martes, 23 de diciembre de 2014

Para perder había que llegar hasta Marruecos

San Lorenzo cayó ante el Real Madrid porque consiguió el mayor logro de su historia. Sin la conquista de la Copa Libertadores no hubiese podido ponerse cara a cara con uno de los clubes más poderosos del planeta y el más laureado de la historia. Con la conquista de la América futbolera, el Ciclón le puso este año fin a una propia historia de desavenencias con el máximo trofeo del ámbito sudamericano. La tristeza por la derrota en la final del Mundial de Clubes no empaña ese logro, y hace de 2014 un año histórico para la institución azulgrana.

El choque en el Gran Estadio de Marrakech, en Marruecos, enfrentó a dos equipos con una notable desigualdad. La diferencia es tan obvia en todos los aspectos que no hace falta detenerse a puntualizarla. Ocurre que a veces el fútbol sabe igualar lo que parece imposible de emparejar; sobre todo cuando se trata de un solo partido, sin ayer ni mañana. Sin embargo, esta vez no hubo una ruptura de status quo de la pelota y sucedió lo esperable con la victoria merengue.

Edgardo Bauza optó por un planteo basado en el tenor del rival: intentar anular al conjunto madrileño y apostar todo a un tiro certero. Con esa idea es cierto que San Lorenzo nunca estuvo cerca de ganar el partido; tanto como que el Real Madrid estuvo lejos de su mejor versión. Si los dirigidos por el italiano Carlo Ancelotti no estuvieron cómodos fue por una oposición esforzada. Fueron superiores, sí, pero sin brillo; fueron justos ganadores, sí, pero resolvieron el partido más con dos errores de San Lorenzo que con méritos propios. Si así se dieron las cosas es porque el partido que pensó el técnico rosarino mundialista en Italia 90 no fue desacertado.

Como suele suceder ante una elección como la de San Lorenzo, no faltaron las críticas y hasta la descalificación. Sobran grandes inversores y generosos mecenas con el dinero ajeno. San Lorenzo tenía que plantear un partido desde una inferioridad real. Salir a una disputa de ataque por ataque implicaba negar esa realidad. Algunos pueden considerar que jugar un partido así hubiese tenido a la victoria como una posibilidad más concreta. Otros, que se hubiese sufrido una derrota histórica. Todo lo que lo que no fue, lo que pudo haber sido, pertenece al incontrastable mudo de las suposiciones.

Entonces, para muchos, ante perder o perder, la mejor opción era arriesgar. Pero no se detienen en algo que va de suyo: Bauza no pensó un planteo agazapado para perder, sino para ganar. Entendió que la mejor receta para buscar la victoria era correr el riesgo de jugar más cerca de su arco que del otro, atrincherándose. Lo hizo desde la enorme diferencia real que hay entre ambos equipos. No le salió, lo que no quiere decir que la idea haya sido inapropiada.

Se cierra para San Lorenzo un año formidable, en el que fue campeón argentino y campeón de América. No pudo con el Real Madrid, ante el que lo enfrentó como corolario de un gran camino.
(Foto: AP)

Patricio Insua 
patinsua@hotmail.com

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