martes, 3 de julio de 2012

Festejos impensados

El Monumental explotó en un grito unísono con las lágrimas y las enloquecidas carreras de los protagonistas. La algarabía hasta derivó en festejos en el Obelisco. Días más tarde, el pueblo azulgrana rebalsó su estadio con una colorida fiesta y una efervescente celebración posterior. El cierre de la temporada 2011-2012 dejó las postales de los festejos de River y San Lorenzo. Pero no fueron por haberse quedado con el Clausura o la Copa Libertadores. Muy por el contrario, el Millonario desgarró gargantas por el ascenso a la primera división y el Ciclón emocionó a los suyos a partir de la permanencia en el círculo privilegiado.

Hasta la última de las 38 fechas de la primera B nacional tuvo que penar River para volver a Primera. Impuso su peso específico y la jerarquía individual del plantel más rico de la categoría para compensar su colectivismo anémico. Lo despertó de la pesadilla que duró un año el triunfo frente a Almirante Brown y fue entonces cuando todo River reeditó festejos de verdadera gloria para el logro más pequeño de toda su historia.

Pero saberse otra vez en el lugar que le es propio no trajo paz en Núñez. Daniel Passarella, Matías Almeyda, Chori Domínguez y Fernando Cavenaghi concitaron la atención mediática por la salida del club de los dos futbolistas. El presidente, el entrenador y los dos emblemáticos jugadores protagonizaron una historia sin buenos y repleta de medias verdades. Entre miserias y con River de rehén, también tuvo un actor con un apellido dorado en la historia riverplatense: Sívori. Néstor, hijo del legendario y desaparecido Cabezón, es el representante de Domínguez y Cavenaghi.

San Lorenzo llegó a la última fecha de la temporada con el objetivo de pelear por la permanencia en una reválida. Estuvo a 60 minutos de irse al descenso directo; lo salvó la desastrosa campaña de Banfield. Conservó su lugar tras imponerse en la Promoción ante Instituto. En el partido de vuelta ante los cordobeses, el Nuevo Gasómetro lució con una euforia y una concurrencia como hacía mucho tiempo no se lo veía. El Ciclón, que supo de la penuria del descenso, celebró a rabiar no caerse de la primera división.

En el instante en que terminó el partido, la gente insultó a la Comisión Directiva liderada por Carlos Abdo. Vibró con el festejo que menos hubiese imaginado al iniciarse la temporada y luego condenó el proceder de amparar barras, romper con la institucionalidad, desproteger a Leonardo Madelón, no haber reparado los destrozos en una tribuna pasados dos meses del temporal que la daño y el desmanejo que colocó al club en una posición de absoluta vulnerabilidad.

Mientras River festejaba el ascenso a la primera división y San Lorenzo el hecho de haberse mantenido ahí, el cuadro surrealista del fútbol argentino lo completó la consagración de Arsenal de Sarandí, alzándose con el título del Clausura 2012. Un final de temporada con celebraciones particulares, impensadas en otros tiempos.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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