martes, 26 de marzo de 2013

Un camino con destino seguro: Brasil 2014

La ocasión de gol que Lionel Messi no pudo concretar a seis minutos del final del partido  evidencia y sintetiza la particularidad que implica jugar en La Paz. En cualquier otro ámbito el rosarino hubiese elegido, de un universo que para él no tiene secretos, la definición más conveniente y certera. No encontró la opción que mejor se ajustaba y la ejecución fue defectuosa.

"Dudé un poquito y el arquero se me vino encima”, reconoció el mejor del mundo sobre la jugada en cuestión. En un artículo publicado en la previa del encuentro, Juan Pablo Sorín, el excapitán del seleccionado argentino, aseguró que los 3.650 metros de altura del estado Hernando Siles no sólo se sienten en las piernas, sino también en la toma de decisiones.

Argentina consiguió ante Bolivia un punto testimonial. Sumó en un sitio históricamente adverso y en el cual en su última visita había sufrido una de las peores derrotas de todos los tiempos. El empate no lo deja ni más cerca ni más lejos del Mundial, porque Argentina se sabe en Brasil 2014. Las matemáticas no afirman lo que el fútbol ya conoce.

Alejandro Sabella mostró, una vez más, su capacidad como estratega en esta nueva tanda de compromisos por Eliminatorias. Contemplando las especiales condiciones de La Paz y atento a la próxima escala, hizo ocho cambios respecto del equipo que había derrotado a Venezuela en el Monumental. Mantuvo a Sergio Romero, dueño del arco; Javier Mascherano, jugador sin par en su función, y Messi, el genio total. Sobre Gonzalo Higuín pesaba una suspensión y Ángel Di María (el mejor ante Bolivia, junto con Mascherano) volvió tras cumplir la suya. También elaboró otro esquema, pero sin relegar el alto poder de fuego que es la característica distintiva de su seleccionado.

Un viejo mandamiento del fútbol reza que lo equipos se arman desde atrás hacia adelante. Cierto es que las aspiraciones consagratorias quedan hipotecadas con una defensa endeble, pero el fútbol desconoce verdades absolutas. Sabella arma su equipo en torno al mejor jugador del mundo. Piensa, en cada circunstancia, quiénes son los mejores socios y cuál es el camino ideal para capitalizar de la mejor manera el genio de un futbolista colosal.

La Selección todavía debe afianzar aspectos colectivos, pero es un equipo reconocible, que marcha con un plan, que persigue una idea. Tiene un conductor idóneo afuera y un líder formidable adentro. Las propias virtudes, las del rival de turno, el trabajo y los imponderables harán lo suyo. Argentina crece en su juego y su ambición mundialista.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua

patinsua@gmail.com

1 comentario:

Unknown dijo...

Buen artículo, por otro lado me encanta saber que estamos a meses para el Mundial Brasil 2014 y eso me emociona mucho, me intriga saber qué pasará a lo largo de todo este evento, además la publicidad que está teniendo es muy atractiva.