martes, 3 de octubre de 2006

Bigote sobre la Boca

Antes de firmar el contrato que lo trasformó en el sucesor del multicampeón Alfio Basile como entrenador de Boca, Ricardo La Volpe sabía que en su regreso al fútbol argentino luego de más de 20 años tenía mucho para perder y poco para ganar. El ex arquero de Banfield y San Lorenzo, que en el último mundial dirigió a la selección mexicana, llegó a un club que cuenta con el mejor plantel del fútbol argentino, muy firme institucionalmente, ganador de los últimos cinco torneos disputados y, además, recibió al equipo puntero en el Apertura. De ganarlo se dirá que recibió un conjunto que funcionaba solo, en velocidad crucero; pero si no hay nueva vuelta olímpica para el Xeineixe será señalado como el único culpable.

En este contexto, La Volpe, con su fuerte personalidad, llegó con la firmeza de sus convicciones futbolísticas y con un discurso enriquecedor para el medio local. Sin vueltas enfrenta los micrófonos para hablar de fútbol, de táctica y reconocer sus propias falencias y las del equipo, muchas veces con nombre y apellido. Las estructuras futbolísticas y el ideal de juego de técnicos como La Volpe requieren muchas e intensas horas de trabajo. En este punto el DT deberá luchar contra la idiosincrasia que en los últimos años, en general, ha forjado el futbolista argentino que se desarrolla en el medio local. Parecería que se los castiga al ensayar movimientos durante la semana, por eso apenas finalizan las prácticas huyen para disfrutar del mundillo vip en el que hoy viven los jugadores de elite, con boliches y restaurantes de moda, pulposa rubias y morochas, lujosos cero kilómetro, play satation, MP3, tapas de revistas (por supuesto que no sólo deportivas) y demás pompas de la fama. A esto se agrega que el plantel xeneixe trabajó hasta hace muy poco con un cuerpo técnico más flexible y menos exigente en la rutina de trabajo.

Se le objetará que no hacia falta tocar nada en un equipo que marcaba claras diferencias con el resto. Los cambios de La Volpe son paulatinos pero firmes. Es lógico que el entrenador aplique la idea de juego que cree mejor, la misma que lo hizo ser considerado un técnico de importantes credenciales, razón por la cual Boca se fijó en él. En el cambio de forma del equipo que recibió al que busca lograr es entendible que exista un período de nebulosa. Se trata de un técnico que deja marcas en el jugador que lo sabe aprovechar y escuchar; algo muy importante si se tiene en cuenta que tiene bajo sus ordenes a Rodrigo Palacio y Fernando Gago, quienes están llamados a convertirse en pilares de la selección nacional.

El último fin de semana ante Vélez se fue al vestuario para el entretiempo con una catarata de insultos de la platea que se ubica detrás de su banco de suplentes. En el vestuario serenó a sus jugadores, les dijo que los insultos serían para él, que ellos estén tranquilos y entonces les dio las indicaciones sobre qué debían hacer para remontar un partido que perdían por dos goles. El equipo salió con otro carácter y otro juego; además las muy buenas inclusiones de Maidana y Franzoia fortalecieron al equipo y le dieron orden y equilibrio para conseguir una épica victoria.

Ricardo La Volpe es un valor muy importante que ha llegado al fútbol argentino. En tiempos de show mediáticos y polémicas vacías y estériles, el técnico made in México tiene una clara idea de juego, busca plasmarla en la cancha con gran predisposición al trabajo y frente a los periodistas propone un diálogo que aporta al debate futbolero sin la ociosa mala costumbre de sólo llenar espacios. Si bien son los resultados los que gobiernan el fútbol, sería importante que se lo valore también en caso que los mismos no lo acompañen.
(Foto: Diario.com.mx)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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