miércoles, 11 de octubre de 2006

En busca del destino

No hace falta viajar tan atrás en el tiempo. Remontándose menos de un año atrás, es posible ver a Carlos Tévez y Javier Mascherano elevados a la categoría de ídolos absolutos de una de las más populosas torcidas brasileras. En aquel entonces, en medio del fragor y la algarabía por la conquista del Brasileirao, parecía que el calor del Corinthians nunca se apagaría para ellos. Desde su llegada al Timao, Carlitos se trasformó en el corazón del conjunto paulista, erigiéndose como figura y goleador del equipo que le entregó la casaca número 10 y el brazalete de capitán. Poco después de su llegada a la meca industrial de Sudamérica, quien arribó fue Mascherano para con su gran juego meterse a los fanáticos del Corinthians en el bolsillo tan rápido como el propio Tévez.

Separados por los colores que defendían en Argentina, poco tardaron en hacerse socios ideales dentro de la cancha y compinches casi inseparables fuera de ella. Su estadía en una de las ciudades más futboleras en el país de los pentacampeones del mundo se exhibía como ideal. Pero todo cambió tras el Mundial de Alemania. Con licencia extendida regresaron a un Corinthians otra vez protagonista, pero esta vez de la lucha por evitar el descenso. La misma hinchada que los adoró los sentenció culpables y la llegada como nuevo técnico de Emerson Leao, de sabido desprecio por los jugadores argentinos, fue el detonante de la explosión.

Tévez y Mascherano buscaron escapar cuanto antes de esa olla a presión. Lo importante era irse, el destino significaba una preocupación secundaria. Fue entonces cuando apareció con viva crudeza la situación real de ambos, inmersos en un complejo entramado. Kia Joorabchian, empresario de origen iraní y cara visible de la firma MSI que gerenció el Corinthians, los había introducido al llegar a Brasil dentro de la aceitada red de sus negocios. Los arrastró entonces al modesto West Ham inglés, en cuya compra se interesó para ser vecino del multimillonario dueño del Chelsea, el ruso Roman Abramovich, con quien tendría ciertos vínculos. Estas operaciones dan cuenta que los oscuros negocios del fútbol para nada tienen por centro a los países tercermundistas.

Cuando se le depositaron a Boca los más de 20 millones de dólares correspondientes al pase de Tévez, la justicia argentina y la brasilera (esta última en mayor medida) amagaron con tomar cartas en el asunto, pero poco duró el impulso de investigar una punta de los solapados y multimillonarios negocios del fútbol a nivel mundial. Mauricio Macri, presidente de Boca y hombre con fuertes aspiraciones políticas, adujo en aquel entonces que el club de la Ribera no tenía porqué fijarse en el origen del dinero.

Rehenes, Tévez y Mascherano pusieron su talento al servicio del West Ham, pero no alcanzó para elevar el nivel del conjunto de Upton Park. Lejos de contagiar al equipo con sus ganas, fue este el que les trasmitió su apatía. Incluso Alfio Basile, entrenador de la selección argentina, se mostró preocupado por cómo podía influir en el rendimiento de ambos jugadores su nuevo destino. Habrá que esperar para saber si los mismos mecanismos que los apresaron les dan la posibilidad de volver a aprovechar al máximo las mismas condiciones que los hicieron sobresalir.
(Foto: Newsimg.bbc.co.uk - AP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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