martes, 3 de abril de 2012

Imposición por convicción y juego

“La posición en la que puedo rendir mejor no existe en el equipo. O me adapto o no juego”.
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Algunas semanas antes del inicio del Apertura 2011, Walter Erviti había reconocido en una entrevista radial la necesidad de un cambio de hábito para exponer una versión mejorada respecto de la que había presentado en su primer campeonato en Boca. Para permutar murmullos por aplausos se impuso una reedición de su juego que debía nacer del convencimiento mental; no eludió su responsabilidad ni culpó a terceros, sino que se desafió a sí mismo.

El esquema para el mediocampo de Julio César Falcioni, a partir de la presencia de Juan Román Riquelme, contemplaba un clásico número cinco, dos volantes externos y un enlace. Sin un doble pivot central, módulo en el cual el marplatense se había convertido en uno de los mejores jugadores del país en Banfield, precisamente bajo las órdenes del propio Falcioni, asumió el desafío de reconvertirse. Tuvo entonces que volver a sector izquierdo de la mitad de la cancha, como en sus primeros pasos en el fútbol profesional, en San Lorenzo.

Recostado sobre el sector externo, como lugarteniente en la conducción de Riquelme primero y Christian Chávez después, multiplicando el sacrificio y con más goles que en el promedio de su carera, se convirtió en una pieza importante del campeón del Apertura 2011. Y la hinchada de Boca se lo reconoció.

Erviti forjó su camino en el club de la Ribera desde una fuerte convicción. No le preocupó el mal proceder que tuvo en su desprolija salida de Banfield y utilizó como combustible el mal primer campeonato en su llegada a Brandsen 805. Relegó el protagonismo que había tenido en el mejor momento del club sureño, pero se afianzó como un elemento relevante en el colectivismo xeneize.

Fue campeón en todos los equipos en los que jugó: San Lorenzo, Monterrey (México), Banfield y Boca. Además, en cada una de esas instituciones cosechó el reconocimiento de los hinchas. A los 31 años, Erviti se mueve con madurez y aplomo, con habilidad e inteligencia; lejos de los egos y compenetrado en el rol que forjó para afianzar la estructura del Boca de Falcioni que lidera el Clausura y se ilusiona con la Copa Libertadores.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

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