
El amontonamiento de los 14 primeros equipos (de un total de 20) en apenas tres unidades de diferencia cuando ya se disputó la tercera parte de certamen, la flaqueza de los líderes al obtener menos del 62 por ciento de los puntos en juego y que uno de esos punteros sea un equipo que hace tres meses jugaba en segunda división y hoy está arriba con prácticamente el mismo equipo que jugaba en el ascenso, son claros indicadores para dar cuenta del bajo nivel de este torneo. Nobleza obliga, este último dato no pretende ser peyorativo con Tigre, equipo de gran historia y que bien merecido tiene este presente de alegría para su populosa hinchada.
Los de Victoria marcaron 5 goles en 7 partidos y de esa cantidad de encuentros perdieron dos; tan sólo eso necesitaron para llegar a la cima de la tabla de posiciones. Mérito de los dirigidos por Diego Cagna es compartir la punta con dos equipos que disponen de mucho mejor material, como Independiente y Boca, quienes también ya sufrieron dos derrotas cada uno.
Un fútbol local tan deslucido, una selección que genera más interrogantes que certezas, la pelota en domingo sólo reservada para River y Boca, los evidentes "favores" entre la AFA y los medios más opulentos, no hacen más que flagelar a un fútbol que mantiene su status gracias al inagotable surgimiento de talentos; estos son lo que logran, en su inocencia, que "todo pase".
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