martes, 28 de mayo de 2013

Una cuestión de decisiones, no de tecnología


El clásico santafesino se jugará sin alma, al decir de Enrique Santos Discépolo en su célebre personaje “El Ñato”, de la película “El hincha” (1951). Es que los violentos antecedentes del fútbol argentino hicieron que Unión y Colón se enfrenten el domingo por la mañana y sin público. Por temor a nuevos incidentes, el Tatengue, ya descendido, recibirá al Sabalero en un estadio desnudo. Es una nueva derrota cultural. Un partido de alto interés para la capital provincial solamente encontrará como testigos a los trabajadores de prensa, más algunos dirigentes y privilegiados allegados. Esto sucede a cuatro fechas para el final del torneo, pese a que para el próximo certamen se anuncia un sistema que propiciará un fútbol en paz.

AFA Plus es el sistema biométrico de ingreso a los estadios que se implementará desde el torneo Inicial 2013 y por el cual todos los espectadores de partidos de Primera División estarán registrados en una base de datos. Previa lectura de las huellas dactilares en dispositivos digitales, el ingreso será por puertas giratorias con barrotes horizontales. Pero el moderno sistema podrá tener la misma pobre utilidad con que han resultado los molinetes y las cámaras de seguridad, también anunciados en su momento como soluciones definitivas.

Para que los estadios dejen de ser un lugar inhóspito para los que quieren vivir el fútbol como una entretenida pasión, como un sector de pertenencia cultural, es necesario que dirigentes, políticos, policías y jueces les corten completamente el grifo a los barras. No alcanza con que la cruzada la emprenda solamente un estamento, porque los barras encontrarán un salvoconducto en otro. Las barras encontraron su impunidad en esos poderes.  Los hinchas, que durante mucho tiempo los celebraron también deben hacer lo suyo, al igual que los futbolistas, que les han entregado sus mejores festejos y financiamiento.

La violencia es la consecuencia de la disputa por el botín. Las barras bravas manejan enormes cantidades de dinero, esquilman a los clubes. Los colores son la pantalla de un negocio tan oscuro como rentable. Si quienes ocupan puestos relevantes no toman decisiones acorde a sus responsabilidades, no habrá tecnología que alcance y aunque los estadios sean fortalezas amuralladas los indeseables seguirán ahí.
Foto: (Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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