martes, 25 de marzo de 2014

Elogio de una idea II

La propuesta de Banfield es inédita en la actualidad del fútbol argentino, es la de un equipo que arriesga su resguardo en virtud de un ataque superpoblado. Vale detenerse en la contextura del conjunto que dirige Matías Jesús Almeyda en este que no es su mejor momento, cuando perdió el liderazgo en la Primera B Nacional y de los últimos siete partidos solamente ganó uno.

Un tridente de delanteros acompañado por un enlace y la llegada de los volantes hacen ancho y profundo el ataque del equipo sureño. Posicional más que aleatorio, su ofensiva se construye con dos extremos, un ariete, un enganche y proyecciones por los laterales. Banfield apabulla a partir de un adelantamiento en campo rival sin concesiones. Su ataque es también un arma defensiva, ya que obliga a los rivales a resguardarse con gran cantidad de gente y disminuyéndole así peso en ataque.

Ante los dos equipos con los que comparte la zona de ascenso, Banfield protagonizó partidos que son excepción en los campeonatos domésticos. No le fue bien, apenas sumó un punto y recibió ocho goles (marcó seis) en los encuentros frente a Independiente y Defensa y Justicia; se expuso por un afán ofensivo que por momentos hasta parece desmedido. En el encuentro frente al Rojo, el Taladro estuvo en desventaja dos veces; cualquier otro equipo se hubiese conformado con el 2 a 2 después de estar dos goles abajo y ni hablar con el 3 a 3 a los 47 minutos del segundo tiempo, pero en ambas ocasiones Banfield fue a buscar el triunfo; y cerca estuvo con un tiro de Ricardo Noir en el poste en la última jugada del encuentro.

Para el cotejo en el que recibía a Gimnasia de Jujuy, el equipo sureño no había podido disponer, por suspensiones, de Fabián Noguera y Nicolás Domingo. Para reemplazar al zaguero y su mediocampista más defensivo, Almeyda optó por un volante ofensivo y un delantero (Walter Erviti y Santiago Salcedo). Entonces retrasó a un delantero al mediocampo (Nicolás Bertolo) y a un volante a la defensa (Nicolás Tagliafico) para que su habitual esquema táctico 3-3-1-3 fuese a grandes tramos de ese encuentro un 2-3-1-4.

Convencido de su idea, Banfield la sostiene aún ante la adversidad. Sabe que los grandes logros implican arriesgar, y asumió una manera de arriesgar. Con elogios de afuera, con aplausos y también algún regaño de sus hinchas, el equipo de Almeyda destaca diferenciándose de la mayoría. Una identidad particular y productiva.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@hotmail.com

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