundial. Sería bueno que Basile revea su modo de trabajo, con el que hasta aquí no logró dar forma a un equipo de alto vuelo.
(Foto: Universalfutbol.es)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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