martes, 9 de abril de 2013

El mayor dolor del Rojo y el gran culpable


No hay análisis sobre la situación de Independiente que en sus primeras líneas pueda prescindir de dos palabras, que son un nombre propio: Julio Comparada. Es imposible abordar el presente del Rojo sin partir de su pasado reciente. El expresidente entregó un club mucho más dañado que el que había recibido: incrementó la deuda económica, disminuyó el capital futbolístico, dejó un estadio peor que el anterior y financió con plata del Rojo a la barrabrava, su guardia pretoriana. Comparada obró a sus anchas porque quienes debieron controlarlo no cumplieron su función fiscalizadora.

Independiente tiene un estadio que le prometieron sería motivo de orgullo y hoy es una metáfora de su derrumbe. Comparada prometió el mejor escenario futbolístico de Latinoamérica, pero, en su estado actual, el Libertadores de América es uno de los peores de Primera División. Una obra eternamente inacabada. El predio de Villa Domínico, en el cual se entrena el plantel profesional, es otra muestra de las penurias rojas; un espacio de trabajo propio de un equipo del ascenso y no de una de las instituciones más grades de la historia del fútbol argentino, como lo es el Club Atlético Independiente.

La máxima responsabilidad de Javier Cantero habrá sido la de no haber podido enderezar el timón del Titanic. Es un mérito que se haya aferrado al mismo aún viendo el enorme iceberg que amenazaba concretamente con partirlo al medio. Vincular su cruzada contra las barras con el desenlace deportivo que se aproxima inexorable es de una canallesca perversidad.

Cantero cometió sus errores, Américo Rubén Gallego no fue a la zaga con los suyos en la conformación del equipo y los futbolistas no dieron la talla, pero nadie es tan responsable del mayor dolor deportivo que sufrirá Independiente en su historia como Julio Comparada.
(Foto: Lacalderadeldiablo.net)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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